Capítulo 11

85 5 0
                                    

Layla

-¿Quien eres?- pregunto de manera brusca al hombre que esta junto a Bianca.

Es alto, cabello negro, ojos oscuros, su tez es mas oscura que la mia. Es todo lo contrario a mi, si es mi papá, no puedo dudar que me parezco a mi mamá.

-Soy tu papá, ¿no me recuerdas?

-Yo no tengo papá. Murio cuando tenia 5 años.

-Te equivocas. Estoy aqui para ti.- dice con toda la tranquilidad del mundo.

-Muy tarde, ¿no crees? Eres un completo desconocido para mi.

-No, cariño. Quiero recuperarte, te quiero a mi lado, eres mi hija, mi adoración.

-Eso lo hubieras pensado hace 12 malditos años. Mi mamá me mantuvo a su lado cuando tu nos abandonaste y ahora llegas aqui ¿queriendo recuperarme? ¿Eres idiota?.

-Layla comportate.- me grita Bianca.¿Lo esta defendiendo?

-No Bianca. Es la verdad, no lo quiero aqui, dile que se vaya o yo misma lo saco.

-Quieras o no tendremos que hablar en algun momento.- grita el señor en tono furioso.

-No le hables asi, te ha dicho que te vayas.-me defiende Adrian.- Asi que largate.

-¿Tu quien eres? ¿Porque te metes?

-Él es mi mejor amigo. Me conoce mejor que cualquier persona y te aseguro que si me darian a elegir entre tu vida y la de él, sin duda la daria por el. Tu no eres importante para mi.- respodo por él y no me arrepiento de mis palabras.

-Quiero que te vayas de mi casa.- digo mirandolo a los ojos. Luego volteo a Bianca y agrego: Alejalo de mi.

Sin esperar respuesta o alguna queja subo a mi habitación. Busco la navaja que guardo en la mesita junto a mi casa, cuando la encuentro levanto mi falda lo suficiente para ver mis demas cicatrices, la presiono en mis piernas sintiendo ese pequeño dolor que me alivia.

Segundos pasan y hago dos cortes mas, lo suficientemente profundo para dejar una cicatriz. No es como debería arreglar las cosas pero nunca sé como hacerlo, simplemente dejo que corran.

Me siento en el piso estirando mis piernas, viendo como pequeñas gotas de sangre aparecen en ella.

Sigo observando mis piernas mientras miles de pensamientos llegan a mi cabeza.

"No puedo creer que venga despues de tanto tiempo a querer recuperarme. Para mi es un completo desconocido, ¿quien se cree? Él para nada sera mi papá, me ha hecho tanto daño desde que tengo memoria y al recordar todo, un escalofrío recorre mi piel.

No lo quiero cerca de mi vida nunca. Debería darle la oportunidad de dejar que me explique pero me niego, no quiero saber nada que de él, no quiero sus excusas.

No necesito estupidas promesas de que cambiara por mi, que tendrenos una vida felices. No quiero nada que provenga de él."

Cuando levanto la vista hay alguien enfrente de mi, pero no logro distinguirlo por las lágrimas acumuladas en mis ojos.

En menos de 10 segundos hay brazos a mi alrededor y me siento mas segura. Comienzo a llorar como sino hubiera mañana.

Adrian

Entre sin hacer ruido y la vi en el suelo, cuando me acerque en sus piernas habia pequeñas gotas de sangre.

Se veia como una muñeca rota y senti como mi corazón se rompia. Levanto su cara, habia millones de sentimientos reflejados en sus ojos.

Lo único que pude hacer fue abrazarla y en cuanto lo hice comenzo a llorar. Me sente en el suelo con ella entre mis brazos. Su corazón estaba a demasiado acelerado y eso no era bueno por su enfermedad, asi que intente calmarla.

-Preciosa, mirame.

-El volvio para hacerme daño.- susurro mientras miraba el suelo.

-Yo no lo permitire.- respondi.

-Nadie nunca lo ha hecho por mi, y al final todos se alejan porque no saben como controlar los problemas que me rodean.

-Yo no soy como todos. Te prometo que siempre estaré para protegerte y apoyarte.

-Por favor, nunca me dejes.- ruega mirandome con esos ojos preciosos llenos de lágrimas.

-Nunca lo hare pequeña.- le prometo, acariciando su cabello.

Voy al baño por un trapo húmedo para limpiar sus piernas. Cuando regreso esta sentada en la cama mirando a la nada, me hinco en el suelo y comienzo a tallar despacio las gotas secas y su pequeño recorrido.

-Layla, ¿Él te ha hecho daño?.- pregunto.

-Demasiado

-¿Que tipo de daño?

-No me hagas hablar por favor. No ahora, no estoy lista.- me mira con lágrimas rodando por su rostro.

-Esta bien,pero ya no llores.- digo limpiando las lágrimas con el pulpar.- Recuestate, estare a tu lado.

Sin dudar se acomoda en la cama, le quito los zapatos y los mios también. Me acuesto a su lado abrazandola, hunde su rostro en mi cuello y minutos después siento su respiracion regular indicandome que esta dormida.

Estoy mirando el techo, intentando unir los puntos de cuanto daño le ha hecho su padre para que sufra de esta manera. Ella me ha dicho que me contara cuando este lista y confio en que lo hara.

Errollo mis piernas con las de ella, abrazandola por la cintura con ambos brazos. Minutos después ambos estamos dormido.

Depresiva.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora