#45

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¿Alguna vez han sentido como su corazón se destroza en mil pedazos? ¿como sus latidos disminuyen poco a poco? Siento como mi corazón duele, como el aire batalla por entrar a mis pulmones. Las lágrimas no paran de salir de mis ojos, los cuales ya duelen y los siento hinchados. No hago nada mas que hacerme un ovillo en mi cama, encerrada en mi habitación, sola.

-Hija, abreme- mi madre toca del otro lado.- Necesitamos hablar, por favor -

Su voz suena preocupada, lo sé, pero no quiero hablar con nadie, no quiero mirar a nadie. Solo me tapó la cara con una almohada y cierro los ojos. Pero al hacerño, las imágenes vuelven a mi, Jungkook y Lau besándose. Mi labio inferior tiembla, suelto sollozos que no puedo controlar.

Ya han pasado dos días, dos días desde que pasó eso y no siento que este tormento termine. Espero que sea un sueño, una pesadilla y que despierte pronto. Que abra los ojos y vaya a la escuela donde veré a Jungkook junto a los chicos, riendo, sin que nada pasé. Pero eso jamás pasa, estoy despierta, estoy muriendo de dolor. ¿Que fui para él? ¿A caso Jungkook seguía enamorado de ella? ¿A caso solo fui un pasatiempo mientras regresaba Lau? ¿Todo lo de nosotros fue una mentira?

Muchas preguntas se formaban en mi cabeza, pero ninguna tenía respuesta. Me odiaba a mí misma odiaba a Lau, odiaba a Jungkook. Odiaba esos recuerdos que se aferraban para no ser olvidados, esos recuerdos donde reíamos, esos dulces recuerdos donde éramos felices, ese hermoso recuerdo donde nos entregamos.

El sonido de mi teléfono sólo me hace quitarme la almohada de mi cara y voltear a mi mesita de noche, donde el aparato tiene la pantalla prendida. Lo miro, pero es casi imposible distinguir algo, las lágrimas me hacen ver todo borroso. Con mis manos tallo mis ojos casi lastimandome.

Diez mensajes de Seokjin, tres de Namjoon, ocho de Taehyung así como de Hoseok, quince de Jimin y veinte de Jungkook. Casi cien llamadas perdidas de ellos, pero no contesto ni veo nada, solo lo apago y lo meto al cajón de la mesita casi con agresividad. No quería saber nada del mundo exterior, solo quería estar aquí, encerrada en mi habitación. Sufrir sola por mi desamor.

Un terrible dolor de cabeza me hizo jadear, llevé mis manos hasta mis sienes, creo que llorar tanto me estaba cobrando factura ya.

Me levanté de la cama con sumo cuidado, me dirigí a mi baño, donde me detuve frente al espejo y el lavamanos. Abrí la pequeña puerta que era el espejo y saque el frasco de aspirinas, cerré la puerta, me miré al espejo. Estaba horrible, mis ojos estaban completamente rojos, ojeras bajo mis ojos y mi nariz también estaba algo roja. Me veía un poco pálida, realmente me veía mal. Agaché la mirada hacia el frasco no queriendo ver más, por mi mente pasaron muchas ideas al tener el frasco, pero todo lo descarté. Sí, estaba realmente mal, pero no era motivo para suicidarme y dejar a mi madre sola, causándole un dolor demasiado grande como perder a su única hija. Al parecer aún tenía una pizca de conciencia. Giré la tapa blanca y vacíe un par de pastillas, tal vez así se me quite más rápido y era una cantidad para nada dañina.

Pero tomarlas sólo quedó en un intento, pues un terrible mareo y un pitido en mis oídos me hizo tambalearme, dejando caer el medicamento en el lavamanos. Solté un jadeo por la falta de equilibrio y mi desorientación por el pitido en mi oídos. Me senté en el retrete, cerrando los ojos, así no sentiría que el piso se me movía, meneo varias veces mi cabeza tratando de sacar esa sensación de mi cabeza, pero eso empeora todo, el dolor de cabeza, el zumbido y el mareo se hacen más fuertes.

-Mierda... Mnh- ¿que rayos pasaba? No creo que todo esto se deba por llorar tanto, ¿O sí?

Eché mi cabeza hacia atrás, abriendo los ojos y mirando hacia el blanco techo. Me encontré con la repisa que estaba encima de mi cabeza, donde había un paquete de toallas sanitarias aún sin abrir, me les quede mirando por minutos, totalmente ida, hasta que entré en razón. Con los dedos empecé a contar, una y otra vez hasta no encontrar otro resultado. Tres días de retraso, se supone que me llegaría el periodo un día después de que Jungkook y yo... yo era totalmente exacta, jamás se me atrasaba. Tal vez esta sea la escepcion. Tal vez me llegará pronto, tal vez hoy o tal vez mañana...

Mis manos estaban temblando y empecé a sudar en frío. El nerviosismo me empezó a recorrer por todo mi cuerpo.

Mierda, mierda, mierda y más mierda.

Jungkook y yo no nos cuidamos, y aun que fue solo una vez, existía aún esa posibilidad. Cubrí mi rostro con mis manos, soltando sollozo tras sollozo. ¿Por qué ahora?

Después de casi quince minutos lamentandome en el retrete, me levanté y me dirigí hacia mi cuarto, donde me senté en la cama y abrí el cajón de la mesita de noche saque mi teléfono y lo prendí. Otra decena de mensajes y llamadas no se hizo esperar, pero las ignore todas, y solo busque un contacto, el cual sabía que no me dejaría sola. Marqué aún sintiendo mis manos temblar.

Bip... bip... bip...

-¿Daniela? - sentí un nudo en la garganta cuando lo escuché, no podía hablar. -Dani, ¿estás ahí? ¿qué pasa?-

-Hoseok, yo...- suspire con pesar, mis lágrimas habían empezado a caer. -Te necesito, yo... -

-Tranquila, respira y cuéntame lo que pasa-

-Hoseok, creo que yo estoy... embarazada - terminé susurrando.

Un silencio del otro lado me hizo sentirme incómoda y temerosa, tal vez él me regañe, tal vez me diga lo estúpida que fui... fuimos al no cuidarnos, tal vez me deje de lado, tal vez me deje sola.

-Voy para allá, tranquila, llegare en veinte minutos-

Sin más colgó la llamada, dejé mi teléfono aún pegado en mi oreja por unos segundos más.

Realmente todo estaba mal ahora mismo.

My boy [Jeon Jungkook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora