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Jaehyun miró las manos ensangrentadas de Namjoon y a su padre muerto bajo este. Cuando el rey le miró desquiciado y le dijo que era el siguiente su corazón palpitó con fuerza, era un cobarde, no sabía pelear y estaba en gran desventaja, además de que sabía que no podía hacerle daño a su hermano.

Levantó las manos y negó. —No...por favor.

—Éras su cómplice—dijo levantándose.

—No lo era—negó aún más asustado al ver a Namjoon acercarse con la daga de plata llena de sangre—. Yo...si lo hubiera sido le habría detenido, he visto y escuchado todo, yo no estaba del lado de nuestro padre. Lo juro.

—Entonces ¿Por qué permanecer aquí? —preguntó con una ceja alzada.

Jaehyun bajo la mirada. —Yo...necesitaba que él hablara.

Namjoon paro y le miró entrecerrando los ojos. —Jae me vas a decir ahora mismo todo lo que está pasando o te juro que te cortaré la lengua y los ojos y te haré vagar de esa manera por el frío del invierno en el reino del norte. 

Jaehyun asintió. —Prometo decirte todo, pero antes debemos de mover el cuerpo, la sangre ha dejado de brotar pero ha manchado la ropa, mientras yo lo cambio usted vaya por unas mantas al baño tenemos que limpiar, llamaré al doctor y no dejaré que le revise, mi padre dió órdenes estrictas de que nadie podía tocar su cuerpo después de muerto, tiene que ser cremado de inmediato—balbuceo aún impresionado.

Namjoon le observaba moverse nervioso y desesperado. —Está bien—dijo guardando la daga en su cinturón.

Cuando se acercó a su padre y tocó su cuerpo inherte suspiró con pesar, él creía que el hombre que estaba sin vida tendido en el piso era atroz, un verdadero monstruo, pero sus pensamientos sobre la vida le impedían desearle la muerte.

Desde niño SeoJoon le había enseñado a obedecer, a ser un niño perfecto, un sirviente fiel, estaba consciente de cuál era su verdadero deber en el mundo uno que cambió abruptamente meses antes de la muerte de su padre, cuando esté en un estado agonico le había encomendado un papel aún más importante, uno que tenía que cumplir porque lo había prometido con su vida.

Mientras arreglaba al hombre que le había separado de su familia siendo muy joven recordaba cada una de las indicaciones que este le había dado. Eran precisas y su actuar en ese momento crítico era la base de todo, debía ganarse la confianza del rey.

—Le puse una pijama hasta el cuello, así ellos no verán las marcas, de igual forma en la mañana antes de llamar al médico lo maquillaré—respondió de inmediato mientras cerraba los ojos de su padre que se habían quedado con una expresión de impresión y horror, le daba escalofrío verlo—. Yo...no diré nada.

Namjoon que había terminado de limpiar el piso negro miró a su hermano poniendolo nervioso.

—No te creo—dijo sin más.

Jaehyun le miró a los ojos tragando en seco.—Lo prometo, no diré nada, le puedo asegurar que mis labios están sellados, yo no vi nada además nadie me creería, después de todo usted es el rey y está a una distancia considerable, nadie creería que el rey saldría en una noche de tormenta a asesinar a su padre, es ilógico mi señor, quien quedaría en desgracia soy yo porque acusar a la realeza es un crimen que se paga en la horca.

Namjoon sonrió ladino. —Lo que dices, por mucho que quiera creerlo es imposible a menos que estés planeando algo mucho mejor, dime Jaehyun ¿Qué planes tenía mi padre para ti?

El pelinegro relamió sus labios y suspiró bajando la mirada. —Yo no soy más que un sirviente de su alteza, mi padre siempre me mantuvo ignorante y viviendo con humildad, no ví lujos como usted pudiera pensar, él ni siquiera se dirigía a mi como su hijo, a diferencia de los otros dos y de usted mi señor, yo no puedo tener dobles intensiones.

El Rey Del Recuerdo *Namjin* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora