Capítulo 30

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Layla

Después de que Adrian me dejara sola bajo la lluvia, me quedé totalmente quieta, segui llorando sin parar hasta cansarme.

Habia venido buscando un lugar donde pasar la noche, pero al no tener mas familia y perder al unico amigo que de verdad tenia, no habia lugar alguno a donde irme.

Me sente en el suelo pensando en mis posibilidades. Podia quedarme aqui bajo la lluvia, pero eso significaria enfermarme; O irme a algun hotel para pasar solo una noche ahi, tenia dinero suficiente para una semana pero debia ahorrarlo.

Me decidi por la segunda, solo seria una noche, buscaria un lugar mas a donde ir. Además si me quedaba aqui corria con la posibilidad de que alguien me atacara y me quitara lo poco que llevaba.

Al llegar a un hotel barato y pedir una habitación simple me tumbe en la cama.

Habia pasado tanto en tan poco. Las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos y cada vez me sentía peor.

Mi mamá muerta hace unos cuantos años, mi papá abusador viviendo de mi, Bianca dejandose golpear y corriendome de su casa. Y Adrian, fue lo que mas me dolio, abandonandome. No tenia nada ni nadie a quien recurrir.

Me senti abatida, abandonada, sin nadie que se preocupara realmente en mi. Así que en esa solitaria habitación de hotel comence a cuestionarme si la vida realmente tenia valor.

Hubo un tiempo en el que creía y confiaba mucho en Dios, pero con el paso de lo años comence a dudar de el, le había prometido muchas cosas a cambio de algo tan simple. Le rogue ayuda y el no cumplio su parte.

Desde ese día decidi dejar de pedir por ayuda, le quite mi fe y preferi pensar que el no ayudaría a alguien como yo. ¿Quien apoyaria a alguien que solo recurre a ti cuando siente que no hay nadie mas? Confie en él y me fallo.

Me acurruque aun mas en la cama, sintiendo en mi pecho un vacio que nadie iba a poder llenar, no solo el de amor, sino también de apoyo. Todas aquellas personas a las que amaba se habian ido, me habian botado sin mas.

Busque una razon para luchar, la unica que llegaba era mi pequeño Felipe. Queria verlo crecer, ver sus logros y darle el apoyo que a mi no me habian dado, merecia una familia. Aunque sabia perfectamente que yo solo le iba a dar problemas.

Asi que en lugar de conseguir razones para luchar, tuve en mente todas las razones por las que deberia dejarme ir, apartarme.

Entonces en esa habitación barata de hotel tome mi decisión.

Me daria solo una semana mas. Una semana para encontrar razones para una segunda oportunidad, una semana para que alguien me desmotrara lo buena que es la vida, una semana para encontrar verdaderas razones para vivir.

Saque una libreta y una pluma; y en esa solitaria habitación, con lágrimas que no dejaban de salir por mis ojos y con el corazón hecho pedazos, comence a escribir mi despedida.

Depresiva.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora