Mi tobillo fue curado así que Zamasu me bajo.No con mucho cuidado.Subi a ese trineo sentandome entre ambos Zen oh sama,pues ellos me señalaron ese lugar.
-Pareces una muñeca,de esas que había entre los adornos-me dijo uno se los Zen oh sama.
Me sonreí nada más ¿Qué otra cosa podía hacer?
-La primera parada será el universo uno-dijo Daishinkan sentándose al frente-Sujetense...el viaje puede ser algo brusco.
Como ir en una montaña rusa a quinientos kilómetros por hora,no hay otra forma de describir esos viajes para mi.
Era de noche y reconocí ese lugar de inmediato.Era la morada de Iwen. Entrar fue fácil con Daishinkan,sólo aparecimos dentro,donde había un lindo pino de navidad decorado con bastones de caramelo ¡De caramelo de verdad! Olían a menta y mi debilidad ¡son los bastones de caramelo! Saque uno...okey fueron dos ¡Esta bien! fueron cinco,pero uno para cada uno,sólo que no tenia pensado compartirlos. Y si ya sé que el azúcar me hace daño.
Daishinkan traía una especie de bolsa roja vacía,la que sacudió bajo el árbol y de ella salieron unos diez regalos perfectamente envueltos.
-Es todo,debemos ir al templo de Anat ahora-dijo Daishinkan.
-¡Cuantos obsequios!-exclamaron los zen oh sama
-Si,pero son para el dios de la destrucción del primer universo. No deben abrirlos-dijo el Gran Sacerdote en tono condescendiente-¿Qué esta comiendo?
Era obvio que esa pregunta estaba dirigida a mi.
-Un bastón de caramelo-conteste.
Él se me acerco lentamente.Pudo tomar uno de los que tenia en la mano derecha,pero en lugar de eso me quito el de la mano izquierda,que yo acababa de quitar se mi boca.
-Sabe bien-me dijo después de ponerlo en su boca.
Eso fue...perturbador y no sólo, yo quede desconcertada con esa acción. No se porque,pero de pronto estar cerca de Zamasu no era tan malo.
Partimos al templo de Anat que era un sitio muy elegante, ordenado y decorado sobriamente. Dejamos los regalos y nos fuimos o lo intentamos porque Zamasu se enredo en parte de la decoración y tiro el árbol. Nada que el Gran Sacerdote no pudiera remediar.
En el universo dos,en el templo de Jerez la decoración nos dejo estaciados (por lo empalagazo),
pero nos dejaron leche y galletas que estaban deliciosas. Daishinkan nos advirtió que no comieramos tanto o nuestro apetito se arruinaría para la cena. En el templo de Peru habia pastel de navidad con frutos secos ¿Qué podíamos hacer? Si el olor se esa cosa era sencillamente apetitoso.En el universo tres las luces primaban como decoración y daban un espectáculo maravilloso, Cascadas de luces y toda clase de dibujos formados con focos multicolores. En el universo cuatro habia un bosque de árboles navideños decorados. Dejamos los regalos en el más grande. En el templo de Kuro hasta había chimenea con todo y medias. En el universo cinco,en el templo del dios de la destrucción,encontramos una aldea de gengibre por la que los Zen oh sama y yo corrimos jugando, hasta que di un paso en falso y por poco caigo por un agujero de unos tres metros sino es porque Zamasu, me sujeto del brazo.
-Ten más cuidado-me dijo.
Le hubiera dado las gracias,pero el mal humor le salia por los poros así que preferí no hacerlo.
En el templo de sus supremo kaiosama habían muchos regalos como decoración y a los Zen oh sama les pareció divertido mezclar los reales con esos.En el universo seis debimos ser sigilosos al llegar al templo de Champa,pues allí se celebraba la fiesta y si se lo están preguntando,no...Daishinkan no nos dejo dar un vistazo y nos saco rápido de allí.La decoración en el templo del supremo de ese universo no era nada que no hubieramos visto. En el universo siete,en el templo de Bills habían una pista de hielo y nieve a montones. Nos detuvimos un momento porque a Los Zen oh sama, les pareció divertido la idea de patinar que yo di y como no intentarlo. Si eres latino sabrás que en la mayoría de los países de este lado del mundo las navidades son bajo el sol ardiente de verano. Por ningún motivo podía no intentar patinar con esos patines con cuchillas en los que me resulto bien difícil equilibrarme,pero no más que a Zamasu, que termino de cara en el hielo varias veces.
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Cuentos al Rey De Todo
Hayran KurguYo escribía de él sin saber que desde su mundo podía leer aquellas historias. Un día, ofendido por mi prosa, me lleva ante él para proponerme un inusual juego.