LAS REGLAS DEL JUEGO

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"El cuarto vuelve a temblar. Las sacudidas cada vez son más fuertes. En un momento dado, me coge fuertemente de la cintura y el suelo desaparece bajo nuestros pies. De repente. Oscuridad"

Hace frío. Noto lo que parece ser un suelo de piedra debajo de mí. Hemos impactado contra el suelo, pero no recuerdo haberme hecho daño. Me levanto e intento adaptar mi vista a la oscuridad, sin resultado. Todo negro.

Una figura me ataca desde atrás inmovilizándome.

-¿Te gusta mi castillo?

Quiero gritar, pero no puedo. Estoy muerta de miedo.

-¿No puedes hablar? ¿O acaso tienes miedo?

-Yo...no tengo miedo.

Su presencia y voz son muy peligrosas. En cualquier momento va a matarme. Estoy segura.

-Oh...¿De verdad? (susurrándome en el oído) No sabes cómo me alegra oír eso. Así podrás disfrutar de todo lo que te tengo preparado.

Vale. Estoy muerta de miedo. Está loco de atar. Lo mejor es mantener la calma y en cuanto menos se lo espere si te he visto no me acuerdo.

Me suelta. De pronto se ilumina lo que parece una especie de mazmorra antigua. Jareth está junto a una especie de candelero cubierto por algún tipo de cristal extraño.

-Ahora mucho mejor- dice acercándose lentamente – Me gusta ver tu cara. Lo hace todo mucho más divertido.

Su atuendo ahora es completamente negro y reluciente. Hasta la línea de sus ojos parece haberse oscurecido.

-¿Qué pretendes?

Ahora sí que me tiene completamente desconcertada.

-¿No deseabas aventuras? Bien, deseo concedido. Sin embargo, las reglas no son tan sencillas como en ese libro tuyo. Date la vuelta.

Lo hago. Tras de mí se encuentra un reloj enorme, casi tan alto como la mazmorra. Sus rotundos tic tac, hacen que parezca que nos encontramos dentro del propio reloj.

-Ahora estás en mi castillo. Concretamente en las mazmorras. Ni que decir tiene, que al igual que en el exterior, esto también en un laberinto.

Mientras habla, escucho como sus pasos llegan hasta mi altura, me rodean y veo como se sitúa justo enfrente de mí, junto al reloj.

-El juego consiste en salir de mi castillo y atravesar todo el Laberinto hasta encontrar la entrada. Entonces podrás volver a tu insulsa vida de ser humano mediocre.

No hacía falta insultar...

-Parece fácil.

Se acerca hasta ponerse lo suficientemente cerca como para poder hablar casi en un susurro. Su voz suena más amenazadora que nunca.

-Pues te aseguro que no lo es. Tanto el palacio como el Laberinto han cambiado mucho desde la visita de Sarah. No des las cosas por sentado, (Esto último suena más a advertencia que a amenaza) aquí las cosas no son como parecen.

- (Embravecida) No te preocupes, me las apañaré.

Mientras me mira atentamente

-No me cabe ninguna duda

Se aleja y comienza a desaparecer con el reloj. Parece que esta vez no hay tiempo.

-¡Oh! ¡Casi se me olvida! Como te dije antes tu tiempo es breve. Tienes veinticuatro horas para completar el juego. El tiempo corre hacia atrás con todo lo que eso conlleva.

Casi ha desaparecido. ¡Maldito tramposo!

-¡Eso no me lo habías dicho! ¡Eres un tramposo!

-Venga, te las apañarás muy bien sola. Sé que no me defraudarás.

¡Ha desaparecido! ¡Maldita sea! ¡Como lo coja se va a enterar de lo que vale un peine! ¡ahhhh LO ODIOOO! Un ataque de histeria recorre

cada palmo de mi cuerpo haciéndome dar fuertes patadas contra el suelo

¿Y si todo fuera un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora