#18

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Caminaba por los pasillos de la escuela completamente sola, los chicos no habían venido. Hoseok, quién llevaba un par de días quedándose en casa, decidió ir a su casa.

Me sentía sola, y eso me molestaba pues significaba que me estaba acostumbrando a la presencia de Jungkook. 

Cuchicheos por los pasillos al principio no llamaron mi atención, pero conforme pasaban los minutos, estos se hicieron más fuertes.  Volteé para mirarlos, pero ellos apartaban la mirada burlándose. No comprendía que pasaba.

Más sin embargo lo comprendí conforme empezaba a avanzar más. Hojas de papel con una foto mía y de Hoseok, abrazados, pero con insultos.

<<¿Conoces a esta zorra? Ten cuidado, podría engatusar hasta a los profesores, no crean a su cara de mosca muerta>>

Mire con horror esas hojas. ¿En que momento tomaron esa fotografía?  ¿Quién fue? ¿Cómo supieron donde vivía?

Pues la foto estaba tomada fuera de mi casa, cuando despedía a Hoseok, lo había abrazado y regañado porque se estaba yendo sin desayunar. ¿Quién había hecho ésto?

— Cuidado, ha llegado la zorra — giré mi cabeza rápidamente para ver a la persona que había dicho éso.

Lau estaba de pié junto a la ventana y sus amigas a un lado de ella. Entrecerré mis ojos.

— ¿No dirás nada? Claro que no, pues es cierto, no te bastó con quitarme a Jungkook sino que ahora vas por uno de sus amigos, eres una zorra —

Quería contestarle, quería estirarle los pelos y tirarla, es más, hasta la idea descabellada de aventarla por la ventana paso por mi mente, pero tragué con dolor todo el coraje.

Apreté mis labios, respiré profundo.

Todos reían, haciendo que los malos recuerdos de hace un par de meses volvieran a mí, esos meses terribles, días de soledad y preocupación, los días en que me sentía poca cosa.

Me gire bruscamente y quite los papeles, rasgando sin importar encajar las uñas a la fría pared, sin importar si eso me lastimaba. Solo quería que todo desapareciera.

Mientras seguía escuchando sus burlas detrás de mí, todos confabulando con Lau y sus amigas  y bien conocía ese dicho, "una mujer despechada es capaz de todo"

Ahora lo estaba viviendo en carne propia, para mi mala suerte, hoy sería un día muy largo.

Muchos pensarían que en verdad me estaba metiendo con él, en el caso de conocer bien a Hoseok,  que no debería preocuparme, pues no tenia nada de malo, los chicos sabían que pasaba en realidad, pero aun y así eso lastimaba.

El que te digan cosas que en verdad no tiene sentido duele, duele que te juzguen, que hablen de ti sin saber nada. Es tan doloroso y frustrante, tan molesto.

Y sí, las horas de clases pasaron muy lento, entre burlas y algunas palabras ofensivas, entre notas que te hacían pensar más sobre mí  minúscula existencia, esas personas no sabían el daño que podrían causar esas palabras. Creo que ahora prefería que me golpearan, duele menos.

¿Eran pruebas puestas por el destino? ¿El destino podría llegar a ser tan cruel con una persona? Podría hacerme un millón de preguntas, pero ninguna tendría respuesta. Me quería ir ya, quería que terminara esta pesadilla.

Salí rápidamente de clases, quería salir ya e irme a casa y no saber nada más.  En el caminó por el pasillo hacia mi loker, mi teléfono empezó a sonar. Me detuve por unos segundos para mirar la pantalla.

Era Jungkook, mi corazón empezó a latir rapidamente, no quería contestar, pues si lo hacía él escucharía mi voz tensa.

Colgué la llamada, pero en segundos la pantalla volvió a encenderse, de nuevo Jungkook. Volví a colgar. Lo guarde en mi bolsillo del pantalón. Pero el vibrar del aparato empezaba a sacarme de quicio.

Saque el teléfono enfadada.

— ¿Que quieres Jungkook? Estoy en la escuela aún — contesté sin mirar el remitente.

— Ah, disculpa por molestar, pero no soy Jungkook —

Al escuchar esa voz, todo mi enfado se esfumó y la vergüenza me lleno por completo, ahora mismo seguro que estoy como un habanero.

— Yo... lo siento mucho Jin, es sólo que... —

— No te preocupes, seguro que ese Jungkook te ha estado molestando desde hace un rato, por eso estas enfadada — pude escuchar su risa del otro lado, parecía divertido. — Y sobre éso,  ¿Podríamos vernos? Necesito hablar contigo — su voz se escuchaba sería, pero no era un reproche.

—¿Jungkook te contó que casi lo corrí de casa? —

— Bueno, algo así,  ¿Qué dices? —

Lamí mis labios nerviosa.

—Sí  claro, ahora mismo voy de salida ya —

— Perfecto, pasare por ti, estoy cerca, espera afuera —

Asentí al teléfono, aunque él no podía verme.

Colgó la llamada, mire por última vez ese aparato. ¿En serio  hablaría conmigo por algo insignificante?  Jungkook bien puede ir e irrumpir en casa sin que nadie le diga nada, no entiendo porque arma demasiado problema contándole a los demás.

My boy [Jeon Jungkook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora