Por favor, vete

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[Despacho del Rey]

- ¡ONCE DÍAS! ¡ONCE DÍAS LLEVO RETENIÉNDOLA CONTRA SU VOLUNTAD Y SIGUE TAN TERCA COMO SIEMPRE!

- Mi señor, tal vez...

- No me digas que tenga piedad porque ¡te ahogo yo mismo en el Pantano del Hedor Eterno!

- Por supuesto que no, mi señor...

- No puedo soportarlo más, me voy.

Dot corre apresurado hacia mi y me agarra instintivamente del antebrazo. ¡¿CÓMO SE ATREVE?!

- ¡Mi señor, no nos abandone! ¡Os lo suplico!

Con una clara expresión de espanto y advertencia asesina, miro mi brazo y después a Dot, que quita su asquerosa mano rápidamente al darse cuenta de lo que acaba de hacer.

- No voy a marcharme, ignorante. Me ausentaré para tratar unos asuntos. Volveré esta noche.

Le entrego la llave de la Alcoba Real.

- Estaré fuera todo el día. Por hoy, y sin que sirva de precedente, puede salir al jardín.

- Comprendido. No saldrá de la Alcoba y los jardines.

- Y quiero que esté permanentemente vigilada. Te responsabilizo de todo lo que haga. Por lo tanto

Golpeo con el dedo índice la ratona nariz de Dot.

- Responderás con tu vida de todo lo que hoy acontezca.

- ¡Entendido, mi señor!

- Fuera de mi vista.

Me duele la cabeza. Hablar con el inútil de Dot siempre me da jaqueca. 

[Alcoba Real]

¡ONCE días! Once días llevo con esta tortura.

Nunca imaginé que el casarse era algo tan doloroso.

Y además hoy es Nochebuena. No soy especialmente católica, de hecho hace años que no piso una Iglesia, pero el ambiente, aunque cada vez más inexistente, de las fiestas Navideñas, me gusta mucho.

Sería genial poder subir y ver las luces de las calles, los árboles y adornos de las casas...

Pero con el monstruo que me tiene enclaustrada es imposible hacer nada. Abren la puerta.

- B​uenos días, cosa preciosa.

- Buenos días, querido esposo

Camina hacia mí

- E​spero que hayas descansado bien. Hoy estás deslumbrante.

Se inclina hacia abajo y me besa la mano.

- S​iento no poder decir lo mismo.

Maldita desagradecida.

- De acuerdo, hoy te has levantado con el pie izquierdo. Por suerte para ti, tienes todo el día para mejorar ese mal humor que tan arraigado parece estar en tu vida.

- ¿Te vas?

- Pero volveré. Mucho antes de lo que te gustaría. Dot se queda al cargo de todo.

- Genial.

Me inclino para besarla, pero la muy ingrata me gira la cara.

Como me niego a besarle, el muy descarado me sujeta fuertemente la cabeza con ambas manos y se sale con la suya.

¿Y si todo fuera un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora