Era una tarde soleada de otoño. Estaba recostada en la alfombra de mi cuarto oyendo música mientras garabateaba un cuaderno de dibujo cuando una leve brisa soplo desde abajo. Me senté amparando mi rostro con los brazos a la vez que las hojas de mi cuaderno volaban por la habitación. Hubiera creído que mi casa había quedado atrapada en un tornado de no vivir en territorio donde esos fenómenos no son posibles. Recuerdo que al intentar ponerme de pie sentí que un remolino me envolvía, me levantaba y me absorbía a su centro invisible. El patrón de la alfombra se me hizo difuso. Los colores se mezclaron hasta formar un torbellino en el cual esa fuerza me sumergió tan rápidamente que no me dejó ni gritar.Abri los ojos sin saber cuánto tiempo había pasado. Lo primero que ví fueron dos hileras de blancas columnas flotantes que se perdían en una amplia oscuridad tanto al frente de mi como detrás de mi. El piso tenia decenas de colores. Me recordó a las ilustraciones de las galaxias que veia en las páginas de astronomía y a otro lugar que tarde varios minutos en recordar.
Un sueño- pensé- Cuando finalmente puede llevar a mi memoria ese recuerdo. Tenía que ser un sueño, pues ese sitio en el que me encontraba no era real ni en mi realidad. Algunas veces tuve sueños en los que sabía estaba soñando y ese me pareció era uno de esos. Me levanté viendo a todos lados, como buscando algo, pero por varios minutos no ví o escuché otra cosa que las columnas y mi respiración. A poco andar y de forma tan silenciosa como elegante ese personaje se presentó ante mi con una sonrisa que no podría definir si era amable o burlona. Aprecio como de la nada, flotando a medio metro del suelo. Temerosa di un paso atrás, como si hubiera querido alejarme, pero solo ví hacia otro lado murmurando que estaba soñando nada más.
-Señorita Salieri, por favor tenga la gentileza de voltear a verme- me dijo él y su voz se oyó igual a la que escuchaba detrás de la pantalla de mi televisor.
Lo mire, pero no porque su tono me intimidara (me hablo con dureza), sino porque me llamó la atención que ese personaje me llamara por un seudónimo que usaba en una aplicación para escritores aficionados.
-Supongo que debe estar confundida- me dijo poniendo sus pies en el suelo- Pero le garantizo que si me concede unos minutos de su tiempo...todo esto empezará a tener sentido para usted.
Iba abrir la boca para hacer una pregunta, pero es que la voz de ese personaje me encantaba y escucharla tan nitidamente, lo admito, me cautivó por lo que me calle.
-Usted sabe quien soy ¿me equivoco?
-Usted es un personaje de una serie llamada Dragón Ball Super y el nombre por el que se le conoce es Daishinkan- le respondí con timidez y vacilación- Eres un tanto más alto de lo que creí, pero bueno esto es un sueño y puede que...
-No- exclamó acentuando su sonrisa- Le doy mi palabra que esto es un sueño-me dijo caminando hacia mi con las manos en la espalda- Yo soy Daishinkan. Este es el palacio de Zen Oh Sama y usted a sido traída hasta aquí por mi- al decir eso materializó un espejo de cuerpo entero para que me viese en él.
Con timidez y curiosidad di un paso al costado para ver mi reflejo. Di un pequeño grito cuando me ví allí. Era yo, pero no yo como yo. Osea era yo, como un personaje de Dragón Ball ¡Como un personaje de animación! Para comprobarlo toque mi rostro, mis ojos, el lunar bajo mi ojo izquierdo, mi cabello teñido de azul, mi camiseta de tirantes amarilla y bermudas negras. Incrédula baje mis ojos a mis pies y no traía zapatos. Mis uñas estaban pintadas de violeta como las de mis manos que observé con asombro.
-Como puede ver es parte de este mundo ahora- me dijo Daishinkan haciendo desaparecer el espejo.
-¿Por qué?-logre preguntar dentro de mi estupefacción.
ESTÁS LEYENDO
Cuentos al Rey De Todo
FanfictionYo escribía de él sin saber que desde su mundo podía leer aquellas historias. Un día, ofendido por mi prosa, me lleva ante él para proponerme un inusual juego.