-EL JUEGO DE LA HIPOCRESÍA-

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Si alguien era popular en el mundo de los negocios tenía que ser Neóno Ride, el típico magnate que volvía locas a todas las mujeres, ya fuera con su dinero o por su fabulosa forma de tratarlas en la cama, claro estaba solo por una noche

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Si alguien era popular en el mundo de los negocios tenía que ser Neóno Ride, el típico magnate que volvía locas a todas las mujeres, ya fuera con su dinero o por su fabulosa forma de tratarlas en la cama, claro estaba solo por una noche. Era gracioso que Emerick lo conociera de casi toda la vida y que jamás sospechara de él, siempre había sido un fiel amigo de la familia Krentz, pero particularmente de Maxwell. Y mientras más pasaba el tiempo más cabos sueltos había, y por ello se sentían tan observados, parecía que todos los contactos de su padre estaban ahí solamente para ser agentes dobles.

Cuando Emerick llegó al enorme edificio entre cerró los ojos, ¡había estado mil veces ahí! de cierta forma se sentía estúpido por no haberlo visto antes. Se ajustó su perfecto traje y recuperó esa seguridad que tanto le caracterizaba, con cada paso que daba hacía la entrada llamaba la atención de todas las señoritas que trabajan para su ahora enemigo, y no se les podía culpar, Emerick estaba en el Top hombres sexis y solteros de Londres, así que a esas alturas todas las mujeres lo asediaban. Al llegar a la recepción miró a las dos chicas que estaban claramente dispuestas para complacerle en lo que fuera que él les pidiera.

—Quiero ver a Neóno Ride— les indicó sacudiendo sus mangas y ambas señoritas se juntaron para verlo mejor.

—Yo le avisaré que está aquí señor Krentz. —le respondió mordiendo su labio y la otra chica suspiró.

—Gracias... — les sonrió un poco cansado por sus actitudes y prefirió enviar unos mensajes a sus mafias por celular.

—El señor Ride lo recibirá enseguida... ¿le acompaño?— le preguntó aún que pareciere más una proposición.

—No, gracias  conozco este edificio mejor que la palma de mi mano. — Guardó su celular y las miró. — señoritas...— y las dejó para dirigirse a los ascensores.

Aún podía recordar a la perfección todos los pisos de ese edificio, tranquilo mientras subía observó los botones y cuando la puerta se abrió había otra pequeña recepción, donde parecía que todo había cambiado desde la última vez que él había estado ahí. Las paredes ahora eran completamente blancas y por alguna razón sentía el ambiente hostil, y no solo porque se estaba metiendo a la boca del lobo, sino porque en cada esquina de la recepción había un protector de la realidad vestido con traje de soldado, de nuevo no les veía las caras por el casco, ninguno lo atacaba pero miraba atentos a su dirección, él no quiso hacer una estupidez y actuó como si no pasara nada, se dirigió a recepción y la persona que atendía era una de ellos con el mismo uniforme.

—Mi nombre es Emerick Krentz, el señor Ride me espera. — le comunicó tranquilo con una sonrisa y el hombre uniformado bajó la mirada para ver el ordenador y cerciorarse de que fuera cierto.

—Adelante. —Le indicó y Emerick caminó hasta la puerta de "su amigo", al entrar Neóno estaba sumergido en un documento, pero al ver a Emerick se puso de pie con una gran sonrisa.

Engatozada: EmerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora