veintidós

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Después de una media hora,
Zamasu logro ubicarse y llegamos a la habitación. Allí dijo que quería vomitar y me apresure por llevarlo al baño, dejándolo ahí. Fui hasta mi cama y me senté abrazando la almohada,como hago cuando quiero pensar. Allí me quede tratando de armar el rompecabezas de las palabras de Daishinkan, e intentando apartar mis angustias. Era un pupurri de cosas sueltas que flotaban en mi cabeza. Termine por tenderme en la cama con los ojos cerrados y apenas un minuto después,
Zamasu se dejo caer del otro lado, mirándome seriamente.

-¿Qué te dijo Daishinkan?-me pregunto.

-Nadada-respondí.

-¿Vas a decirme que te saco de este lugar, para estar contigo en silencio?

-Lo que hablamos,él y yo, no es asunto tuyo.Ademas me sorprende que te interese-le dije y me senté en la cama para ponerme de pie e irme al sillón,pero él me sujeto-¡Suéltame!

-No hasta que me digas de que hablaste con el Gran Sacerdote- me dijo y realmente parecía tener interés en ese asunto.

-Ni siquiera te mencionamos-le dije-Suéltame.

No lo hizo,se levanto sujetando mi mano y se me quedo mirando, con esos ojos llenos de desprecio que tanto me disgutaba.Tire de mi mano intentando soltarme,
pero sólo conseguí que me tomara más fuerte. No me dio la impresión de que buscara lastimarme, sino de que no me crei que no hable de él con Daishinkan.

-Suéltame-le pedí en un tono mas sumiso.

-Pídelo por favor.

-No seas caprichoso-le dije y me puso de pie aun sujeta por él.

-Eres insolente y desafiante-me dijo y se levanto también-Pero de la forma en que lo es un animal asustado ¿Sabes que veo en tus ojos cada vez que me miras?  Miedo, pero en lugar de acoquinarte me desafías y eso es irritante.

-Suéltame-insistí llegando al límite de mi paciencia.

-Te crees mucho por ser la "protegida" de Daishinkan ¿no? Te sientes intocable porque te dan la libertad de hacer lo que te plazca.Porque te codeas con dioses y ángeles,pero no eres más que un animal exótico que todos quieren ver y los Reyes De Todo exhiben ¿piensas que les agradas? Eres,en este momento, su juguete favorito,pero ya sabemos lo que pasa con los juguetes de los niños ¿no Salieri?

-Tienes razón-le dije y me le acerque-Para ellos puedo ser todo eso que dices,pero y para ti Zamasu ¿qué soy para ti?

Mi pregunta lo desconcertó.  

-Responde Zamasu ¿Qué soy yo para ti? ¡Dime! ¿Qué escondes? ¿Crees que no me he dado cuenta? Me desprecias y se entiende,si asumimos que tú serás borrado cuando yo me vaya o sea borrada también,entonces  Zamasu ¿Por qué te humillas  atendiendome? ¿Donde esta el poderoso dios,que ve a los humanos como una peste, cuando se postra a mis pies para quitarme los zapatos? ¿Qué escondes Zamasu?

-¡Humana petulante!-exclamó y me dió un fuerte empujón que me hizo caer,por suerte,sobre la cama-¡Con que osadia me hablás!
Tu actitud de animal rabioso me tiene cansado ¡Tu petulancia,tu actitud incisiva! Aunque ahora este en esta posición degradante, te recuerdo que sigo siendo una deidad.

-¡Tú no eres un dios para mi!-le grite y me puse de pie para enfrentarlo,mas él me tomo por los brazos.

-Qué vio Daishinkan en tí es lo que quisiera saber-me dijo y me es sacudió violentamente-¡Dime! ¿Qué te hace tan especial? ¿Qué vienes de ese otro mundo? Pudo ser cualquiera.Pudo ser cualquiera,pero te escogió a ti ¿Por qué? ¡Contestame! ¿Qué se supone que tienes tú que gozas, desmerecidamente,de privilegios destinados sólo a las deidades? ¡¡ ¿Qué?!!

Cuentos al Rey De Todo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora