Abrir los ojos

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Estoy en un sitio muy extraño. Es una especie de casa rural un poco rara. Estoy de viaje con mi familia. La dueña de la casa, una mujer bajita, de gafas redondas y pequeñas, bastante regordeta y con cara de asesina serial insiste en no separarse de nosotros y en que no nos fuéramos de allí. 

Aun así salimos yo y una amiga (no puedo verla, pero sé que no es Frizz, ni nadie que yo conozca) a dar un paseo por el pueblo. Tras cruzar una carretera con isleta, muy iluminada por las farolas (es de noche), llegamos a una calle larga y muy barriobajera. Todo está sucio, la piedra desgastada de los edificios está llena de hollín, el suelo está lleno de manchas y basura. 

Hay gente mendigando por todos lados, rateros de poca monta... Sorprendentemente, ahora es de día. Bajamos la calle cuando nos encontramos de frente con la dueña de la casa, que da la impresión de habernos seguido. Tras una larga charla nos dice que nos están esperando dentro de un local que hay a unos tres metros hacia arriba. 

No hay letrero, pero una haz anaranjado junto con una cortina recogida en una viga alta situada sobre la puerta, nos indica que es ahí donde tenemos que ir. Entramos con cuidado. El interior es increíble. Es una especie de plató de televisión con un fondo amarillo anaranjado y un gran letrero redondeado con letras difusas. Hay un sofá alargado y redondo, como los de los programas de tertulia, de espaldas a nosotras.

En el centro derecha hay un hombre rubio, con el pelo corto sentado. No se mueve. Nos quedamos allí sin saber que hacer. 


Estoy nerviosa y confusa. 

Como si saliese de unos camerinos, de la negrura que invade los alrededores, de este extraño plató de televisión, concretamente de la parte izquierda, donde nos encontramos nosotras, sale un hombre bastante grande y alto, de unos cuarenta años, parecido a un actor antiguo de teatro. 

Su apariencia es grisácea, como si hubiese perdido el color y estuviese en blanco y negro, sin llegar a estarlo. Se acerca y nos pregunta "¿Qué hacéis aquí?" "¿Quiénes sois vosotras?" Sin pensar, siento la necesidad de decir " Me han dicho que me están esperando" Entonces el hombre me echa un vistazo y me contesta "en efecto, eres tú" "Espera un momento" Se acerca corriendo al hombre que permanece inmóvil en el gran sofá y le dice algo al oido. El hombre se levanta y los focos me impiden ver bien su cara. Sólo distingo una figura alargada y esbelta, con un cabellos rubio cobrizo recortado y peinado hacia atrás.

Una especie de dibujo rosa y amarillo parece decorar su cara, pero no se distingue bien. Está de perfil. El otro hombre sigue hablando sin parar cerca de su oreja, como queriendo ocultar la conversación. Cuando el hombre termina de hablar, el rubio (que me imagino quién es) parece mirar de reojo hacia aquí y dice "quiero verla" o algo por el estilo. Es entonces cuando el hombre alto se nos acerca y me dice "él quiere verte". Ahora si que estoy nerviosa. No me puedo creer que vaya a conocer al mismísimo David Bowie. Bueno, esa idea no me entusiasma realmente, lo que más increíble me parece es ¡voy a conocer al Rey de los Goblins! ¡En persona! Como si de una película se tratase, un primer plano de David Bowie, caracterizado como Jareth, me habla muy serio y preocupado.

Sin embargo hay un problema ¡NO PUEDO OÍRLE! El continúa hablando y yo hago mi mayor esfuerzo por comprender, pero parece como si él fuera mudo, o yo fuese sorda. Y lo que más me escama de todo, es que sus ojos no son azules,son marrones, y a pesar de mirarme a mí mientras habla, su mirada es vacía y transparente, sin sentimiento... ¿Es una trampa?

[Guarida de Pennywise ] 

Un balde de agua fría me despierta.

¡El payaso me ha echado un cubo de agua fría a la cabeza!

¿Y si todo fuera un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora