El trayecto de regreso fue más corto que el de ida. Pronto, todos estuvieron diciéndose adiós para finalmente tomar caminos separados.
Kongpob había llamado un taxi que los llevara al apartamento que estaba compartiendo con Arthit, quien lucía todavía algo somnoliento incluso después de dormir durante todo el vuelo. Le sacudió suavemente por el hombro para espabilarlo antes de subir al taxi.
—Dormí mucho, ¿verdad? —preguntó Arthit cuando estuvieron dentro del auto de camino a su apartamento.
—¿Te sientes mejor ahora? —contestó Kongpob, tomando su mano la cual Arthit aceptó sin problemas.
—Sí, pero ¿tú no tienes sueño?
El menor negó con la cabeza mientras Arthit subía su mano para arreglarle el cabello que se había desordenado un poco con el viento.
—Descansé lo suficiente anoche, además tenerte a mi lado siempre me recarga de energía —dijo Kongpob, contento.
Arthit lo empujó ligeramente por el hombro.
—Nunca paras...
El otro joven soltó una risa silenciosa pero ya no contestó, en su lugar se dedicó a ver por la ventana lo que restó del trayecto, pero sin soltar la mano de su amado.
Cuando llegaron a su apartamento, lo primero que Arthit hizo luego de dejar las maletas al pie de la cama, fue estirar sus brazos y suspirar muy profundo.
—Por fin en casa.
Kongpob no pudo evitar ir a abrazarlo por la cintura cuando lo vio allí de pie en medio del cuarto con los brazos levantados. Apoyó la barbilla en el hombro de su pareja mientras observaba el familiar interior del apartamento de éste, todo estaba tal como lo habían dejado, lo cual le hacía sentir cierta nostalgia.
—Fue un viaje grandioso, ¿no lo crees?
Arthit se giró entre los brazos de su menor para quedar frente a frente.
—Fue genial. Gracias por ir conmigo.
—Gracias a ti por permitirme ir contigo, Arthit —le dijo con una sonrisa y acercó más sus rostros con la intención de robarle un corto beso en los labios.
El mayor notó la intención de su novio y le dejó seguir. Ya no era como antes que siempre le impedía todo, aunque fuera un beso pequeño. Y luego, dándose cuenta de que Arthit mantenía sus ojos cerrados incluso después de rozar sus labios delicadamente, Kongpob le robó otro beso más largo. Esos besos fueron como una recarga de energía para ambos.
—¿Quieres ir a comer? ¿Desempacar...? Aún nos quedan algunas horas de domingo —habló Kongpob, después de echar un vistazo a su reloj.
—Vamos a comer... ¿Qué te parece si yo invito? —propuso Arthit y subió sus manos hasta el cuello ajeno.
Kongpob asintió. El salir a comer juntos se escuchaba bastante bien, pues días antes no habían podido disfrutar de una comida tranquila los dos solos.
Caminaron abrazados durante todo el trayecto a uno de sus restaurantes habituales, donde tomaron asiento junto a la ventana y les tomaron la orden casi de inmediato. Mientras esperaban, ambos se tomaron la libertad de ver algunas cosas en su teléfono hasta que Kongpob de repente pareció recordar algo.
—Arthit... —llamó, deslizando un dedo sobre la pantalla de su celular—. Mi hermana me envió esto hace un rato, parece que Fon se adaptó muy bien a su nueva familia.
Le pasó el celular a su pareja. En la pantalla se mostraba una foto del pequeño gato color gris en brazos de su sobrina. Ambos parecían jugar muy felices, ajenos al hecho de que les habían sacado una foto.
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I. Sintonía
FanficHan pasado casi cuatro años desde que Kongpob y Arthit empezaron a salir. Durante ese tiempo, han tenido que enfrentarse a muchos obstáculos, pero el destino aún tiene más planes para ellos. - Primera parte de la serie Escala Danjon, libros basados...