Adrian
-Ya me diras ¿que pasa?.- pregunto.
-No es nada.
-Entonces ¿porque el dijo que iban a salir?.
-Oye ¿estas celoso?.
-Claro que no.- mentí, talvez si los sentia, pero poquito.
-Tu eres el primero que quiere que haga amigos y ahora no me dejan salir con alguien mas.
-Mmm... Solo quiero saber que pasa porque no quiero que alguien te rompa el corazón.
-Para que eso ocurra debo sentir algo por él.
-¿Y sientes algo?
-Es lindo,- hago mala cara y agrega.- pero no.
-Aun asi, cuentame que ocurre.
-El me ha invitado a salir, iba a darle una excusa sobre que tu te pondrias celoso pero sabe que no somos novios.
-Bueno, dile que no de todas maneras.
-No tenías que decirlo, buscare otra excusa y lo rechazare, pero si sigue insistiendo no me quedara de otra.
-Esta bien. Cambiando de tema, le he dicho a mi mamá que me quedare en tu casa todo el fin de semana.
-¿Por que has hecho eso?.- pregunta casi gritando.
-Porque quiero pasar tiempo contigo, te he abandonado toda esta semana. Asi que vamos a mi casa por mis cosas.
-Esta bien.- dice rodando los ojos.
Caminamos 10 minutos hasta mi casa, donde abro la puerta y la invito a pasar, a diferencia de mi ella ha venido pocas veces a mi casa.
Saludamos a mi mamá y nos dirgimos a mi habitación, se sienta en mi cama mientras busco ropa para cambiarme y sin ninguna pena lo hago enfrente de ella, hemos hecho esto miles de veces antes.
Al terminar, saco mis libros de la mochila dejando sólo los que ocupare, meto cambios de ropa para 3 dias.
-Ya estoy listo.
-Ya era hora.- responde.
-¿Andas en tus dias o por que ese mal humor?.
-No seas idiota, no le he dicho a Bianca que ibas a quedarte ni que iba a venir a tu casa.
-Ella me quiere, no te dira nada.- respondo intentando calmarla.
-Claro que te quiere, ella desearía que tu fueras su sobrino y no yo.
-Basta de ser tan pesimista, ella te quiere, eres su familia.
-No porque sea su familia debe quererme. Hace unos dias me dijo que sin mi ella seria feliz.- me dice con lágrimas en los ojos.
-Oye no llores, talvez lo dijo porque estaba enojada o algo.- verla triste me rompe el corazón.
-Seamos sinceros, nadie me necesita.
-No digas eso. Yo si lo hago, siempre lo hare.- digo limpiandole una lágrima.
La abrazo, odio verla asi. Cambiaría su vida por la mia con tal de verla feliz, ella lo merece.
-Hey vamos, no te dejes vencer. Animo arriba Layla.
-No es tan facil.- responde mirando al suelo.
-Eres fuerte, lo se porque te conozco desde hace años, tu puedes contra esto y mas.
-Esta bien, dejaré de llorar. Pero mueve tu culo para no llegar aun mas tarde a mi casa.
-Esa es la Layla que conozco.- la animo.
Recogo mis cosas, bajamos al comedor donde nos despedimos de mi mamá. La jalo del brazo para correr.
Oye, no soy buena haciendo ejercicio, asi que podrias dejar de correr.- grita entrecortado por la falta de aire.
-Primero te quejas que llegaras tarde y ahora porque quiero correr para estar antes de tu casa.
-Podemos simplemente caminar rapido o tomar el autobús, no necesariamente correr.
-No seas floja. Ven te cargo.
-Ni loca dejare que me vuelvas a cargar.- responde cruzada de brazos.
-Eso habias dicho antes y siempre termino ignorandote. Toma mi mochila y sube a mi espalda.
A regañadientes lo hace, sabe que nada me cuesta cargarla a la fuerza. Una vez que esta arriba camino con mis paso normal, lo que para ella seria casi trotar.
-¿No te has cansado?.- dice después de unos 10 minutos.
-¿Como quieres que me canse sino pesas nada?
-Uy pues perdon. Ya me puedes bajar, solo faltan unas cuadras mas para llegar.
Hago caso. Estando solo a una cuadra, veo un auto estacionado justo fuera de su casa. La miro intentado saber si lo reconoce, su mirada de confusion me dice que no.
-¿Quien crees que sea?- pregunto.
-Ni idea, pero vamos a averiguarlo.
Busca la llaves de su casa mientras mas nos acercamos, abre con tranquilidad su casa y cuando ambos estamos dentro escuchamos una voz gruesa y ronca que nos dice:
-Hola hija, te extrañe.
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Depresiva.
Teen Fiction"Me sentia sola. Mas sola de lo que jamas habia estado. Me sente en el suelo sintiendo como las lagrimas rodaban por mis mejillas. Nunca habia sentido un dolor tan insoportable como aquel, ¿Lo peor? Era que la unica persona que podia sostenerme en e...