Capítulo 9

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Kongpob despertó a eso de las seis y media de la mañana con el rostro durmiente de su novio dándole los buenos días. Le dio un beso en la frente antes de levantarse y procedió a arreglarse para salir. Si tenía éxito, el irse tan temprano le daría oportunidad de ir a su casa y sacar sus pertenencias sin toparse a su madre, quien no estaría rondando por la casa hasta pasado el mediodía.

Tomó su teléfono celular, el cual tenía muy poca carga y un montón de llamadas perdidas de su madre. Ignoró eso último y simplemente se echó el aparato al bolsillo.

—Arthit... Ya son las 7 —anunció, moviéndole un poco por el hombro—. No llegues tarde al trabajo... Regresaré en unas horas. Tu desayuno está listo en la mesa.

Era sólo un yogurt con cereal y un vaso de jugo, pero era algo. Volvió a besarlo, esta vez en la mejilla, y luego salió por la puerta.

Arthit había sentido el beso en la mejilla, pero no abrió los ojos hasta que escuchó la puerta cerrarse. Se estiró para tomar su teléfono y ver la hora, después se levantó con la intención de darse un baño. Cuando salió, vio que había comida en la mesa. Eso le hizo sonreír.

-

Kongpob llegó a su casa más rápido de lo que esperaba.

Se movió rápido por los pasillos, saludando a cuanto empleado se topaba quienes en su mayoría se veían un poco alterados esa mañana. Llegó a su habitación sin problemas.

Para su suerte, uno de ellos se ofreció a ayudarle a llevar sus cosas más esenciales desde su habitación hacia el auto, las cuales no eran muchas, pero que necesitaron dos viajes para llevarlas. Iban por el tercer viaje cuando se toparon a alguien inesperado por los pasillos.

—¡Kongpob!

El menor nunca se sintió tan aliviado de que fuera su padre quien lo descubriera cuando estaba intentando escabullirse fuera de la casa.

—Buen día, padre —saludó, acercándose al hombre—. Vine por algunas cosas, espero no haberlo interrumpido.

Al parecer su padre estaba tratando con alguien en su oficina, pero Kongpob no alcanzó a ver quién era.

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Arthit estaba en el comedor a la hora de su descanso. Terminaba su comida cuando sacó su celular para enviarle un mensaje a su novio.

¿Cómo te fue?

Mientras tecleaba, Cherry llegó a sentarse justo frente a él con un par de platos con comida.

—¿Tan temprano y ya hablando con el esposo? —habló Cherry con su singular alegría

Arthit dejó su teléfono en la mesa.

—Sí, esta mañana ya no pude hablar con él. Se fue temprano a su casa —respondió.

El mayor se tapó la boca para reír.

—Así que pasaron la noche juntos...

—¿De casualidad sabes cuándo nos dirá P'Durian los detalles del viaje? —Arthit intentó cambiar de tema. Sabía que Cherry también había sido un ganador del bono, al igual que él.

—Me parece que antes de la salida, pero no cambies de tema, Arthit... —le guiñó un ojo.

Empezando a sonrojarse, Arthit tomó su plato vacío y se levantó.

—Tengo trabajo por hacer, P'.

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Dio la casualidad de que apenas se despidió de su padre y éste se perdió de vista, Kongpob escuchó resonar la voz de su madre por el pasillo. La mujer, por lo general tranquila, aún sonaba bastante alterada porque su hijo no le respondía sus llamadas.

I. SintoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora