Nunca me olvidaré de ti

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[Celda]

Después de que Jareth tirase de mi hacia dentro, los goblins me apresaron y me engrilletaron en una celda.

Llevo casi dos horas y todavía no se que va a ser de mí.

*Se abre la puerta*

Me incorporo

Es Jareth, que viene vestido completamente de negro salvo una capa azul marino con pedrería.

- Dejadnos solos

- Señor...

-¡Fuera!

Todos los goblins se marchan. Quedamos solos

Nos miramos, pero ninguno nos atrevemos a hablar... 

- ... ¿Me van a llevar otra vez a la hoguera?...

- No... He decretado que no te castigaré con la muerte

Suspiro de alivio. No tengo intención de morirme todavía pero todo el mundo se empeña en lo contrario.

- Pues no sabes la alegría que me das. Estaba muy asustada.

- No he terminado. Aunque no te castigue con la muerte debes pagar por lo que hiciste.

- Yo no hice nada. Sarah es muy buena persona, no se merece que nadie le haga daño. Nunca se me ocurriría.

- Mataste a Clarisse.

- ¡Deja de decir eso! ¡Algo me empujó! No tenía valor para matarla. Parece como si alguien me hubiese usado de marioneta para separarnos.

Me mira fijamente a los ojos. Su mirada es fría y distante.

- Llevas demasiado tiempo aquí. Te echarán de menos. Lo mejor será...

- Que me marche

Da la callada por respuesta

- Perfecto.

- Debo mostrar autoridad y poder frente al pueblo o no me temerán ni obedecerán.

- Y para ello debo irme
- Es para que se calmen las cosas. Se olvidarán de lo ocurrido.

- Y yo también ¿verdad?

De nuevo la callada por respuesta

Noto como se me humedecen los ojos.

Pero no le daré el gusto de verme llorar.

- Siempre creíste en el Laberinto. Incluso cuando creías que no era real. Sigue siendo tu elección creer o no.

- Yo creía en ti. Creía en todo este mundo porque CREÍA EN TI. Pero ahora es diferente. Ya no tengo nada en lo que creer

Intenta esconder sus emociones pero se le nota bastante dolido.

- Hacíais buena pareja. Cada vez que os veo en fotos y vídeos, realmente creo que hacéis buena pareja. Sarah es tan dulce, tan buena y encantadora que... reconozco que iba a la fiesta decidida a pelearme con ella. Pero no iba a matarla. Me entró un ataque de celos y quise dejarle claro que eras mío.

Río sin ganas ante la mirada incrédula del Rey. - Susana, yo...

- Tranquilo. Que no montaré una escena. Todo lo que te he dicho ya no lo siento. De hecho, te detesto.

Los ojos del monarca se encienden. - ¡Susana, no vayas por ese camino!

- ¿O qué? Ya no tengo nada que perder. Ni arriba me espera precisamente el paraíso ni aquí puedo volver.

¿Y si todo fuera un sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora