Capítulo 33

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Layla

Me desperte abrazada de Adrian. Este tenia un brazo sobre mi cintura y con mis piernas sobre las suyas.

Hoy era el dia en el que empezaria a cambiar mi vida una última vez. Cortaria mi cabello y regalaria las pocas pertenencias que llevaba conmigo.

Me levante pasando por encima de Adrian y me dirigi directamente al baño. Al terminar de cumplir mis necesidades me quede en la puerta del baño observando a Adrian dormir.

Saber que seria la última vez que lo veria, hacia que mi corazón se encogiera. Pero estaba harta de ser yo, de ser la causante de los problemas, de no causar mas que dolor; talvez haciendo esto también lo causaría, pero me olvidarian enseguida. Solo rogaba porque todos pudieran vivir felices.

Busque mis cosas y entre ellas algo decente que ponerme hoy. Me bañe y me vesti, para después arreglarme, hoy era de mis últimos dias y deseaba verme de lo mejor.

Recorde la carta que debía entregar, asi que la busque entre mis cosas mientras decidia donde ponerla. Debia ser un lugar donde el la encontraria fácilmente, asi que un cajon cerca de su cama seria lo indicado.

Elegi el segundo cajo, lo abri y deje la carta encima de sus pertenencias, al cerrar el cajon este emitio un ruido que desperto a Adrian.

-¿Que haces bonita?- pregunto con una sexi voz ronca.

-Solo te observaba dormir.- menti.

-¿Y me veo bien?

-Claro.- sonrei.- Bajare a buscar algo que comer, tu bañate.

-Mandona.- dijo levantandose y desapareciendo en el baño.

Baje a buscar algo de comer y no molestar a Adrian o a su mamá, pero esto último no se cumplio porque en cuanto baje ella ya estaba en la cocina.

-Buenos dias, señora.- dije al verla.

-Buenos dias, Layla. ¿Te sirvo algo?

-Puedo prepararme yo sola. No quisiera molestarla.

-No es ninguna molestia. Sientate.

-Esta bien.- dije obedeciendo.

-Te ves muy bien hoy.

-Gracias, hoy sera un gran dia- dije con tristeza.

-¿Pasa algo mi niña?- pregunto sirviendome un plato con huevo.

-No, señora. Todo bien.- sonrei.

-A pesar de toda belleza llena de arreglos, veo tristeza en tus ojos, eso con nada se puede ocultar.

-En serio, estoy bien.

-Puedes repetirlo hasta que tu te lo creas, pero te he conocido casi desde que naciste y tu no eres completamente feliz. Incluso cuando sonríes hay algo detras en esa mirada.
Le falta un brillo a tus ojos.

-Buenos dias.- saludo Adrian.

-Solo te dire una cosa, puedes contar con esta familia para lo que necesites.- dijo acercandose a mi y besando mi cabello.- Te queremos.

Ella camino hacia la sala, mientras que Adrian, ya bañado, se sirvio comida.

-¿De que estaban hablando?

-Nada importante.- dije limpiandome las lágrimas.

-¿Estas bien?- pregunto sentándose.

-Claro.- sonrei.- Hoy me vas a acompañar a hacer muchas cosas.

Depresiva.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora