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Las palabras de Yoongi resonaban tan fuertemente en mi cabeza, que la sentía pulsar. No pude dormir, y aun que estaba ahora mismo desayunando, parecía que sus palabras seguían sin querer desaparecer.

-Me voy ya, nos vemos más tarde- me despedí de mi madre y la abuela.

-Cuídate cariño, ten un lindo inicio de clases- mi madre me sonríe.

Yo solo asiento y me dirijo a la puerta, ahora que nadie me veía había perdido la sonrisa y suspire. Pasé mi mano por mi cabello suelto, peinandolo con cansancio. 

Caminé hasta la escuela, reuniendome con los chicos que ya estaban ahí, incluso Jungkook. El cual me había mandado un mensaje al despertar que se pasaría por otro lugar y no llegaría a tiempo.

-Buenos días - saludo.

-Buenos días -me contestan los chicos.

-Pero que cara traes- me dice Hoseok.

-Es la misma de siempre - ríe Jimin.

-No, tarado, parece un fantasma- Hoseok rodó los ojos.

Bufé sin poder evitarlo, estaban discutiendo por algo sin importancia. Suspire. Jungkook se acercó hasta mí.

-¿Que pasa hermosa?- su voz fue baja y suave.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero.

-Sólo... me duele un poco la cabeza, no dormí bien- le reste importancia.

-¿Segura?- me miró sin creerlo del todo. Asentí.

-No te preocupes, ya tomé algo, seguro pronto me hará efecto- le sonrío, pero mas bien salió una mueca.

-Está bien, si te sientes más mal, me lo dices ¿estamos?  -

-No te preocupes-

La campana suena y nosotros miramos hacia el interior de la escuela, sabiendo que teníamos que entrar a clases. Los ocho caminamos dentro del edificio, donde nos separamos cada quien para entrar a nuestros respectivos salones. Jungkook y yo entramos a nuestro salón, pero ambos nos llevamos una gran sorpresa.

Lau, estaba sentada en un asiento en medio del salón, sonriendo radiante mente al tener toda la atención del salón. Sentí mi cuerpo tensarse, pensé que tendría tranquilidad por mas tiempo, que aún no volvería ese infierno. Jungkook también estaba tenso  tenía el ceño fruncido, pero jalo de mi mano para caminar hacia nuestro asiento, pasando a un lado de ella.

En serio, este día lo había empezado mal. ¿Que seguía? ¿Podía ser peor?

Y sí, tal vez yo había invocado alguna fuerza anómala que provocaba mi mala suerte.

Pues en la puerta del salón, estaba parada la secretaria del director, llamándome por mi nombre, a lo cual mire a Jungkook, que a la vez me miraba con intriga. Alcé los hombros en señal de no entender nada. Me encaminé hacia la puerta, con  el permiso del profesor.

-¿Sucede algo?- pregunté apenas la puerta se cerró detrás de mí.

-Sigame, el director necesita hablar con usted- sólo asentí.

La seguí por detras, ella en cada caminar hacia sonar sus tacones. Los cuales me hacían que el dolor de la cabeza se hiciera aún más insoportable. Cuando llegamos llegamos a la dirección, ella me abrió la puerta, dejándome el paso libre.

Me quede parada por algunos segundos, hasta que el director me dio la señal de que podía sentarme.

-Buenos días, señorita, la mande a llamar por una sola razón, es sobre sus calificaciones- el hombre juntó sus manos y apoyó sus codos en la orilla del escritorio.

-¿Que sucede con ellas?- me renuevo incómoda.

-Antes de que empezarán las vacaciones, yo ya tenia las calificaciones a mi alcance, pero no quise llamar a nadie sino hasta ahora, en inicio de clases, usted, como algunos alumnos más, esta en peligro, pues la materia de biología apenas y si la pasó, ¿recuerda lo que hablamos cuando inicio su primer grado? - alzó una ceja.

Asentí: -Sí, que al ser una alumna becada tenía que mantener al margen mis calificaciones -

-Exacto, y eso no a podido lograrlo, las materias con menos de nueve son, matemáticas, biología y ciencias social, si quiere aún permanecer en esta prestigiosa escuela, necesita ponerse al día con esas materias. Ya hemos sido demasiados considerados con usted debido a su caso, pero aquí no tenemos favoritismo a nadie y no sería justo que solo a usted se le dé ese trato, por eso quiero informarle que esto es un aviso, si no mejora sus calificaciones en los siguientes exámenes, me veré en la obligación de darla de baja-

Su voz, a pesar de que es suave, no me hace sentir mejor. Inclusive puedo sentir las venas  en mi frente palpitar por el aumento del dolor de cabeza. Sus palabras resuenan en mi mente, lo miro con horror. No puedo perder la beca, no cuando ya tan solo me faltaba un año y medio para graduarme.

-Es todo, puede retirarse- escucho de nuevo su voz. Lo miro y me levanto en silencio de la silla, me dirijo hasta la puerta, sosteniendo el pomo por mas tiempo de lo necesario. El sonido del timbre, indicando que ya era hora del almuerzo, me hace reaccionar un poco.

Me dirijo al salon, donde tengo mi monedero, cuando llegó ya no hay nadie, tan solo una nota en mi lugar. La abro con cuidado y sin ganas.

"Te esperaré en el patio trasero, en las bancas.

-Jungkook."

Sonrío sin poder evitarlo, tengo que estar bien, él no merece que tenga esta cara larga. Ya veré como le hago sin decirle nada para no preocuparle. Salí hacia del salón dirigiéndome al patio, donde me dirigí al patio por otra puerta, rodeando el comedor, me detuve en una máquina expendedora, donde saqué un jugo de manzana y unas galletas. Caminé hasta el lugar indicado de Jungkook, buscándolo con la mirada por todos lados. No lo veía en ningún lado. Me dirigí a las bancas que estaban detrás del edificio, tal vez estaba ahí, y sí, claro que estaba ahí, solo que no como yo quería verlo.

Sentí como la sangre, incluso mi alma caían al suelo. Mi cuerpo estaba estático, mis ojos los sentía picar. Negué poco a poco, mirando horrorizada aquélla escena. Quería gritar, quería ir y pedir una explicación.

Lau, quien abrió sus ojos me miró con malicia, deje caer mis cosas, haciendo que Jungkook se alejara de ella y volteara. No pude más, no quería ver más, no quería ver como ambos se besaban. Salí corriendo, sintiendo como mis lágrimas salía  de apoco, empapando mis mejillas.

-¡Daniela!- Jungkook me llamó.

Pero no hice caso, solo corrí, solo quería desaparecer. 

My boy [Jeon Jungkook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora