(ENGATOZADA Parte 6)
Una linda gata como Orión jamás habría salido de su linda y acogedora casa, tenía una familia que la amaba y su vida era perfecta, ¿Como una gata domestica había terminado en los brazos de Emerick Krentz? Parecían espíritu...
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Ahora había paz, como nunca antes en la vida de los Krentz, ningún ataque, ninguna amenaza, todo era extremadamente tranquilo, los protectores de la realidad no daban señales de vida, parecía que simplemente se habían esfumado.
Después de varios duros intentos Dorian e Inés habían logrado extraer el hechizo que Orión había dejado en Emerick, claro que les había costado el dejarlo inconsciente, ellos sabían que hacerle daño no estaba bien, pero también sabían que él no hubiera permitido que Orión sufriera solo por sacrificarse.
Así que al siguiente día en la mañana él despertó en la enfermería del refugio, aún estaba un poco débil y no podía moverse del todo.
—Toc, toc, toc... ¿estás conmigo? — preguntó Morgan Leblanc abriendo la cortina se separación y Emerick abrió los ojos observándolo.
—Orión... ¿Dónde está Orión?— preguntó sin más rodeos y él se acercó a él verificando el medicamento que se le estaba administrando vía intravenosa. —No pierdes el tiempo, eso me alegra, digamos... que ella se fue Emerick, al fin si decidió irse con Neóno, a cambio de paz y...— y sin que Morgan terminara de hablar Emerick se sentó de golpe en la cama.
—Mierda, maldita sea... carajo... esto me estorba...—y enfadado consigo mismo se arrancó las mangueras del suero.
— ¡Oye Emerick para! Te harás daño hermano. — le intentó detener pero Emerick se paró con la bata de hospital que tenía.
— ¡Mi ropa...! ¿Dónde está mi maldita ropa?— Gritó y miró el reloj, entonces regresó la mirada a Morgan. — ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
—Orión se fue desde hace un mes, tú llevas inconsciente un día.
— ¡¿Y por qué carajo nadie fue por ella?! ¡¿No saben lo importante que es para mí?! —gritó de nuevo pero esta vez deshecho... ¿Cómo había dejado pasar tanto tiempo?
— ¿Qué pasa? —preguntó Inés y entró para calmar la situación.
—Ya recuerda todo, pero está muy alterado. — comentó Morgan un poco afectado por la actitud de Emerick, él no se imaginaba su vida sin Sekmet, así que no podía imaginarse el dolor que su primo pasaba.
—Emerick... tranquilo, todo estará bien, te lo aseguro... todos tus hermanos están aquí en el refugio, buscaremos la forma de encontrarla...—dijo confiada mientras él daba vueltas pasando sus manos por su cabello.
— ¿Y sí él le hizo algo? ¿Y si se atrevió a tocarla? —preguntaba e Inés notó que de los ojos de Emerick salían pequeños destellos de magia azul.
—Necesito que intentes calmarte, estás emanando vibraciones altas, pero estas son... extrañas, ¿tú también las sientes Morgan?
—Sí, es cierto... es como si su magia estuviera evolucionando, esto solo le ocurrió a Dorian y a ti, la magia de hechiceros maestros evoluciona cuando hay una misión importante, debemos avisar de esto a Merlín,— Emerick se dejó caer en la cama de nuevo sentándose, quería aclarar lo que sentía y lo que ocurría.
