Taxista parlanchín

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Llevamos más de media hora esperando en la parada de autobús. Por aquí no pasa nada ni nadie. En realidad, el sitio daría mucho miedo si no fuese porque aún quedan algunos asistentes al concierto que, como nosotras, sopesan qué hacer visto que el servicio urbano no da señales de vida.

Amanda ha llamado a un taxi. ¡Menos mal! Es tarde, y lo único que quiero es llegar a casa, quitarme este maldito vestido que no deja de subirse a cada soplo de aire, y meterme en la cama a olvidar todo lo que he vivido hoy.

Subidas al taxi, el conductor parece que ha tragado lengua. ¡Qué forma de hablar, macho! Amanda y yo contestamos con monosílabos para no parecer maleducadas, no obstante, estoy a un paso de gritarle que cierre ese maldito agujero por donde llena de provisiones su peluda barriga.

Amanda me dice adiós frente a la puerta de su bloque de pisos. A mí me quedan aún unos cinco minutos más soportando al parlanchín que va sentado delante mío. Me cuenta que tiene una hija de mi edad y que siempre tiene miedo de que vuelva a casa sola. Que confía en su gremio, pero que conoce de la existencia de algunos "sinvergüenzas" que intentan maniobras raras con sus jóvenes clientes. "Es asqueroso", me grita mientras mira por el espejo retrovisor.

Llego a casa. Pago al taxista, le doy las gracias por todo, y veo cómo aquel coche blanco desaparece entre las motas blancas que dibuja en la oscuridad de la madrugada las farolas de la acera. Por primera vez en todo el día siento alivio. Alivio de no tener que seguir soportando los discursos moralistas de ese taxista de turno. Alivio de no tener que estar pendiente de que se me vea la ropa interior que llevo bajo el vestido. Alivio por no sentir espasmos nerviosos por Raúl. Raúl Mendes. ¿Podré seguir viéndolo como antes? ¡Pues claro, boba! Él no tiene culpa de que tú te hayas montado una película en tu cabeza. ¿Por qué soy tan imbécil? Me tiro en plancha sobre la cama. No me he desmaquillado ni desvestido. Me da igual. Caigo en los brazos de Morfeo en cero coma.

Cincuenta sombras de Mendes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora