nueve

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¿Alguna vez te has subido a una montaña rusa? Bien si lo hiciste agrégale a eso ir a unos quinientos kilómetros por hora y te darás una idea, de lo que fue ese viaje para mi,que por suerte, duro unos minutos.

Cuando tocamos o toque el suelo con mis pies y me aparte de Daishinkan, me fui hacia un lado. Estaba mareada al punto de que sentí que era capaz de vomitar hasta las entrañas.Termine de rodillas en el suelo cubriendome la boca.

-¿se encuentra bien?-me pregunto el Gran Sacerdote.

¿Se burlaba?¡era obvio que no estaba bien! El mundo me daba vueltas y más vueltas.

-espero que el viaje no le haya resultado una experiencia muy fuerte,porque aún nos quedan otros doce contando el de regreso-me dijo inclinándose hacia mi- pero si prefiere la puedo llevar de vuelta al palacio,
claro que eso anulará nuestro trato y además ¿quiere quedarse completamente a solas con él?-me pregunto mirando, disimuladamente,a Zamasu.

-¡no!-dije casi en un grito-yo estoy bién...muy bién

Hice el esfuerzo por ponerme de pie y no tambalearme,al caminar y creo lo logré.

Estábamos frente a una enorme estructura algo rústica y cuyos detalles estaba resguardados por la oscuridad de la noche. Daishinkan me dijo que era el templo del dios de la destrucción del primer universo,Iwan.

-¿y ahora que hacemos?-me pregunto uno de los Zen oh sama.

-bueno...tocamos a la puerta y gritamos "dulce o travesura"-le dije.

-entiendo-exclamo Daishinkan- si no nos dan los dulces, les hacemos una travesura.

Me quedé pensando en cómo esos seres hipermegasuper poderosos, podían ver en algo como eso la diversión y comportarse como niños, descubriendo un juego nuevo.
Gritaron con todas sus fuerzas "dulce o travesura" ,esperaron unos minutos y nadie salió así que lo volvieron a intentar,pero tampoco apareció alguien.

-¿ya podemos arrojar esto?-preguntó Zamasu,sacando una esfera de color rojo de la bolsa que nos dió el Gran Sacerdote.

-bueno creo que así son las reglas. Adelante diviértanse-nos dijo Daishinkan.

No sé porque lo hice,pero junto a Zamasu y los Zen oh sama, lanzamos esas esferas rojas a la puerta que justo se abría  en ese preciso instante,provocando que las esferas estallarab sobre Iwen y Anat,quienes quedaron bañados en pintura roja ¿por que no las eludieron? No lo sé,pero creo pudieron haberlo hecho.

Un incómodo silencio siguió a eso y para colmo justo cuando Anat iba a abrir la boca para decir algo, los Zen oh sama le lanzaron otras dos bombas de pintura. Está vez amarillo y azul,
un poco de la cual le cayó en la lengua.

-me complace recibirlos Zen oh sama-logro decir después limpiándose con un pañuelo que saco de su bolsillo-aquí están sus golosinas...

Una especie de bandeja apareció delante de él,repleta de lo que podría decir,si eran dulces.
Por turno fueron a tomar un puñado de golosinas,hasta Zamasu (de mala gana) tomo lo suyo,pero yo no podía moverme.

Me quedé viendo a Anat sin mover un músculo,era un poco más alto de lo que imagine y manchado de pintura perdía algo de garbo. Quizá porque le lance pintura es que me sentí algo avergonzada cuando me miro directamente y camino hacia mí.

-buenas noches-me dijo viéndome con curiosidad.

-bue...buenas noches -le dije.

-asi que ella es la chica que viene de un cosmos lejano-comento Iwen acercándose-parece un humano ordinario...

Cuentos al Rey De Todo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora