CAPÍTULO 32

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POV NARRADOR

Tal cual como lo había dicho Bulma, al ver los primeros rayos de sol asomarse por el bello crepúsculo, rápidamente Vegeta juntó lo poco que tenía para devolverse a la casa de la ya mencionada chica.
Tomó la decisión de volver porque simplemente se dio cuenta que no podía seguir engañandose a sí mismo.
La amaba.
Si.
Asi de sencillo.
Jamás pensó que ese sentimiento al cual el llamaba "debilidad", tocaría su ser y su alma malvada.
Pero al pasar el tiempo y convivir con ella. No sólo quedó fascinado por la forma en la que la hacía suya sino también porque era una mujer difícil. No era para nada sumisa. Sabía como enfrentarse a él y viceversa. Se entendían a la perfección aunque ninguno de los dos lo supiera.
Fueron varias las noches en las que se despertaba en la madrugada simplemente para verla dormir y para acariciar su rostro o quitar los mechones azulados que caían en este.
¿Cuántas veces sus ojos azabaches no brillaron de tan solo verla cada mañana a su lado?
No se había dado cuenta.
Pero ya estaba enamorado.
Y si de algo podemos estar seguros es que cuando el amor toca tu puerta, simplemente no puedes evitar no abrirle y que se quede por mucho, mucho tiempo.
Obviamente, el orgulloso Vegeta jamás demostraría esa "debilidad"
Pero haría que ella lo supiese de manera incógnita, para poder tratar de recuperarla.

Emprendió vuelo hacia la gigantesca casa de Bulma y no tardó mucho cuando está estaba ya arreglada, lista para irse a su empresa.
Vestía un hermoso conjunto chic con un saco largo color celeste pastel y su bolso en una de sus manos.
A pesar de que estaba embarazada, a ella nunca se le hizo un problema vestirse. Ya que para la moda nunca había impedimento alguno.

Vegeta al ver a Bulma no sólo se quedó babeando porque se veía realmente hermosa

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Vegeta al ver a Bulma no sólo se quedó babeando porque se veía realmente hermosa. Sino también en su mente se repetía una palabra.

Idiota

Pues había perdido a lo más bello que pudo haber encontrado en todas su aventuras.

Bulma no se quedó atrás pues aún seguía amando con la misma intensidad al saya, pero debería olvidarlo si no quería que sus sentimientos y su corazón fueran destrozados nuevamente.
La chica con pasos seguros caminó hacia Vegeta, quien este también había avanzado un poco hacia la casa.

—La habitación está hecha. Es la misma así que como te dije. No tendrás pierde—dijo mirándolo fijamente.

—¿A donde vas?

—Amm.. A mi trabajo, ¿quizá?—dijo con sarcasmo.

—¿Vestida así?

—Si, ¿por qué, se me ve mal?—empezó a checarse por si el traje le había quedado algo más entallado de lo esperado.

—No, te vez...—no se atrevía, simplemente las palabras no podían salir de su boca—como siempre. Vulgar—respondió caminando hacia la casa y pasándo a la chica.

—¿Disculpa? ¿Vulgar?

—Si, lo que oíste. Serás madre. Deberías de vestir algo acorde a ello.

—Pues sabes yo...—iba comenzar a renegar. Pero solo sería volver a caer en su juego vil que ya muy bien conocía—olvídalo...me voy. Ahí hay comida—entró en el auto y ni siquiera dejó que el sayajin le respondiera cuando esta emprendió vuelo hacia la C.C

Por otro lado Vegeta estaba sorprendido, pues no le había contradecido como siempre y a decir verdad eso solo decía que ella ya no estaba interesada en el.
Y eso, por más que su orgullo de príncipe le quisiera impedir sentir; era más que obvio que le dolía.

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CORPORACIÓN CÁPSULA

Bulma había llegado a su empresa y se había dirigido hacia su oficina directamente. Los empleados la saludaban como era de costumbre y aunque estaba embarazada, seguía llevándose miradas envidiosas de muchas chicas que trabajaban en la compañía.
Al llegar a su lugar soltó un suspiro largo y profundo.

Simplemente no podía creer que Vegeta fuese así con ella. Después de todo lo que le había hecho y le pagaba con esas dura y frías palabras.
No quiso derramar más lágrimas de las que ya había derramado. De todas formas, lo que había entre ellos o bien lo que nunca hubo ahora ya menos se tenia.

CASA BRIEF

Vegeta después del incidente que había pasado con la chica, no dudó en instalarse de una vez por todas, y darse una merecida siesta de no más de una hora.
Al terminar, se dirigió a la ya desgastada cámara de gravedad. Seguía en pie, por supuesto, pero ahora por falta de uso estaba un poco desgastada y algo muy sucia. Camino por el jardín hasta llegar a ella y la observó atentamente mientras trataba de ordenar sus pensamientos.

—¿Joven y apuesto Vegeta?—pudo escuchar a la madre de la peliazul a lo lejos.

Este volteó por instinto y en el momento exacto la rubia dio un grito algo agudo y tumbó por la emoción el té que llevaba en manos. Corrió hasta estar a no más de un metro de distancia del príncipe, quien seguía algo aturdido por la inesperada reacción de la señora.

—¡No lo puedo creer, realmente eres tú!—gritó emocionada de nuevo.

—Tsk...—el sayajin se volteó ignorándola por completo.

—Yo sabía que tú y mi hermosa hija arreglarían sus diferencias y volverían a estar juntos—mencionó entusiasmada.

—Su hija y yo solo volvimos por el simple hecho de que espera un hijo mío. Simplemente eso—dijo seriamente a la par que su fría mirada observaba el cielo.

—Ya veo...—se acercó un poco más y miró atentamente la cara de Vegeta—mi hija lo sigue amando, joven.

Ante aquello el príncipe no pudo evitar voltear con un brillo de esperanza en sus ojos. La rubia sonrió ante ver aquello y se volteó un poco para volver a la casa.

—Solo...sigue intentándolo—lo miro sonriente—ahora si me disculpa iré a avisarle a mi esposo que usted está de vuelta. De seguro quiere una nueva cámara de gravedad. Esta por descuido y por ciertos accidentes que pasaron se descompuso. Pero mi marido podrá componerla y así de nuevo seguirá entrenando tan arduamente como lo ha hecho—juntó sus manos.

—Hmp...haga lo que quiera—de nuevo se volteó y cerró sus ojos mientras cruzaba sus brazos.

—Entonces me retiro joven y apuesto Vegeta. Si necesita algo me avisa.

—Oiga...

—¿Si?—volteó un tanto sorprendida.

—Gracias...

~ 6 horas después~

La peliazul después de haber terminado sus labores fue directamente a casa, pues estaba más cansada de lo común ahora con el embarazo. Y por restricciones estrictas de su ginecólogo debía descansar ahora más y ya no podía desvelarse.
Al llegar pudo observar que la máquina de gravedad tenía sus luces encendidas.
Sino mal recordaba aquello sólo era chatarra, pero como su curiosidad no daba para más, al bajar de su auto camino por el jardín para entrar a la cámara de gravedad.

—¿....?

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¡Hola!
Bueno linduras, tarde pero ya está aquí.
Espero que hayan disfrutado mucho del capituló y recuerden que si les gustó pueden comentar para que me sigan alentando.
Sin más que decir muy buenas noches y descansen hermosuras 😘

Trougth LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora