36. UN LATIDO PARA LA ETERNIDAD

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Tamara caminaba de un lado al otro en la sala de la residencia bajo la mirada vigilante de Xia, y aunque quería salir de ese lugar e impedir que Taemin y Minho se acercaran aún más, sabía que no tenía sentido.

Jinki se daría cuenta, Jonghyun se molestaría si dejaba a Kibum solo, Xia le daría una paliza y Taemin se mofaría en su cara, pero es que, para ella no era justo, ya que por primera vez en su vida creía haber encontrado a un hombre que le gustaba y de la nada su pequeño y molesto hermano llegaba y solo por "fregarle" la vida apartaba a Minho de ella.

Desde luego lo que Tamara no sabía, era que, a pesar que al principio ese era el plan de Taemin, con el paso de los meses realmente había comenzado a enamorarse de Minho, al igual que Minho de él, quien al principio se sintió atado por su amor de juventud, y que al descubrir que no era quien pensaba, terminó aceptando que su corazón latió nuevamente por alguien, y ese alguien era Taemin.

—¡¡Ya siéntate!!—Exclamó Xia molesta al ver a la otra dar vuelta tras vuelta mientras imaginaba que dejaría un molesto surco marcado en el suelo por el desgaste de sus pasos.

Tamara rodó los ojos por las palabras de la otra, pero inesperadamente la palabra "muerte" cruzó por sus pensamientos, su andar se detuvo y dudando miró los rojos ojos de Xia, esa palabra, que había sido mencionada tantas veces por Joon a Taemin y ella, seguía molestándola a cada segundo.

—Unnie—Susurró Tamara con temor a ser abofeteada, su voz fue casi imperceptible al punto que incluso para ella fue difícil escucharse, sin embargo Xia la escuchó claramente y apenas pudo ocultar su sorpresa pues no había sido llamada de esa manera en cientos de años.

—¡¿Qué quieres?!—Fue la fría respuesta de Xia ante el llamado de la otra quien no se sorprendió, aun así se mordió la lengua para evitar decir algo fuera de lugar, respiró una vez para calmarse y entonces preguntó.

—Unnie ¿Confías en Joon?—Xia miró extrañada a la otra quien de inmediato notó que no obtendría respuesta, y a pesar de que la primera no dijo nada, Tamara decidió continuar, pues sabía que si quería la verdad no la obtendría de Jinki pues era cercano a Joon, Jonghyun no hacía más que pensar en Kibum, Kibum y Risa no estaban, así que solo le quedaba Xia.

—Cuando Jinki Oppa se convierta en emperador... El resto de nosotros... Todos... ¿Mori-re-mos?—Tamara sintió como prácticamente el alma se les escapó cuando preguntó, la fría y afilada mirada de Xia se posó sobre ella y la respuesta que buscaba llegó.

—¿Eres estúpida?... ¿No deberías estar jodiéndole la vida a Taemin?... ¡¡Es lo único que hacen ustedes dos!!... ¡¡Par de inútiles!!—Xia dejó a Caramelo en el sofá después de prácticamente escupirle esas palabras a Tamara quien se quedó pensando en si había algún significado detrás de ellas aparte de los claros insultos a su persona.

Sin esperar a que Tamara tuviera tiempo de reaccionar Xia salió de la residencia, subió al techo y abriendo sus brazos espero a la más pequeña de las brisas para elevarse con ella hacia el cielo, más allá de las nubes perdiéndose en el oscuro manto de la noche.

¿Y cómo hizo eso?

Bueno aquí va otro secreto, ¿Recuerdan que Tamara sabía un poco de brujería?... pues Xia sabía mucho de brujería, solo que como no es de sorprenderse a estas alturas, era un secreto para el resto de los hermanos.

En medio de las frías nubes la espera fue más larga de lo que ella hubiera querido, finalmente la voz de quien estaba esperando se presentó.

—Perdón por la tardanza—Era Kibum quien se presentó en la forma de una cálida brisa.

—Seguro estabas con Jonghyun—Dijo Xia mirando la luna.

Ahora~ ¡¿Qué está pasando aquí?!

¿No solo Jinki hablaba con Kibum sino que también Xia?, pues sí, exactamente así era, y ninguno de los dos le había comentado a ninguno de sus otros hermanos.

¿Cómo?... sencillo, Jinki era capaz de ingresar al "Limbo" y usaba el cuerpo de Kibum como medio podía contactarlo.

En el caso de Xia, ella debía llegar a un lugar exacto donde hacía contacto con Kibum, esto claro, solo tenía un par de años, desde que Kibum comenzó a fortalecerse.

¿Por qué subía a las nubes?... pues para que el resto no supieran que había encontrado una manera de hablar con él, podía contactarlo en determinados lugares en el suelo también, pero prefirió un lugar donde nadie más la vería.

—Al parecer Joon dijo cosas innecesarias a Tamara y Taemin—Sentenció Xia mientras sus ojos seguían fijos en la luna.

—Lo sé, pero él también está preocupado, aun así, te puedo asegurar que podemos conf-...—La voz de Kibum se detuvo de pronto, una fría corriente recorrió la piel de Xia ocasionando que sus ojos se cerrarán por un segundo, al siguiente se abrieron y sus pupilas se dilataron al encontrarse con una sangrienta y enorme luna frente a ella.

Su cuerpo se paralizó, un intenso dolor llegó a su pecho y comenzó a sentirse fría a la par que el aire en sus pulmones parecía comenzar a escasear.

—¡¡Oppa!!—Gritó llamando a Jonghyun quien obviamente no la escuchó, pues recordemos que estaba en Seúl, sus manos se apretaron y sus ojos se cerraron con fuerza, perdiendo el control de su propio cuerpo, sus garras crecieron afiladas como cuchillas y atravesaron sus manos que estaban en forma de puño.

Un desgarrador grito salió de su garganta, su mente se desconecto al perder el conocimiento y comenzó a caer, unos segundos pasaron y una cálida brisa la abrazó justo antes de que se estrellara contra el suelo.

Al mismo tiempo un par de kilómetros abajo, justo en el momento del desgarrador grito de Xia, Caramelo dio un salto de las piernas de Tamara mientras era acariciado, posteriormente salió por la ventana ignorando los gritos de ella al llamarlo, por inercia Tamara se levantó de su sitio para seguirlo pero se detuvo al filo de la ventana al recordar que no debía dejar solo a Kibum.

Los largos y ondulados cabellos de Tamara siguieron el movimiento de su cuerpo cuando giró sobre sus pies para ver en dirección del interior de la habitación que estaba a punto de abandonar.

—¡¿Quién está ahí?!—Preguntó en dirección a la oscuridad, al fondo de la habitación de donde juraría escuchó unos casi imperceptibles pasos, el silencio fue lo único que obtuvo como respuesta, un segundo después, la ventana tras de ella se cerró de golpe empujándola al interior de la habitación y haciéndola trastabillar terminando con las manos contra el suelo.

Su piel se estremeció hasta el último rincón de su cuerpo cuando proveniente de la oscuridad escuchó lo que le pareció el lejano llanto de un bebé que se hacía más fuerte y notable a cada segundo transcurrido.

Los focos en la habitación reventaron de pronto mientras un centenar de astillas de cristal cayeron en un tintineo casi imperceptible pero que a sus oídos pareció eterno.

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En un espacio completamente blanco Kibum cubría su rostro con sus manos debido al intenso ardor que en él se presentaba.

Al igual que Xia fue afectado por la imagen de la luna sangrienta que los hizo perder contacto, después de eso puso un gran esfuerzo para volver a manifestarse en el mundo de los vivos y detener su caída.

Mientras Kibum aún trataba de recuperarse una espesa niebla comenzó a aparecer en el lugar acompañada del sonido de unos conocidos pasos que llegaron a él.

—No deberías hablar con ellos—La voz de Risa llegó a sus oídos a la par que sus delicadas, delgadas y blancas manos se posaron en los hombros de él y lo ayudaron a incorporarse.

—¿Qué le hiciste a Xia Noona?—Preguntó Kibum a la Noona frente a él con platinados cabellos.

—Ella estará bien, lo que me preocupa es... ¿Ya tomaste tu decisión?—Kibum desvió su mirada.

—No eh tomado ninguna decisión... Primero debo confirmar si lo que me dijiste es verdad.

—¿No lo has confirmado al verlos desde que se reunieron nuevamente?—Risa se acercó a Kibum y con sus manos rodeo su cuello.

—Pronto saldremos de aquí Kibum, te demostraré que es verdad y entonces me ayudarás—Depositó un pequeño beso en la mejilla de su hermano quien la miró tomando sus manos entre las de él.

—Noona... Si lo que dices es verdad, ¿Qué pasará con todos nosotros?—Kibum preguntó mientras la miró a esos amarillentos ojos que nunca más volvieron a su negro original.

—No te preocupes Bummie, Jinki volverá a mi... Y los dos nos aseguraremos que todos estén donde les corresponde—Risa sonrió para Kibum quien fue recorrido por un extraño sentimiento.

—Nos veremos del otro lado—Dijo Risa sonriendo a su hermano.

—No tienes un cuerpo, ¿Cómo harás para vernos del otro lado?

—¿Me prestarás el tuyo Kibummie?

Kibum debió contener la reacción de rodar sus ojos pues "Kibummie" era la cariñosa forma en que solo Jonghyun podía llamarlo.

—Si fuera posible lo prestaría Noona—Kibum cambió su actitud hacia su Noona al liberar sus manos y acariciar los platinados cabellos de ella.

—Pero ambos sabemos que no es posible—Sonrió de forma calculadora para ella quien le devolvió el mismo tipo de sonrisa.

—No te preocupes... Ya tengo el recipiente perfecto para volver.

Repentinamente Kibum alejó sus manos de Risa al ver aparecer dos oscuras figuras detrás de ella con un par de rojos ojos.

—Son... Demonios...—Kibum Susurró.

¿Por qué risa estaba en compañía de demonios?

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Por otro lado en la ruidosa Seúl, Jonghyun había dejado a Taemin y Minho en aquel bar.

"¡¡Que Hyung tan irresponsable!!"

¿Pensarían eso?... Obvio no, seguro a estas alturas están esperando que algo pase entre Minho y Taemin y bueno, este no es el momento, porque es un momento para Jonghyun.

Para ese momento Jonghyun ya había recorrido alrededor de diez joyerías, desde las más pequeñas y sencillas a las más grandes y de renombre, ninguna fue ignorada, y en todas y cada una se aseguró de que lo que buscaba no pasara desapercibido.

¿Qué buscaba Jonghyun?...

La joya color carmín que Kibum le mostró en sus sueños, al final no logró encontrarla y terminó por llegar a un enorme parque en medio de la gran Seúl, una gran fuente se encontraba justo al centro de la misma, el bullicio del agua al caer era tan fuerte que al cerrar los ojos podría sentirse en cualquier lugar menos en medio de la ciudad.

Desanimado una vez más por no tener ningún avance se sentó en una de las bancas que miraban a la fuente.

—Lo siento Kibummie, seguiré buscando—Cerró los ojos y se recargó en la banca, al abrirlos se encontró con aquella brillante estrella que Kibum siempre contemplaba, el recuerdo de la petición de Kibum de huir al mundo humano llegó como un cruel y despiadado rayo atravesando su corazón y arrancando una lágrima de su alma.

—Debí haberlo hecho cuando lo pediste—Se lamentó cerrando los ojos, perdiendo tras sus párpados el brillo de "aquella" que fuera la más fiel testigo de la relación de esos dos.

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[FLASH BACK

Hace varios cientos de años, un pequeño Jonghyun de apariencia de unos cinco años corría por los jardines observando todas y cada una de las miles de flores que ahí crecían, en realidad, llevaba cerca de diez días empeñado en encontrar la más hermosa de todas.

—¡¡La encontré!!—Gritó entusiasmado cuando al fin tomó entre sus pequeñas manos una hermosa flor y la puso en una delicada macetita de cristal que el mismo había decorado.

Diez minutos más tarde el pequeño corría a toda velocidad a lo largo de los pasillos del castillo mientras en sus manos sujetaba firmemente la pequeña florecita en la macetita, corriendo como si no hubiera un mañana, esquivando a cualquiera que se le atravesara, así se las arregló para llegar hasta aquella enorme habitación donde estaba el destinatario de esa flor.

—¡¡Es para ti Bummie!!—Prácticamente gritó cuando extendió su regalo hacia un pequeño Kibum de unos cuatro años en apariencia quien lo observo sin decir nada por un segundo, y al siguiente continuo dibujando como si nada.

El pequeño Jonghyun frunció el ceño al comprender que a su hermanito no le gustaban las flores.

—Igual la dejaré aquí, ya que la conseguí especialmente para ti—Dijo Jonghyun al dar media vuelta y retirarse cabizbajo de la habitación.

...

En otra ocasión un joven Jonghyun de apariencia de unos quince años observaba a un joven Kibum que se veía de unos trece o catorce.

—¡¡Bummie!!—Gritó Jonghyun al llegar corriendo a su lado bajo un enorme árbol en los jardines del castillo.

Kibum rodó los ojos ante la intromisión del otro ocultando su cuaderno de inmediato.

—¿Estas dibujando algo Bummie?—Preguntó Jonghyun sonriendo para Kibum como siempre, y como siempre el segundo levantó sus cosas y se alejó sin decir nada, Jonghyun se quedó mirándolo con un marcado puchero en sus labios.

—¿Por qué eres tan frío conmigo Kibummie?—Preguntó a un chico con ojos de zorro que ya iba muy lejos, tanto que era imposible que fuera escuchado.

...

Unos cuantos siglos más tarde, un joven Jonghyun de unos dieciocho años en apariencia miraba a la distancia a un Kibum de unos diecisiete años que se encontraba cerca de la fuente principal del castillo y completamente concentrado dibujaba en su cuaderno.

—Tranquilízate ya... él nunca me mirará como yo lo veo—Susurró Jonghyun a su corazón que cada vez que veía a Kibum comenzaba a galopar como si de su pecho quisiera escapar para correr y colocarse en manos del otro.

Y para desgracia de Jonghyun y su corazón, cada vez que trataba de acercarse al otro parecía molestarse alejándose un paso más de él.

—Creo que... a partir de ahora deberé conformarme con verte a la distancia—Suspiró Jonghyun al creer que sus sentimientos nunca alcanzarían a tan maravilloso ser que lo había cautivado desde la primera vez que sus ojos lo encontraron.

Pasaron un par de días y Kibum dejó el castillo por todo un día, Jonghyun se quedó atrás viendo como el otro se alejaba en compañía de un gran ejército de sirvientes.

Para ese entonces Jonghyun había dejado de insistir en acercarse a Kibum y se había conformado con solo observarlo desde lejos, aquellos bellos ojos de zorrito que con una pequeña coincidencia con los suyos parecían atravesar su alma al tiempo que un fuerte estremecimiento lo invadía, Jonghyun quería que esos ojos solo lo observaran a él.

La tersa y blanca piel que a la noche y en sus ojos poseía más brillo que la misma luna, quería saber lo que se sentiría en su tacto y si sería capaz de hacerla estremecer al punto de desfallecer tal y como le había sucedido a él en los fugaces roces accidentales que habían tenido.

En su mente aparecieron los pequeños, rosas y acorazonados labios que Kibum poseía y él deseaba probar, moriría solo por la oportunidad de averiguar si acaso serían tan dulces como siempre imaginaba.

...

En medio de extrañar a quien se encontraba ausente a la noche terminó frente a la habitación del otro después que le dijeran que volvería hasta el día siguiente, al final lo extrañaba demasiado, y ese sentimiento lo había llevado hasta ahí.

—No debería—Dijo para sí mismo con su mano a punto de abrir aquella puerta, suspiró mientras se convencía de volver por donde había llegado.

—De verdad no debería—Se repitió nuevamente, pero para su buena o mala suerte las voces de sus hermanas se escucharon a la vuelta del pasillo y su primer y único reflejo fue entrar en aquella habitación cerrando tras de sí lo más rápido que pudo.

Una amplia habitación con decoración sencilla pero única es lo que encontró frente a él.

—Perdón por la intromisión—Susurró para sí mismo al darse cuenta que había invadido el espacio privado de Kibum, se dispuso a esperar que las "otras" se alejaran, para salir sin observar ni tocar nada.

O al menos eso era lo que pretendía hasta que un objeto junto a la ventana llamó su atención, frunció el ceño un poco intentando enfocar, y como si víctima de algún hechizo fuera, sus piernas terminaron por llevarlo paso a paso hasta donde aquel objeto se encontraba.

Fue ese el momento cuando literalmente su corazón abandonó su cuerpo para no volver a pertenecerle nunca más, el pequeño y frío zorrito que siempre huía de él, tenía en su mesita la flor que Jonghyun le había entregado cuando eran unos niños, enorme y radiante, llena de color y vida, era así como se encontraba la florecita, una lágrima estuvo a punto de escapársele al sentirse conmovido, ya que él pensaba que se había secado en el olvido.

Pero eso no fue todo, junto a la macetita se encontraba el cuaderno que Kibum nunca le había mostrado y guardaba siempre con recelo.

—No debería—Se dijo a sí mismo pero su cuerpo no lo obedeció cuando sujetó aquel cuaderno y al abrirlo casi sintió que su corazón taladraba en su pecho (A pesar de que ya lo había abandonado XD)... el cuaderno de Kibum estaba lleno de dibujos que el mismo había realizado, y en todos y cada uno el modelo era Jonghyun.

Jonghyun llevó ambas manos a su pecho para intentar controlar un fuerte latido al interior, un latido tan acelerado que parecía que su corazón estaba a punto de fallar, tan veloz que se convirtió en un zumbido en sus oídos y al mismo tiempo tan lento que creyó que se desmayaría.

—¿Seguirás latiendo así por la eternidad?... ¿de forma tan descontrolada me harás sentir vivo y desfallecer al mismo tiempo por Kibum?

Preguntó a su loco corazón...

FIN DEL FLASH BACK]

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Pasaba de la media noche, el parque donde Jonghyun se encontraba comenzó a quedarse solitario y sus ojos permanecieron en el firmamento.

Y como si quisiera alcanzar aquella estrella estiró su mano hacia ella mientras le dijo—¿Cuándo fue la primera vez que gustaste de mí?—Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando la melancolía y el arrepentimiento lo invadió, al darse cuenta que, tal vez jamás obtendría la respuesta.

LUNA ESCARLATA (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora