treinta y uno

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Rhapsodize: speak or write about someone or something with great enthusiasm and delight.

―Oye, ¿por qué tienes que sacarme veinte centímetros? ¡Qué injusticia!

Namjoon soltó una carcajada y eso fue suficiente para que yo olvidara lo incómodo que era andar de puntillas a la vez que mantenía los ojos de Joon tapados con las palmas de mis manos.

―Por el ridículo que estoy haciendo me debes al menos una cena ―volví al ataque unos segundos después, dándome cuenta de que si me mantenía callada sería más fácil que Namjoon descubriera dónde nos encontrábamos―. Y que sea cara. No vale hacer una pizza cutre en el horno de casa.

Sus labios se arrugaron en un puchero infantil y yo tuve que contenerme para no olvidarme de la sorpresa y besarlo ahí mismo, destrozando todos nuestros planes.

―Creía que te gustaban mis pizzas ―se quejó con un tono dolido que me hizo sonreír.

―Tus pizzas están muy ricas ―admití y frené en seco, dejándolo a él algo confuso―. Pero no son adecuadas para ocasiones especiales como esta.

―¿Ya hemos llegado? ―quiso saber a la vez que olfateaba el ambiente―. Huele a sal y escucho las olas a lo lejos. ¿Dónde estamos?

Eché un vistazo a la cafetería a la que nos dirigíamos. Dos chicas jóvenes, un muchacho sonriente y un señor de unos cuarenta años nos esperaban en la puerta. Por la forma en la que estaban dispuestos supuse que la primera chica sería Seok, la segunda sería Danbi, el chico sería Jimin y el señor, Jaewook.

―Deja de torturarlo ya ―se quejó Jungkook, que hasta ese momento se había mantenido callada a pesar de mis tonterías, detrás de nosotros―. Me estás angustiando hasta a mí.

Me giré para sacarle la lengua a mi amigo y éste rodó los ojos en mi dirección, ahogando una sonrisa.

Esperé un poco para comprobar que estábamos todos por última vez y deslicé con lentitud mis dedos por las mejillas de Namjoon hasta liberarlo del todo. Me separé un paso de él para ver su reacción y exclamé a coro con los demás:

―¡Felicidades!

Namjoon observó el lugar con un brillo en los ojos que me enterneció el corazón. Miró el mar, el muelle, la gente que paseaba por allí a pesar de que empezaba a refrescar... y después desvió sus ojos hasta sus antiguos compañeros.

―No me puedo creer que me hayas traído hasta aquí... ―murmuró, supuse que dirigiéndose a mí pero acercándose al grupo que lo esperaba―. ¿Cuánto hace? ¿Tres años?

La primera en acercarse a él fue Danbi. Saludó a Namjoon con una enorme sonrisa y lo envolvió en un abrazo mientras le aseguraba que se alegraba mucho de que le hubiese ido tan bien y de verlo feliz.

Después de ella fue Seok, después Jimin y por último el que había sido su jefe durante varios meses.

―Las chicas ya no se pegan por entrar, Namjoon. Por tu culpa mi negocio ya no es lo que era.

A pesar de sus palabras, Jaewook no tardó en unirse a sus empleados y abrazar a Joonie con entusiasmo.

Unos minutos más tarde estábamos todos sentados alrededor de una mesa. La tarta que le habían hecho sus antiguos compañeros a Namjoon por motivo de su cumpleaños descansaba sobre ella, marrón y preciosa.

Joon preguntó a cada uno cómo les iba y poco a poco se pusieron al día, cada uno de ellos hablando de aquello que les apasionaba con los ojos brillantes de emoción, como yo había visto a Namjoon siempre que hablaba sobre su música.

eufonía » kim namjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora