25. EL SUCESOR

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[TIEMPO PRESENTE]

Un fuerte retumbar en los oídos de Taemin parecía estar a punto de romper sus tímpanos.

Un retumbar generado por su loco y acelerado corazón que intentaba escapar de su pecho cuando de alguna manera inexplicable sus labios se habían encontrado con los de Minho por segunda ocasión.

¿Cómo era posible que su corazón corriera tan rápido y lento al mismo tiempo?

¿Podría acaso deberse a que era inexperto en eso de besar y ser besado?

Las manos de Taemin acariciaban el cuello de Minho sintiendo la suavidad de su piel como si quisiera arrancarla para apropiarse de ella.

El calor corporal de ambos jóvenes ascendía rápidamente, una sensación nueva y fascinante para Taemin, algo dentro de él le decía que debía seguir y averiguar lo que todas esas sensaciones eran capaces de generar.

"¿Qué diablos pasa conmigo?"

Se preguntaba cuando repentinamente sintió la necesidad de alejarse del otro, interrumpiendo de forma brusca el beso en el que se encontraba inmerso.

Había sentido que su corazón estaba a punto de explotar cuando las enormes manos de Minho se posaron en su cintura.

Los ojos de ambos se encontraron, para Minho los pequeños y cristalinos ojos de Taemin eran lo más bonito que jamás hubiera visto en su vida, para Taemin los enormes faros negros de Minho eran algo fascinante.

"¿Qué es esto?"

"¿Por qué mi corazón late de esta manera tan extraña?"

"¿Por qué mi piel se estremece de esta manera tan sorpresiva?"

"Es acaso... ¿Por culpa de ese estúpido espectro?"

Las preguntas seguían invadiendo los pensamientos del príncipe de las tinieblas.

Se repitió mil veces que no era él, que seguramente era por los sentimientos del maldito espectro que se había tragado descuidadamente.

—¿Por qué lo haces?—.La voz de Minho interrumpió los pensamientos de Taemin.

Atrayendo su atención y provocando que un extraño cosquilleo lo recorriera, sintió como todos y cada uno de los vellos en su pálida piel se erizaban cuando Minho sujetó su cintura nuevamente y en esa ocasión no se alejó.

Minho se acercó a su oído y asegurándose que sintiera su cálido aliento le susurró.

—¿Acaso te estas vengando?

Lo normal hubiera sido que Taemin se estremeciera por el acercamiento del otro, pero en cambio se quedó atrapado en su mirada al alejarse, cada mirada que intercambiaban era como una gran interrogante que debía descifrar, ya que los únicos que se habían atrevido a sostenerle la mirada en toda su vida eran sus hermanos, ya fuera como vampiro o en su falsa vida de humano, simplemente la gente desviaba su mirada, excepto ahora, el hombre frente a él parecía un excepción a la regla.

Pero nuestro pequeño príncipe tenía un rasgo aún más sobresaliente que su lado malvado, y ese era, su lado travieso.

Las manos de Taemin llegaron al cuello de minho y se deslizaron suavemente hasta su pecho donde sintieron unos fuertes latidos, al mismo tiempo que los marcados músculos del pecho de Minho empujaban sus manos con cada enorme respiración producto del contacto con el otro.

Los ojos de Taemin se vieron atraídos por una doble manzana de adán que se movía sincronizada mente en la garganta del otro, Minho había estado corriendo antes por lo que unas pequeñas gotas de sudor sobre su piel se deslizaron lentamente por su cuello hasta llegar al borde de sus ropas donde fueron absorbidas por la tela.

"Delicioso"

Fue el pensamiento de Taemin al fijar su mirada en el movimiento del cuello de Minho al respirar, inconscientemente pasó su lengua por sus labios, sus manos se deslizaron a los hombros del otro y un extraño palpitar emergió de su corazón cuando se paró de puntitas para alcanzar el cuello de Minho.

Minho se quedó paralizado ante el extraño actuar de Taemin a la par que era capaz de sentir cada una de sus exhalaciones sobre su piel generando un agradable estremecimiento en su ser.

Los colmillos de Taemin comenzaban a salir, un cosquilleo al interior de su boca se presentó, cuando inconsciente mente se encontró saboreando a su presa, cada latido llamaba a sus sentidos vampíricos, haciendo larga la espera para torturarse el mismo y disfrutarlo con mayor intensidad cuando al fin lo probara.

Un pequeño gemido se escapó de la garganta de Minho a la par que sus manos se aferraron con más fuerza a la delgada cintura de Taemin cuando el último dio una gran lamida a su cuello y cada una de sus papilas sintió el salado sabor de su presa.

"Eres mío"

Sentenció Taemin a punto de clavar sus colmillos en su presa, pero entonces, repentinamente Minho lo apartó, Taemin frunció el ceño extrañado y notó que el otro miraba a la distancia, apenas iba a reclamar cuando fue halado por la enorme mano de Minho hacia atrás de él.

—Son cazadores, date prisa y vete—. Susurró Minho a un extrañado Taemin.

A él no le importaban unos cuantos cazadores, aun así no pudo evitar notar lo "apuesto" que Minho se veía al "protegerlo".

—Te veré luego—. Dijo Minho con una sonrisa resplandeciente adornando su rostro, una sonrisa que haría desmayar a cualquiera, pero no a Taemin, a quién le pareció repulsiva.

El hecho de que un humano le sonriera de esa manera, que además lo tratara como si fuera débil y necesitara protección, no hace falta decir que nuestro príncipe de las tinieblas se molestó.

Y nuevamente dándole la razón a Tamara actuó como un mocoso al desaparecer del lugar no sin antes golpear la parte de atrás de la cabeza a Minho quien sorprendido se llevó la mano a la zona y terminó sonriendo solo ante la acción del otro.

...

Taemin se disponía a volver a casa, durante el camino llevó su mano a su corazón para comprobar que como temía éste latía errática mente.

Después de lo que Joon le había contado se sentía un tanto desconcertado, había averiguado cosas que nunca hubiera imaginado.

¿Cuánto había que desconocía de ellos?

¿Por qué le habían ocultado ese tipo de cosas?

¿Por ser el más pequeño?

¿Así de poco confiaban en él?

Los últimos rayos solares se ocultaron antes de que llegara a casa, un nostálgico recuerdo de su niñez llegó llegó a su memoria.

Cuando tan débiles rayos irritaban su piel, en sus recuerdos Kibum llegó corriendo para apartarlo del sol y le mostró las maravillas del protector solar.

Una sonrisa se dibujó en sus labios al recordar a su siempre amable Kibum Hyung.

Pero nuevamente la idea de que los Hyungs que el conocía no eran los reales comenzó a atormentarlo, queriendo evitar esos pensamientos apresuró el paso.

Dando brinquitos por la calle entre las sombras vio algo familiar.

—¡Oh!... ¿Qué hacen aquí?—. Preguntó a la docena de demonios que se inclinaban ante él.

Una sonrisa un tanto diabólica se dibujó en su rostro al reconocer a quienes en vida habían sido psicópatas, asesinos, homicidas y depredadores sexuales, todas almas a las que él mismo había rescatado antes de que cayeran en el infierno.

Esos demonios eran sus más leales sirvientes, aquellos que él sabía nunca le fallarían, más leales que sus amigos, más leales incluso que su familia, pues tenían la seguridad que si fallaban serían arrojados de vuelta al infierno por el mismo Taemin.

Después de recibir un breve informe sobre lo que sucedía en el inframundo, envió a sus sirvientes a buscar más almas para Kibum, porque a pesar de todo, de todos los hermanos, sentía un especial cariño hacia Kibum, lo extrañaba, lo extrañaba tanto que estaba dispuesto a lo que sea para tenerlo de vuelta.

...

En cuestión de minutos estaba en casa, en la sala encontró a todos sus hermanos, Xia y Tamara se encontraban intercambiando miradas de odio como era de esperarse.

Joon se encontraba de pie completamente derecho junto a Jonghyun que estaba en el sillón rojo que tanto le gustaba y Caramelo dormía en el medio de la habitación.

La fría mirada de Tamara intentando atravesar el alma de Taemin logró estremecerlo momentáneamente.

Pero la joven sintió repulsión cuando Taemin le obsequió un guiño travieso burlándose de ella, en consecuente Tamara debió contener el impulso de estrangularlo.

Xia sonrió para sus adentros al notar que "su" pequeña Tamara comenzaba a tener carácter aunque fuera debido a los celos, porque si, ya sabemos que el odio de Xia hacia Tamara en realidad no lo era.

Taemin caminó frente a sus hermanos rozando la nariz de Caramelo y quedando de pie frente a Jonghyun.

Solicitó poder hablar con "traidora" pero Jonghyun se negó, diciendo que ya había sido interrogada y no hacía falta que hablara con ella.

Desde luego Taemin se sintió menospreciado, y cuando estaba a punto de dictar su inconformidad.

Su instinto de supervivencia le hizo recordar la facilidad con que su Hyung lo había dominado antes.

Aún así, sentía que necesitaba hablar con la traidora, hacer las cosas por él mismo y asegurarse de no ser engañado nuevamente.

Jonghyun lo miró desinteresada mente por unos minutos que parecieron eternos.

Taemin se sentía temeroso y en cierta medida indefenso, no sabía si creer solamente en las palabras de Joon y no sabía quién de sus Hyungs le había ordenado revelar esa información o si siquiera sus Hyungs lo sabían.

Los que si sabía, es que no se quedaría callado y sin hacer nada.

—Pregúntale lo que quieras... pero no la mates... aun—. Jonghyun se levantó al dar su permiso.

Taemin se sorprendió al escuchar la palabra "muerte" de labios de su Hyung.

Con un movimiento de su mano el mayor de ellos abrió un vórtice al cual Taemin ingresó.

...

Al pasar al otro lado del vórtice Taemin se encontró en el último lugar que se hubiera imaginado.

El hedor a sangre en el aire fue como si alguien golpeara su frente con un enorme mazo y le causara una hemorragia interna.

El rechinido de las cadenas perforaba sus oídos y le indicaban que hace poco las habían hecho balancearse.

La oscuridad casi total era conocida para él, incluso la pesadez del aire que se respiraba era familiar, estaba seguro, ese lugar era... la sala de juegos de Jinki.

Una oscura habitación completamente cerrada, no habían ventanas, y sólo una puerta por la cual se entraba y salía.

Dentro del castillo donde todos los hermanos habían nacido y se habían criado.

Una habitación a quien nadie le gustaba visitar, pero el hecho de que Jonghyun lo enviara ahí no era lo que sorprendía.

Lo que lo sorprendió fue la silueta que apareció frente a él cuando sus ojos se acostumbraron a la falta de luz.

Después de parpadear un par de veces Taemin al fin lo distinguió, era Jinki, estaba justo frente a sus ojos, lo miraba con una gran sonrisa mientras sostenía algo que parecía estar cubierto de sangre que se deslizaba y caía gota a gota en el suelo.

La mirada de Taemin se paseó por toda la habitación, así fue como se percató que las cuatro paredes de la habitación se encontraban salpicadas por una gran cantidad de sangre.

Como si alguien hubiera explotado justo en el medio de la habitación.

—Has vuelto—. Jinki dijo al recién llegado sonriendo al punto de hacer sus ojos desaparecer.

Pero a pesar de la cálida voz que lo caracterizaba una sensación fría recorrió toda la piel de Taemin, creando desconcierto en su interior nuevamente.

—Seguramente has venido a interrogarla, pero tendrás que esperar a que se regenere—. dijo Jinki al llegar junto a él.

La mano de Jinki en el hombro de su hermanito le indicó que salieran de la habitación, el eco de los pasos de ambos retumbó en las paredes al tiempo que en una de las esquinas de la habitación Taemin alcanzó a ver un pequeño bulto de carne del tamaño de un puño que latía con dificultad.

"¿Hyung... le... hizo eso?"

Taemin se preguntaba internamente al tragar grueso, pues nunca lo hubiera imaginado, Jinki era el más amable de todos, siempre había sido temible y extremadamente poderoso pero nunca despiadado.

Mientras caminaban por los pasillos del castillo Taemin no pudo evitar notar un aura oscura desprendiéndose de su Hyung, ya que, el príncipe de las tinieblas podía ver la oscuridad en los corazones de los demás.

La sonrisa de Jinki en el exterior era la misma de siempre, pero la luz que antes daba brillo a sus ojos había sido reemplazada por ¿Maldad... rencor... tristeza... odio?

Taemin no era capaz de descifrar lo que había en su interior, pero era algo perturbador.

Finalmente llegaron al frente de la puerta de una gran habitación, no era la de Jinki, al menos no la que Taemin recordaba.

La enorme puerta fue abierta por los sirvientes y cuando ingresaron Taemin se sorprendió por lo que encontró, tres decenas de chicas paseaban por el interior.

De inmediato varias de ellas corrieron melosa mente hacia Jinki.

¿Qué estaba pasando?

Él no era ese tipo de hombre, hasta donde Taemin sabía él siempre había amado a Risa, nunca había tenido ojos para nadie más, o eso es lo que pensaba, que Risa y Jinki se amaban incondicionalmente.

Fue desagradable, para Taemin fue sumamente desagradable ver como esas chicas se le restregaban a su Hyung quien las miraba pero no les prestaba especial atención.

—Salgan, tengo que hablar con mi hermano—. Jinki ordenó.

Todas chicas respondieron con un "Ahhh" al unísono mientras abandonaban la habitación obediente mente.

Taemin que se sentía incómodo hizo todo lo posible por evitar mirarlas, aun así cuando pasaron a su lado las reconoció.

Eran las hijas de las familias nobles que apoyaban el linaje de su familia.

Todas parecían estar felices y ansiosas al mismo tiempo por complacer a Jinki, todas excepto una que se quedó frente a él negándose a abandonar la habitación.

Jinki sonrió y colocó su mano en el pecho de la chica, más bien sobre sus senos, esa escena hizo un rubor aparecer en las mejillas de Taemin quien desvió su mirada.

Sin embargo aquel rubor desapareció cuando vio el puño de Jinki apretarse y arrancar el alma de la chica.

Un tenue luz como si de una fina y delgada tela se tratara se desprendió de la chica que cayó al suelo como un cuerpo sin vida.

—Denle eso al perro—. Esas palabras salieron de los labios de Jinki mientras su rostro carecía de expresión.

Unas chicas que aún no habían ido lejos de inmediato regresaron por el cuerpo sin vida y obediente mente se lo llevaron cerrando la puerta tras ellas.

Jinki levantó su mano para abrir la ventana a la distancia y dijo al alma que acababa de arrebatar.

—Vas a ir directo a que Kibum te consuma... si me desobedeces te arrepentirás.

La pequeña luz en su mano salió a toda velocidad en dirección a Kibum y se perdió en el horizonte.

La ventana se cerró de igual manera como había sido abierta.

Jinki se sentó en un gran sofá invitando a Taemin a su lado con un gesto.

—¿Por qué hiciste eso? Su familia podría enojarse—. Comentó Taemin al sentarse junto a su Hyung.

Jinki lo miró y soltando una carcajada al tiempo que su sonrisa se volvía fría y sus ojos aún más oscuros y vacíos, le respondió.

—Tal vez no lo sabes porque te fuiste hace siglos, pero... oficialmente soy el sucesor de nuestro emperador.

—Esas chicas están todas aquí, porque esperan que las tome como esposas, pero... para mi... solo hay una mujer.

Jinki tomó una enorme y bellísima rosa de la mesa y mientras la observaba dijo unas palabras que le helaron la sangre al más joven.

—Cuando la encuentre al fin, se arrepentirá de haberse ido, después de todo estamos destinados.

La rosa que tenía en manos se desmoronó y cayó hecha polvo cuando terminó de pronunciar aquellas palabras, Taemin sintió su corazón comprimirse pues sabía que su Hyung se refería a Risa.

Esa noche Taemin pidió a su Hyung que extrajera de su interior al espectro con sentimientos por Minho de su interior.

Desde luego Jinki lo hizo, pero hizo más que eso y extrajo todo resto de almas o sentimientos de que Taemin hubiera absorbido.

Así el príncipe de las tinieblas quedó limpio en esencia pero fue advertido, que los sentimientos creados por el mismo aunque fuera por influencia de algo que hubiera absorbido permanecerían.

Después de aquello el mayor y el menor de los hijos del emperador pasaron un rato agradable hablando como si todo estuviera bien hasta que llegó el momento de Taemin para volver junto con el resto.

—¡Hyung!—. Interrumpió Taemin repentinamente llamando la atención de Jinki.

—¿Qué ocurre?—. Preguntó Jinki sonriendo a su pequeño hermano que jugaba entrelazando sus dedos.

Taemin miró a su Hyung y sin ningún cuidado aspiró con fuerza e hizo la pregunta que lo había estado perturbando.

—H-hyung-g si mi corazón late con fuerza al ver a una persona en específico, si mi piel se estremece por su toque y mi respiración falla a la par que mis piernas tiemblan y mis manos comienzan a hormiguear... Y esas reacciones se hacen más fuertes cada vez, incluso con solo pensar en esa persona, sig-g-gnif-fiii-

—Que te estás enamorando—Interrumpió Jinki al pequeño que se quedó quieto al escuchar la respuesta que tanto temía.

—Hyung~ Creo que mi alma se escapó~ ¿P-p-podrías t-traer..la de vuelta~?—. Declaró Taemin mientras claramente sentía que el vapor salía por sus orejas.

Jinki sonrió enternecido al saber que el más joven de ellos al fin se había enamorado, y una pequeña ola de celos llegó a su interior al darse cuenta que de todos, era el único que no había experimentado el amor.

—Te estás enamorando y eso es bueno—. Volvió a declarar Jinki—Pero descubrir si es amor de verdad solo te corresponde a ti, no es como si hubiera un cuestionario para ello.

—No es un cuestionario pero hay algo—. Dijo Taemin.

Jinki frunció el ceño extrañado, entonces Taemin le contó.

—Hace unos doscientos años conocí a un hombre lobo que se enamoró de una bruja, les pregunté como sabían que era amor de verdad y el hombre lobo me dijo "Cuando te das cuenta que puedes dormir en brazos de esa persona y al despertar deseas no haberlo hecho para estar en su abrazo por siempre", luego la bruja dijo "Cuando sabes que en los brazos de esa persona estarás bien aunque te estés quemando en una hoguera", al final creo que es, tener a esa persona que te da una seguridad total al punto de arrancarte el corazón y ponerlo en sus manos—. Taemin miró al techo—En realidad no sé, olvida lo que te dije.

Jinki sonrió ante tal explicación ya que el sentía que no tenía la menor idea sobre el amor, entonces le preguntó al menor.

—¿Qué paso con esa pareja?

Taemin dejó de sonreír y entonces jugando nuevamente con sus manos le dijo.

—Ambos murieron, durante la cacería de brujas del siglo pasado ella fue atrapada, murió en la hoguera y él salto dentro para intentar sacarla, yo mismo lo vi, como le dispararon una ráfaga de balas de plata y...—. Una lagrima corrió por la mejilla de Taemin, Jinki se levantó y abrazo a su pequeño hermano que refugió su rostro en el hombro del otro.

Después de que Taemin se fuera Jinki subió a lo más alto del castillo, cerró los ojos dejándose acariciar por el viento y disfrutó el sentirse rodeado por el.

—Te extraño—. Susurró con la cristalina y silenciosa lágrima que se le escapó mientras sus brazos se abrían de par dejando que la brisa de la noche lo cubriera en su totalidad.

—Pronto estaremos juntos—. La fina brisa cambió y se convirtió en una cálida corriente que lo envolvió.

Una bonita y sincera sonrisa se dibujó en su rostro y mirando al horizonte en su mente apareció el pequeño pueblito donde todos habían sido seriamente heridos en aquella ocasión.

Después de eso, ninguno de los hermanos piso ese lugar nuevamente, salvo Jonghyun que fue en busca del bebé que aquella noche se quedó atrás tal y como él emperador había encomendado, pero que, nunca fue encontrado.

LUNA ESCARLATA (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora