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El mundo estaba lleno de casualidades, era una de ellas que Ailee se encontrara en el balcón de su habitación mirando con aburrimiento las estrellas esa noche, el embarazo le estaba causando problemas para poder dormir y comer adecuadamente, sin embargo, no le importaba, estaba feliz con el hecho de tener a su bebé. Era una casualidad que un extraño ruido hiciera que bajara la mirada en dirección a los jardines y que sus ojos se arrugaran curiosos. El mundo estaba lleno de casualidades y al mismo tiempo oportunidades. 

—¿A dónde va? —preguntó para sí misma.

Nadie tenía permitido salir del palacio sin supervisión, ella lo tenía muy claro, pero la persona que se escabullía en la oscuridad de la noche no, como primera mujer en la familia siempre fue criada para obedecer, creía firmemente en que la rebeldía no traía nada bueno, sin embargo, era una persona muy curiosa y no se molestó en detenerse a pensar si lo que estaba por hacer era correcto o no. 

Salió por la puerta de servició del palacio y emprendió el rumbo por donde la persona misteriosa había dejado su rastro, trataba de no hacer ruido, era para ella un juego infantil. Las cosas en su nuevo hogar estaban cada vez más turbias, al ya no pertenecer al concubinato, no tenían permitido mirar al rey, pero sabía por la mala lengua de sus sirvientes que Namjoon no salía de su oficina, las chicas no estaban mejor, Jisoo se la pasaba durmiendo o encerrada en su habitación, DaHyun y Rosé andaban juntas todo el tiempo y su hermana, retraída en sus pensamientos, no había nadie con quien pudiera hablar, con quien compartir su tiempo y con sinceridad se sentía completamente sola. Sólo hablaba con su bebé, era su único consuelo.

Tenía miedo y a medio camino quiso regresar, no era bueno que una embarazada saliera así por la noche, pero se arrepintió al ver que la persona misteriosa entraba a una taberna cerca de la plaza, la fuente en medio de esta que llevaba en símbolo del reino estaba en completo silencio. Entrecerró los ojos ¿Sería correcto olvidar su protocolo y entrar? Se debatió mucho para tomar una decisión, ahí estaba ella yendo y viniendo mientras alegaba si era bueno o no entrar a ese lugar de mala muerte, podría suceder una desgracia, pero su curiosidad era mayor. Agradecía llevar una capucha que ocultaba su identidad. 

Entró con un temblor de adrenalina que recorría su cuerpo, el lugar era lo que jamás podría haberse imaginado, sucio con un sin fin de adornos de guerra, algunas cabezas de animales y decorados en madera, la luz era escasa pero lo suficientemente buena como para ver alrededor. Miró curiosa lo que había, la gente era escasa y se mantenía bebiendo inmiscuida en su propias conversaciones sin prestarle la más mínima atención. La música era tranquila y las risas estruendosas de soldados reales y hombre de trabajo  eran más notorias. Caminó quedándose en los espacios menos transitados y ocultos, su nariz se arrugo ante el olor a cerveza añeja y sudor, prefería por mucho el olor del castillo. 

Miró a lo lejos como la persona misteriosa que había salido del castillo caminaba a una habitación, tocó tres veces y esta se abrió, entrecerró los ojos frunciendo el ceño y se encaminó al lugar, vería si era capaz de ver de quien se trataba. Estaba distraída por lo que no se dio cuenta que chocaba contra una persona, con miedo la miró soltando el aire al darse cuenta que era una mujer, esta le examino con ojos grandes, pasando la vista por su cuerpo, posiblemente intuyendo que no era cliente frecuente, sonrió e hizo una pequeña inclinación de cabeza. 

—Lo siento mucho—dijo con amabilidad.

—Descuida—respondió esta asintiendo y alejándose.  

Ailee se encogió de hombros y siguió su camino. La puerta misteriosa quedaba en la parte trasera de la taberna por lo que el ruido era menos audible. Tocó la madera de la puerta con la yema de los dedos ¿Debería tocar? al instante negó, podría morir o peor encontrarse con una escena que nada favorecedora. Pegó la oreja en la madera tratando de escuchar, al principio lo único que capto fueron murmullos, que dieron paso a platos siendo estrellados, el estruendo de estos le asusto al grado de hacerla dar un pequeño brinco. Frunció el ceño y nuevamente escuchó...

"No puedes negarte......debemos terminar esto...el rey debe morir"

Ante esto sus ojos se abrieron con terror, tapo su boca con la mano, negando ¿De qué estaban hablando? ¿Era la misma persona que salió del palacio? Estaba por irse del lugar y decirle al rey lo que sucedía, pero otra voz la trajo a la realidad. Con el corazón latiendole con fuerza y su respiración inestable, abrió la puerta sin importarle nada. 

Dentro había tres hombres y una mujer, todos volvieron la vista a la entrada, no prestó atención a lo tensos que estaban sus cuerpos o a sus manos yendo a parar a la espada, se quedó observando a la mujer con quien había compartido gran parte de su vida... los ojos de la chica se abrieron y comenzó a negar asustada.

—¿Ailee? —susurró consternada no queriendo creer lo que veían sus ojos.

—LeeHi—susurró tragando duro. 














 

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¿Se lo esperaban?


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El Rey Del Recuerdo *Namjin* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora