En que momento el pobre dios de la destrucción del universo tres,término por escapar de su cuerpo robótico que los Zen oh sama habían convertido en un lienzo de garabatos, no tengo idea.Lo ví en el hombro de su ángel contemplando la escena con aflicción y al mirar detenidamente todo el lugar, pude comprender bastante bien como se sentía.
-¿no cree que se les pasó la mano?-le dije a Daishinkan-hay una enorme diferencia entre una travesura y vandalismo
Él me miro como si no entendiera de que estaba hablando,luego sólo apartó de mi sus ojos.
-¿no hará nada?-le pregunte.
-ambos Zen oh sama están disfrutando de todo esto y no voy a interrumpir su diversión.Sí cree que se han excedido, entonces ¿por qué no los detiene usted?-me dijo con esa sonrisa indescifrable que yo empezaba a odiar y con un tono que parecía estarme desafiando.
¿Impulsividad? ¿insensatez? ¿un acto suicida? Lo que haya sido me dió los bríos para dirigirme a ese par de niños latosos, que se estaban comportando como unos malcriados.Intente hablarles,pero no me escucharon y continuaron con sus desmanes. Eso sumado a que me estaban ignorando,me irritó al punto de que simplemente exclamé con todas mis fuerzas :
¡Ya basta! ¡comportense!
¿Que tan fuerte grite? no sé,pero fue lo suficiente para que ellos voltearan a verme un tanto confundidos,por un segundo creí que me borrarian ahí mismo, una ves que entendí lo que había hecho. Pero no,sólo me quedaron mirando como esperando a que diría o haría.
-¡la travesura término!-les dije con coraje no se dónde-nos vamos ¡ahora!
-vamos al siguiente universo si-dijo uno.
-esta bien aquí ya no hay nada divertido-dijo el otro y fueron con Daishinkan.
El Gran Sacerdote, me miro no sabría describir de que forma,
pero no parecía estar enojado. Zamasu en cambio me veía un tanto asustado o sorprendido tampoco podría definir su expresión.-es usted muy impetuosa,Salieri-me dijo el Gran Sacerdote y luego chasqueo los dedos.
Todo lo que se incendiaba se apago y las pequeñas explosiones cesaron.Yo asimilaba lo que acababa de hacer ¡pude morir!O ser borrada que para el caso es lo mismo.
Nos fuimos después de eso y empezaba a acostumbrarme a ese viaje,aunque no demasiado.
Al llegar al universo cuatro,algo que nos llamó de inmediato la atención fue el silencio que reinaba en aquel rocoso lugar. Todo estaba oscuro,más oscuro de lo normal.Los Zen oh sama gritaron con todas sus fuerzas,pero nada ocurrió. Tres veces más gritaron y está vez apareció Cognac,el ángel de ese universo y tras saludar a quienes correspondía su mirada se posó en mí,pero ya me estaba habituando a eso también.
-¿no trajiste dulces?-le pregunto uno de los Zen oh sama.
-los dulces están dentro-le dijo Cognac.
-¿los dioses de este universo?-preguntó Daishinkan y dió la impresión de estar molesto.
-también están dentro,pero...
-vamos a verlos entonces-dijo el Gran Sacerdote y se adentro en aquel oscuro lugar.
Ese lugar,que parecía un nido de cavernas,no me agradaba mucho que digamos y hubiera preferido esperar a fuera,sino es porque uno de los Zen oh sama me toma de la mano y me hace avanzar.
Tenía una impresión que podía ser incorrecta,pero creía que había uno de los Zen oh sama a quien yo parecía generarle una leve simpatía,pues siempre había uno que votaba en mi favor.Era ese que me tomo la mano y que no podía distinguir del otro hasta que tenía algún gesto conmigo,aunque como digo sólo era una impresión nada más.
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Cuentos al Rey De Todo
Hayran KurguYo escribía de él sin saber que desde su mundo podía leer aquellas historias. Un día, ofendido por mi prosa, me lleva ante él para proponerme un inusual juego.