#11

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Mi alarma me despertó, eran las diez de la mañana, quería dormir hasta más tarde, era sábado y solo quería seguir durmiendo.

Perezosa me levante y me dirigí al baño, donde lave mi cara, después de eso baje para desayunar, mi madre estaba trabajando, llegaría a las dos de la tarde, la abuela me preparó un rico almuerzo, el cual comí con gusto.

— Cariño, ¿empezaras a alistarte desde ahorita? —  la abuela me miraba soñadora.

— ¿Desde ahorita? Pero es muy temprano aun, tengo hasta las cinco —  mastique la comida del tenedor.

— Pero que niña, en mis tiempos tardaban hasta ocho horas para solo peinarse, deberías empezar a arreglarte, tienes que bañarte y humectarte tu piel, exfoliar tu cara y más, creo que tengo algunas cosas, iré por ellas —

La abuela salió caminando a paso rápido hasta su habitación, donde se escuchó como removía cosas y murmuraba algo. Realmente estaba sorprendida.

Al terminar lavé mi plato y vaso, subí hacia mi cuarto, donde la abuela estaba ya allí, con varios productos en la cama.

— ¿Qué es todo eso? —  pregunte sorprendida.

— Esto, cariño, son cremas para tu cuidado, vamos ven, te ayudare, me podrás ver vieja, pero se como se cuida muy bien el cuerpo de una mujer — ella sonreía.

Solo asentí, me deje que ella me hiciera de todo, puso mascarillas y cremas, después ella me mando a bañar, y cuando termine de bañarme siguió otra ronda de mascarillas y más cremas para el cuerpo, ella dio pequeños masajes en mi rostro. La verdad es que sentía una gran diferencia, ahora sentía más  suave mi piel. Tiempo después mi madre se unió a ella, ayudándome a pintarme las uñas de un color rosa claro, ya eran las cuatro de la tarde cuando terminaron de exfoliarme, ahora solo me vestí.

Primero me puse unas medias de color piel, me puse el vestido, el cual mi madre me ayudo a ponérmelo, pues tenia un cierre por detrás, puse mis zapatillas, me quede realmente sorprendida cuando me mire al espejo, me veía hermosa, ahora solo faltaba el peinado, mi madre me hizo rulos, después sujeto un mechón de cada lado de mi cabeza y lo sujeto en un moño con un listón del mismo color que el vestido.

— Te maquillare, pero en verdad que así te ves hermosa— hizo una mueca.

— Entonces solo hazlo al natural — aconsejo la abuela.

Así lo hicieron. Me maquillaron al natural, solo un poco de polvo, rímel y un labial de color rosa. Mi madre puso un poco de rubor en mis mejillas, acentuando mas el rosa de ellas.

— Te vez tan hermosa hija — mi madre limpió una pequeña lagrima.

— Parece como si te fueras a casar— hablo la abuela.

— ¡Pero que cosas dicen! Claro que no me casare— hable rápidamente.

— Ya lo sabemos, pero eso no quita que te veas hermosa — ambas sonrieron.

El timbre de la casa empezó a sonar. Por inercia miré el reloj. Faltaban cinco minutos para las cinco. Rodé los ojos al ver lo puntual que era.

Mi madre salió en su busqueda. La abuela me sonrió con ternura. Ambas bajamos las escaleras, no sin antes tomar mi bolso y el regalo, el cual había comprado  ayer por la tarde antes de regresar a casa.

Al bajar las escaleras por completo, vi como mi madre hablaba animadamente con el chico que estaba parado en el marco de la puerta.

Por un instante me paralice, pues, a pesar de verlo seguido con ropa casual, hoy lo veía más arreglado que nunca.  Sus labios rosados esbozaron una sonrisa cuándo se dio cuenta de que lo miraba.

My boy [Jeon Jungkook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora