Infierno

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Llegamos a una mazmorra. A diferencia de la otra vez esta tiene puerta. Y una pequeña ventana por la que se ve el Laberinto iluminado. Hay que reconocer que es muy bello.

Me tiran con fuerza y caigo al suelo de rodillas. Estoy rabiando

- ¿Dijiste que ser criada no era para ti? Bien, pues deseo concedido

- Yo nunca he dicho eso

- Tampoco lo niegas

Me levanto y sacudo el polvo de mi vestido

-Esta es mi mejor celda. De hecho, hace muchos años que nadie la ocupa. La reservo para "invitados de honor"

- Ya era hora de que me consideraras invitada y no una esclava

Si...lo sé... el sarcasmo no es lo mío. Pero no quiero demostrarle que tiene la sartén por el mango

- Bueno... en realidad sí que vas a tener un trabajo. Aunque es de lejos mucho más placentero que ser sirvienta.

¿Ah, sí?

-¿Ah, sí?

- Muchas querrían estar en tu lugar.... Serás mi dama de compañía

- ¿PERDONA?

Eso en mi país tiene un nombre. Uno muy poco decente

- Serás mi sombra, al igual que yo seré la tuya. Tus obligaciones serán seguirme allá donde vaya y estar al tanto de mis necesidades

Me ruborizo. No se si morir de la vergüenza o matarlo a golpes

- Jejeje. No es lo que estás pensando, querida Susana. Para eso hay que esperar al matrimonio. Aunque si se encarta...

- ¡PERO CÓMO PUEDES SER TAN PRETENCIOSO! ¡Y TAN MALA PERSONA!

Me abalanzo a su cuello pero los guardias me sujetan de los brazos y me inmovilizan

- Te dije cumplieses mis órdenes. No lo hiciste y ahora sufrirás las consecuencias

- Eres un desgraciado

- Y tú una insensata. Por tu culpa ahora debo encargarme personalmente de que no te vayas de la lengua.

- ¿Y si no QUÉ?

Se acerca y me habla para que sólo lo escuche yo

- Si no, te aseguro que lo que tu y yo sabemos que viste el otro dia te parecera un cuento de hadas comparado con lo que te tengo reservado

- Esto no quedará así

Ya en el umbral de la puerta

- Eso ya lo veremos

Cierran la puerta

- ¡Descansa dulce Susana! Mañana vendré temprano a buscarte

[Afueras del templete de palacio]

Llevo toda la mañana siguiendo al tiránico e insoportable Rey Goblin.

Su rutina es de lo más aburrida, todo el día con ese pelota de Dot riéndole todas las gracias.

Ahora está reunido con un grupo de hombres y mujeres que parecen sacados de una película de los años veinte.

Su estilo de vestir contrasta mucho con el atuendo de Jareth (chaqueta de cuero negro, camisa blanca, mallas grises y botas negras de cuero a juego con los guantes) y el mío (un vestido rosa salmón apagado con un sombrero de mimbre muy molesto).

Todo es muy aburrido, así que me voy despistando poco a poco hasta el río que circunda el templete.

Pruebo el agua. Es fresca y... ¡Dulce!

¿Y si todo fuera un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora