71. EL ÚLTIMO EMPERADOR - Parte I

84 10 32
                                    

Pasaron varios siglos, desde que el emperador se quedó completamente solo, para ser un poco más exactos, aproximadamente mil años.

Los alrededores del castillo, se recuperaron con el transcurrir del tiempo; los jardines y bosques, tardaron algunos cientos de años, pero al final, la vida silvestre volvió; los pequeños roedores y las aves, fueron los primeros animales en volver, y así el solitario y herido emperador, comprobó… que después de la muerte y la oscuridad, la vida siempre se abre paso.

A excepción claro, de la cueva donde Lea murió, el espacio en el cielo que fue dueño del último suspiro de Jonghyun, y la misma habitación de animas donde Kibum pereció.

Esos tres lugares, permanecieron ausentes de vida, ni siquiera el viento se atrevía a cruzar a través de ellos, y permanecieron como la firme prueba de la noche en cada uno de ellos pereció.

Durante los primeros siete u ocho siglos, las cosas parecieron estar bien, el Reino pareció restaurarse y la fidelidad de los nobles con el emperador se fortaleció, sin embargo, y a pesar de que el emperador tenía el apoyo de casi el 97 % de los nobles, una minoría de cerca del 3 % querían verlo muerto.

¿Por qué?

Simplemente porque creían que no necesitaban un emperador, y ahora que estaba confirmado, que no habría una siguiente generación de sangre pura, estaban ansiosos por verlo morir.

Con los rumores circulantes, sobre la delicada salud del Emperador, y su estado agonizante, esa minoría comenzó a buscar seguidores, a lo largo de todo el Reino, en cada pueblo y ciudad, e incluso en el mundo de los humanos; hasta que, sus reclutamientos llegaron a unos peculiares oídos.

En un bar de la gran Seúl, en una de las calles más peligrosas, tres figuras sombrías se encontraban alrededor de una mesa, bebían el licor más barato y se ubicaban en el rincón más oscuro, como si intentaran no ser vistos.

Una triste melodía sonaba a través de los altavoces y el rechinar de las escaleras para acceder al sitio, anunciaba la llegada de cada nuevo cliente.

Al cabo de un par de horas, y luego de varias botellas de aquel barato licor, una cuarta figura se les unió.

—Perdón por la tardanza—. Declaró un hombre, delgado, atlético, pero con una cojera muy notoria en su pierna.

Sus húmedas huellas, evidenciaban que en el exterior estaba lloviendo con intensidad, su chaqueta empapada fue depositada en el respaldo de la silla que ocuparía, y las pequeñas gotas de agua se acumularon en el suelo debajo de ella.

—Llegas tarde—. Sentenció uno de los sentados a la mesa.

—Ya dejen de discutir—. Ordenó un tipo robusto con una prominente cicatriz en el rostro.

—No entiendo cómo es que ustedes, no han sanado esas heridas.

—Es normal cuando un sangre pura te hiere.

—¡¿De qué hablas?!... ¡¿Pelearon con el emperador?!

—Más que luchar, solo nos hecho de sus dominios cuando quisimos ir a matarlo.

Los dos vampiros que no estaban heridos se sorprendieron tanto, que debieron cubrir sus bocas, entonces uno de ellos cuestionó.

—Pero entonces, ¿Por qué siguen con vida?

El vampiro con la cicatriz en el rostro comenzó a reír, la risa se convirtió en una carcajada, y en pocos segundos en un malévolo resoplar.

—Averiguamos qué—. Los cuatro se acercaron sobre la mesa—El emperador no puede asesinar libremente, cada muerte que provoca, lo acerca más a su final.

LUNA ESCARLATA (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora