CAPÍTULO 33

621 47 8
                                    

—¿Papá?

Bulma se encontró a su padre arreglando uno de los motores de la máquina. Este al verla al inicio de la puerta rápidamente se acercó a ella y ayudó a que esta entrara.

—Hijita, ¿cómo estás?—sonrió.

—Amm...bien papa, ¿qué haces aquí?

—Oh, es que como volvió Vegeta, pues estoy arreglando esta chatarra. Me pase casi toda la tarde tratando de reconstruirla, pero finalmente llegue a la conclusión de que fabricaré otra y estaba sacando piezas importantes que me servirán para armar la otra.

—¿Vegeta te lo pidió?—preguntó molesta, pues parecía que el sayajin solo había vuelto para entrenar en la cámara de gravedad y no por su hijo.

—No, para nada. Más bien fue tu madre, en cuanto vio a Vegeta rápidamente me llamó y me dio la noticia.

—No te confundas papá. El solo volvió por el hijo que esperamos. No por algo más—se cruzó de brazos y miró algo triste hacia otro rincón de la cámara.

—Ya veo...—inhaló un poco más de su cigarrillo—pues entonces no te preocupes por Vegeta, hija. Ve por ti y por mi nieto.

Bulma asintió con su cabeza mientras sonrió levemente y ambos se retiraron de la desgastada máquina para ir a la casa donde ya los esperaba una cena bien servida.

—Bulmita, que bien que ya llegaste. La comida está servida, ¿te molestaría llamar al joven y apuesto Vegeta?—preguntó la señora entusiasmada.

—¿Y por qué debo yo de hacerlo? El y yo no somos nada—habló algo molesta.

—Bueno querida, eso a menos que tú quieras—dijo su madre mientras bebía un sorbo de té.

—¿Qué? Mamá, ¿de qué estás...?

—Yo iré, hija. No te preocupes—se ofreció su padre.

—No papá. Iré yo...—dijo rendida y ante eso la madre de Bulma solo se limitó a sonreír victoriosa.

Con pasos lentos la peliazul logró llegar hasta arriba con ayuda del ascensor y varios descansos. Al llegar a la puerta del príncipe, no pudo evitar ponerse nerviosa y que varios pensamientos del pasado volvieran a su mente.
Finalmente cuando decidió tocar la puerta, está se abrió de inmediato permitiendo ver a un Vegeta en toalla y con gotas recorriendo todo su cabello y abdomen.

—¿Bulma?—interrogó extrañado el sayajin mientras era observado por un rostro algo sonrojado. La chica solo carraspeó su garganta y puso un mechón de cabello detrás de su oreja.

—Yo...solo venía a decirte que la cena ya está s-servida—tartamudeó al final dejándole ver a Vegeta que estaba nerviosa. Este solo sonrió ladinamente y apoyó uno de sus musculosos brazos en una de las columnas de la puerta.

—¿Solo a eso viniste?

—Claro que si, así que ya me voy

La chica se giró para marcharse pero una de sus muñecas fue tomada por el sayajin y la obligó a devolverse. El príncipe se aprovechó un poco y la acorraló en una pared.

—¿Que diablos haces, Vegeta?

—Nada que tú no quieras— se acercó a su rostro y pasó una de sus manos por la cintura de esta.

—¿Nada que yo...? Mira no estoy para tus jueguitos. Vamos a comer y ya—volvió a intentar marcharse, pero Vegeta lo impidió por segunda vez.

—¿Jueguitos? ¿Te parece que soy una persona que le gusta andar jugando?

Trougth LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora