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—No puedo decírtelo, si me ha llamado es por algo importante—suspiró—. Es mejor que lo escuches de su boca. Te ves muy cambiado.

—Tú también—sonrió a medias—. La frontera puede ser difícil ¿No?

—Lo es. Escuche la buena nueva, tienes al príncipe heredero ¿Cómo te sientes?

—Bien—asintió incómodo—. Lo sólo lo tengo a él sino también a dos pequeñas más, Mina y JiEun.

Ken asintió. —¿Hijas de sus concubinas? ¿Estás bien con eso?

—Sí, una de ellas es hija de Jisoo, pero yo la he criado esta a nada de cumplir un año—suspiró—. La otra es hija de Ailee.

—La traidora—dijo con la mirada fría.

—No lo era, bueno, no de la manera que todos piensan.

—Es admirable que quieras cuidarlas sabiendo de donde vienen, tu corazón no tiene límites.

—¿No es lo mismo que tú hiciste? Jamás pude agradecerte de la manera adecuada y estoy seguro de que nada de lo que diga alguna vez podrás ser suficiente, pero gracias por lo que hiciste por mi, por YeonJun y Tzuyu.

Ken asintió con una sonrisa melancólica. —SeokJin, aunque no pueda parecer así yo me siento feliz de que la luz haya regresado a tus ojos, el castillo es sin duda el lugar al que perteneces, sólo diré una cosa Jin, no te fíes de Namjoon, él es una persona que si bien ha hecho cosas buenas también puede llegar a ser un hombre cruel, nunca olvides lo que hizo. Recuerda que siempre tienes que ver por ti, y por tus hijos, espero que las cosas de ahora en adelante sean mejores, porque no quisiera verte sufrir nunca más.

SeokJin trago el nudo que tenía en la garganta y asintió desviando la mirada. —Gracias y lo tendré en cuenta, ambos sabemos que yo también tengo mi lado oscuro.

—Como todos—afirmó—. Me retiro, buscaré a Hoseok.

Hizo una reverencia y se fue dejándolo hundido en sus pensamientos. Hace años cuando todo había terminado con Namjoon decidió buscar consuelo en otros brazos, funcionó por un tiempo, Ken era su guardia personal y era tan amable y seductor que no se negó a estar entre sus brazos, sin embargo con él tiempo descubrió lo doloroso que podía ser tener un cargo real, y no poder se feliz.

Al ser el consorte del rey era un acto de traición tener un amante y peor aún llevar el hijo de otro en su vientre. No era reciproco, porque Namjoon había podido tener hijos y mujeres a su antojo y él jamás pudo quejarse, ese era el peso de su papel en el reino. 

Caminó nuevamente a la fiesta donde el ambiente de gozo no le lleno en lo absoluto, buscó con la mirada a Namjoon, había demasiada gente y eso le estaba poniendo ansioso, no quería tener que pasar por lo mismo tres veces, anduvo sin rumbo fijo hasta que llegó a uno de los rincones, este estaba decorado por unas enormes cortinas, se recargó en la pared mordiendo su labio inferior.

—¡Aaaahh!—dio un grito cuando alguien lo tomó del brazo, lo metieron en la cortina y estaba por gritar por ayuda, pero una pequeña mano cubrió su boca.

Mark le miraba con los ojos abiertos, entrecerró los ojos confundido hasta que comprendió lo que estaba pasando, tomó la mano de su amigo y la retiro de sus labios.

—¡¿Qué haces aquí?! —preguntó alarmado—. Se supone que tienes que estar alejado del castillo, si Jackson te ve esto se va a descontrolar o peor aún si ...

Mark no lo dejo terminar porque se lanzó a sus brazos, le abrazo con fuerza evitando el sollozó que le quemaba la garganta, SeokJin le acarició la espalda.

El Rey Del Recuerdo *Namjin* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora