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veintiuno

Hamartia: a fatal flaw leading to the downfall of a hero or heroine.

Seguía pensando en la expresión de Namjoon al verme aparecer esa noche, intentando analizar su sorpresa inicial y su mirada interrogante más tarde.

No había que ser demasiado inteligente para darse cuenta de que él no sabía que yo estaría allí, lo que significaba que Yoongi había jugado conmigo por alguna razón que desconocía. Sin embargo, lo que a mí me importaba realmente en ese momento era lo que Namjoon pensara de mi presencia en su noche de celebración.

Jungkook no se había separado de mí en lo que llevábamos de noche, y los compañeros de Joon (a los que, en su mayoría, no conocía) no se habían separado de él. Esos dos hechos habían dificultado la posibilidad de que Namjoon y yo pudiéramos hablar a solas.

A pesar de ello, agradecía que Jungkook se hubiese ofrecido a acompañarme. Mi amigo sólo había necesitado oír mi voz para darse cuenta de que algo no iba bien y para asegurarme que si necesitaba algo, él sería el primero en ayudarme.

Allí, en medio de una multitud de gente, debatiéndome en mi interior sobre lo que debía hacer respecto a Namjoon pero teniendo la figura de Jungkook a mi lado, no me cabía la menor duda de que el chico era de gran ayuda. Solo su presencia lo era.

―¡Minji! ―escuché la voz de la que era mi ya-no-tan-nueva compañera y me giré para saludarla con una sonrisa, como ya era costumbre.

―¡Hola, Jade! ―contesté elevando la voz para que me escuchara a pesar del estridente sonido procedente de los altavoces―. No sabía que vendrías.

―Yo tampoco ―replicó ella en un tono que me hizo sospechar que la razón de que estuviera allí iba más allá de la mera diversión―. Namjoon estaba preguntando por ti hace un momento.

Alcé las cejas ante la información que Jade acababa de ofrecerme y me impulsé sobre las puntas de mis pies para buscar al susodicho con la mirada. Escuché que Jade soltaba una risita al ver mi reacción, pero no me importó en absoluto porque conseguí mi objetivo: distinguí el rostro de Namjoon, que parecía estar buscándome también.

―¿Me disculpáis un momento? ―pregunté lanzándole una mirada a Jungkook para que éste la entendiera sin necesidad de palabras y después recordé que ni siquiera había presentado a aquellos dos―. Oh, casi me olvido. Jade...

―No te preocupes, Minji, ya me presento yo misma ―me interrumpió ella con un guiño y añadió―: Tú ve en busca de Namjoon. Me imagino que tendréis cosas de las que hablar.

Me despedí de ellos sin muchas formalidades porque volvería en busca de Jungkook más tarde y de algún modo Jade me inspiraba la confianza suficiente como para no pensar mucho en formalismos cuando se trataba de ella.

Me dirigí hacia el lugar en el que había divisado a Joon momentos atrás, moviéndome entre la gente que bailaba o simplemente conversaba por encima de la música, hasta que me choqué contra alguien.

Por un instante pensé que se trataba de Namjoon y que por un capricho del destino habíamos acabado literalmente el uno en brazos del otro, como en las comedias americanas que tanto le gustaban a Hye. No obstante, no era él, y cuando alcé la mirada en dirección del muchacho, reconocí su verdadera identidad sin ningún problema.

―¿Baeksok?

Aunque el encontronazo con uno de mis poetas favoritos (y una de las personas envueltas en los líos de Namjoon con su pasado) supuso una gran impresión, conseguí volver a mis sentidos en cuanto sentí la mano del mismo alrededor de mi brazo.