In love with the fuckboy

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Grayson.

—Tienes que estar tranquila ¿ok?

Kat le miraba como si estuviera a punto de decirle que su madre había muerto.

—Y que sepas que fue un accidente..., No ha sido tu culpa.

En sus cabezas, según le estaban ayudando a prepararse para recibir una noticia tan importante como la que teníamos por decirle.

Pero yo sabía que la estaban alterando más.
A Lena no le gustaba irse con rodeos. Le gustaba que le dijeran las cosas claras y sin preámbulos.
Ellos no la conocían tan bien como yo.

—Suficiente -Les pedí, haciendo que finalmente guardaran silencio.

Me acerqué a la camilla en la que Lena yacía acostada.
Me miraba acercándome, con el entrecejo fruncido y los ojos llorosos.

—¿Pueden dejarnos solos? -Dije al mismo tiempo que me sentaba junto a ella.

No los vi directamente; no quería quitarle la mirada de encima a Lena, y parecía que ella tampoco. Pero sabía que habían asentido.

Pasaron un par de segundos antes de que escucháramos la puerta abriéndose y cerrándose.

Me había estado controlando todo el tiempo que Kat e Ethan estaban con nosotros.
Incluso desde que llegué al hospital.

Me puse a llorar mientras acariciaba su mejilla. En todo este lapso, no había podido dejar de pensar en que la perdería para siempre.
Me negaba rotundamente a vivir en un mundo donde no estuviera ella.

—Perdóname por todo, Lena -Le rogué -He sido el más grande idiota contigo y de verdad lo siento.

Ahora era ella la que lloraba, empapando en lágrimas mis dedos, que aún estaban pegados a su piel.

Puso su mano sobre la mía.

No hablaba, pero podía ver en sus ojos que lo que estaba pasando entre nosotros también le dolía.
Y cómo no.
De no haberme comportado como un troglodita, ella no estaría acostada en una cama de hospital conectada a infinidad de máquinas y tubos.

¿Cómo pude dudar por un segundo en lo mucho que me amaba?

—Fui muy egoísta contigo..., No debí obligarte a nada, y mucho menos hacerte decidir entre quedarte o irte para siempre.

—Me lastimaste mucho, Grayson -Dijo de inmediato.

Asentí.

¿Qué más iba a decirle?

Ella ya se sabía de memoria mis promesas ofreciéndole un Grayson cambiado y mejorado.
Pero esta vez quería cumplirle.
Quería demostrarle que no tenía pensado volver a herirla jamás.

—Yo sé que sí -Me alejé ligeramente para darle la espalda y poderme limpiar el rostro -Y me siento como un imbécil por ello.

—¿Te das cuenta que no puedo estarte perdonando cada que se te ocurra cagarla?

Negué con la cabeza.
No podía culparla.
Si estuviera en su lugar, yo tampoco querría seguir terminando lastimado cada dos segundos.

—Entiendo que no quieras tener nada que ver conmigo..., Pero realmente no puedo estar un segundo más sin ti.

Giró su cabeza sobre la almohada hacia la derecha.
Sus manos estaban quietas sobre su estómago.
Sabía que estaba tranquila por esto. De estar nerviosa, estaría moviendo sus manos como loca.