Epílogo

123 8 3
                                    

Adrian

Ha pasado una semana desde aquel dia y sigo preguntandome el por qué no busco una solución, el por que no me busco a mi.

Voy directo al hospital, tardo 45 minutos en llegar. La he visitado desde que la internaron porque de su prima no hay ninguna señal.

Solo la encontro en el suelo y llamo a una ambulancia, que fue la que la trajo hasta aqui. La registro y no se sabe mas, mi familia y yo nos hemos hecho cargo de todo el dinero.

Entro a la habitación sin avisar porque se que no hay nadie mas dentro. Ni siquiera su padre ha venido y eso de alguna manera me alivia y preocupa porque, segun dice la carta, es peligroso.

Me siento en la silla de al lado y tomo su mano.

Ahi esta ella, Layla. Mi Layla.

Tiene esos hermosos ojos cerrados, se ve tan palida que aveces me asusta que no este respirando. Tiene dos enorme suturas que abarcan ambos brazos pero su precioso rostro acapara toda la atención.

Entra la enfermera a la habitación a hacer su chequeo diario.

-¿Cree que despertara?- pregunto aun con la mirada en Layla.

-Perdio mucha sangre, es normal que si cuerpo este muy debil.

-¡Pero ha pasado una semana!

-Lo siento mucho.- dice alejandose.

-Disculpeme a mi.

-Sea paciente. Hable con ella, quizás eso le ayude.

-Gracias.- le regalo una sonrisa mientras veo que se retira.

Sigo observando a Layla, sigo sin creer que fuera capaz de esto aunque no la culpo. Sus razones tenia.

-Aun me despierto con la sensación de que tu estas a mi lado, pero en cuanto abro los ojos eso se pierde. Algunas noches sueño contigo, te veo a ti sonriendo y corriendo en nuestro lugar. Nos imagino mayores y tomados de la mano.- me detengo a tomar aire.- Pero después de lo que hiciste esas ilusiones que tenía se fueron hacia abajo. Ahora que te veo aqui dormida, me siento tan culpable de no ver todo lo que sufrias, siempre me dije que no era para tanto. Mira lo se logro con eso.

Recorro sus rostro con mis dedos. Paso muy despacio cada uno de ellos por sus cejas, las enormes pestañas que tiene, su pequeña nariz y al final, delineo sus labios. Toda ella es perfecta.

-Cuando me entere, me dolio tanto. No lo que hiciste, sino que no me buscaras, que no me pidieras ayuda. Solo te fuiste y no volviste. ¿Sabes que fue para mi, enterarme por tu prima que habias querido suicidarte? Estuviste muy cerca de lograrlo, por suerte Bianca llego a tiempo.-digo al borde de las lagrimas.- No me buscaste, aun después de hacer el amor aquella tarde, lo hiciste. Apesar de que te entregue todo decidiste acabar con tu vida.

Me levanto y voy a la ventana, doy unas cuantas respiraciones y vuelvo con ella.

-Ahora tienes una segunda oportunidad, tenemos otra oportunidad para hacer las cosas bien. No me habia dado cuenta de que te necesito, no hay tiempo de mi vida que no te recuerde junto a mi.
Por favor, solo abre los ojos.

Rozo su mejilla con el dorso de mi mano.

-Por favor, despierta.

De pronto sus parpados comienzan a aletear, mi corazón late con mas fuerza que nunca mientras que sus ojos empiezan a abrirse y gira su rostro hasta verme.

-Siempre te ame.

Depresiva.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora