Capítulo 2

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Pasaron unas cuantas horas hasta que salió el sol, dando inicio a tan importante día. Kongpob despertó sintiéndose sumamente emocionado, por lo que casi de inmediato y como ya se había hecho costumbre, envió un mensaje de buenos días a su P'Arthit. Luego de hacerlo, se dio cuenta de que el chat que tenía con sus amigos estaba lleno de mensajes por lo que sucedería ese día, así que se unió a ellos y su entusiasmo. Iba a guardar su celular cuando obtuvo respuesta de su novio, quien le había enviado un sticker de carita feliz y otro con varios corazones, los cuales hicieron que sonriera muy enamorado.

Cuando bajó a la cocina, su madre preparaba el desayuno mientras su padre estaba sentado en la barra leyendo algo en su tablet.

—Buen día —saludó a ambos. Su madre se giró hacia él con los brazos abiertos y Kongpob fue a abrazarla.

En ese instante, una notificación de un nuevo mensaje a su celular se hizo escuchar desde el bolsillo de su pantalón. Pudo ver la mirada intranquila de su madre al verlo sacar su celular para responder, probablemente creía que sería la pareja de su hijo quien le estaba enviando mensajes tan de mañana.

—Son mis amigos —aclaró Kongpob, para después silenciar el chat y volver a abrazar a su madre—. No esté celosa, madre ... Usted es irremplazable.

Acto seguido, Kongpob le dio un beso en la mejilla y después ayudó a llevar el desayuno a la mesa.

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En una parte distinta de la ciudad, Arthit iba por la mitad de su vaso de leche rosa cuando terminó de peinarse. Faltaban 45 minutos para que la ceremonia empezara, así que tenía el tiempo contado para vestirse, para pasar a comprar un regalo y después ir directo a la universidad.

Abrió el armario, del cual sacó con cuidado el traje que usaría y lo revisó por si tenía alguna parte en la que debería usar la plancha. Con una sonrisa de satisfacción al ver que estaba impecable, lo dejó sobre la cama, se quitó la ropa que traía puesta y comenzó a colocárselo.

Arregló su camisa blanca dentro de su pantalón y desabrochó el primer botón mostrando un poco su pecho; por último, descolgó el saco del mismo tono y se lo puso. El traje estaba perfectamente enfundado en su cuerpo. Mirándose al espejo, pensó que el empleado que le atendió cuando lo compró tenía razón: se veía realmente bien. Se echó un poco de perfume y se revisó de nuevo en el espejo. Su mirada reflejaba nerviosismo, así que suspiró luchando por calmarse un poco. Después tomó sus llaves, su cartera y su teléfono para encaminarse fuera de su edificio.

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Conforme más se acercaba la hora, cada vez era más la gente que llegaba. Los compañeros de Kongpob y él ya se encontraban listos después de que el último ensayo terminara momentos antes, algunos ya se encontraron con sus familias y otros pocos estaban rodeados de regalos. Él, por su parte, estaba charlando con algunas de sus compañeras de grados más abajo, quienes se encuentran acercado para felicitarlo por adelantado. Pronto distinguió a lo lejos una silueta familiar, así que se disculpó con sus compañeras para ir a encontrar a su novio vestido con un impecable traje color azul.

—P'Arthit ... —llamó y éste se dio la vuelta para encontrarlo. Kongpob pensó que de frente se veía mucho más atractivo—. Te ves muy bien. Realmente bien ... —murmuró, acercándose más a él esbozando una sonrisa traviesa.

Sin embargo, al notar su cercanía, un nervioso Arthit retrocedió un paso.

—¡Kongpob! Compórtate, tu familia puede venir en cualquier momento.

El mayor miró intranquilo hacia todos lados, luego posó su mirada sobre su novio, quien vestía una toga de color negro con detalles en rojo oscuro. No podía negar que se veía muy bien.

I. SintoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora