Lo tenía en mi poder,en cierto modo,pero era un poder fugas que en el fondo no cambiaba el hecho de que Daishinkan, podía hacer conmigo lo que quisiera sin que nadie ahí siquiera le importara.Yo estaba sola frente a mi adversario y mi adversario era uno de las más poderosos seres de ese gran cosmos.Si quería desquitarme debía hacerlo con sutileza,de la misma forma en que él me fastidiaba a mi,sin humillarme,sin herirme,pero incómodandome.
-Según las reglas debo cumplir una penitencia para recuperar mi prenda-hablo Daishinkan-¿Qué debo hacer?
-Simon dice: responda las siguientes tres preguntas sin mentir ni evadir-dije y la sonrisa del Gran Sacerdote se borró.
Todos guardaron silencio y se fijaron en nosotros.
-¿A cual de sus hijos prefiere?-le pregunté.
Esa pregunta lo hizo levantar una ceja y apoyo los pies en el suelo llevándose la mano a la barbilla. Mire hacia la audiencia y note que los ángeles fueron acercándose hacia la tarima.
-Un padre no tiene preferencia entre sus hijos-respondí con cara de inocente.
-Eso es un cliché-le dije-Si partimos por la idea de cada individuo es único y particular, es imposible entonces querer,
estimar,etc a todos por igual. Siempre tenemos preferencias basadas en un sin fin de subjetivos juicios. Un padre puede amar a todos sus hijos,
pero no los trata de la misma forma y por tanto tiene preferencias hacia unos más que a otros en diferentes áreas...¿Con cual de sus hijos se lleva mejor?.-Con todos me llevo bién-respondió.
-La pregunta es clara y sólo tiene una respuesta ¿Con cual de sus hijos se lleva mejor?
Me miro de una forma algo intimidante,luego se sonrió y dijo en voz clara:
-Korn.
Ese nombre salió de su boca con dificultad.
-Finalmente me muestra su intelecto,Salieri-me dijo Daishinkan-La siguiente pregunta ¿cuál es?
-¿Nos daría "el minuto feliz"?
-¿qué es el minuto feliz?-me pregunto algo confundido.
-en la escuela tenía un maestro que una vez por semana nos daba "el minuto feliz" en realidad eran cinco minutos,pero el llamaba así a ese tiempo donde podíamos hacer lo que queramos siempre y cuando no rompieramos nada y no nos faltaramos el respeto...Él dejaba de ser la autoridad y podíamos tratarlo como uno de nosotros...
-¿Por cinco minutos el les daba permiso para hacer un alboroto?-preguntó Iru-Suena divertido.
Ese comentario se ganó una mirada de Daishinkan bastante fuerte,pero Iru solo se encogió de hombros.
-¡Muy divertido si-dijo uno de los Zen oh sama.
-Divertido si,di que si Daishinkan-le dijo el otro.
El Gran Sacerdote me miro seriamente,luego suspiro resignado.
-Si,les doy el "minuto feliz"-dijo y materializó un reloj de arena.
Ninguno parecía entender que debían hacer,se miraban entre ellos y murmuraba.
-Tienen cinco minutos,hagan lo que quieran...-agrego Daishinkan y un trozo de pastel se estrelló en su hombro.
Hasta a mi me sorprendió eso y cuando miré hacia donde vino eso,vi a Iru con otro trozo en la mano.
-Si entendí bien podemos hacer lo que queramos ¿o no?
Salte de la tarima y me acerqué a ese supremo kaiosama que empezaba a caerme bien.
-No los desperdicie-le dije y tome un poco de ese pastel que tenía en la mano para embarrarselo en la cara -Eso fue por asustarme cuando visite su universo...
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Cuentos al Rey De Todo
FanfictionYo escribía de él sin saber que desde su mundo podía leer aquellas historias. Un día, ofendido por mi prosa, me lleva ante él para proponerme un inusual juego.