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—Dani, ya despierta, se te va a hacer tarde —

— No quiero ir... — hable bajo las sábanas.

—No puedes perder clases, ¿te sientes enferma? — su mano tocó mi frente. —No tienes fiebre —

No estaba enferma, pero si estaba herida y adolorida. Obviamente no le diría eso, además no quería ir porque Jungkook vendría por mí.

—Por favor, mamá, sólo será está vez y ya  —

— Lo siento hija, pero nunca haz faltado y la verdad es que me extraña que lo quieras hacer ahora, además, pronto llegarán las fechas de exámenes, menos debes de faltar —

Muy bien, ahora mismo ya había perdido las esperanzas de quedarme en casa. Solo le asentí hacia ella, me sonrió y salio de mi habitación para dejarme sola.

Me levanté de forma perezosa, lo primero que hice fue ir a poner el seguro en el pomo, pues no quería que mi madre entrará por accidente y viera mi herida.

Me duché con cuidado de no lastimarme más de lo que ya estaba, al salir puse muy bien el vendaje y mi ropa interior. Hoy hacia frío, más que ayer.

Me puse unos jeans gastados y una blusa olgada de manga larga color vino, me puse unos botines negros y sujete mi cabello en una coleta. Tenia unas pequeñas ojeras bajo mis ojos, además de que estos estaban rojos por haber llorado el día de ayer.

Agarré mi mochila y salí de ahi, bajé lenta y cuidadosamente las escaleras.

—Oh cariño, ven a desayunar un poco, ayer no cenaste — la abuela me miraba con cariño.

—Claro, tengo mucha hambre — le sonreí.

La verdad es que no tenia apetito, no tenia ganas de comer nada. Sentía mi estomago revuelto por alguna razón, tal vez el motivo era que dentro de poco, un chico pelirrojo llegaría hasta la puerta de la casa para irnos juntos a la escuela.

Comí poco, pero traté de que la comida entrará a la fuerza, pues no quería preocupar a la vieja anciana quien me sonreía feliz.

La puerta sonó, eso hizo que mi corazón latiera rápidamente nerviosa.

Mi madre fue a abrir.

No tardó más de dos minutos en ir y venir, pero con un acompañante. Jungkook sonreía hacia las dos mujeres adultas. Él sabía cómo ganarse a las personas de una o de otra manera.

—Buenos días, vengo por Daniela, espero que no les moleste —

— Pero que dices muchacho, gracias por cuidar de ella — la abuela le regalaba una sonrisa brillante, a pesar de que usaba dentadura postiza.

—No tiene que agradecer nada, ella me agrada... — Jungkook me miró sonriente, sabía que tras esas palabras se escondían otras intenciones.

—Entonces váyanse de una vez, se les hará tarde — Asentí.

Me despedi de ellas, estaba por agarrar mi mochila, cuando él me la quitó.

—Déjame ayudarte —

Parpadee varias veces, pues estaba tan sorprendida como en shock.

Poco a poco nos alejamos, pero antes de hacerlo lo suficiente, pude escuchar como la abuela le decía algo a mi madre.

—Este muchacho parece enamorado de ella, mira que venir hasta aquí por ella, ojala fuera setenta años más joven — parecía soñadora.

Por dentro yo estaba con ganas de gritarle que él no era esa persona que ella veia, que Jungkook era como un demonio que me obligaba a hacer lo que él quería.

My boy [Jeon Jungkook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora