65. LEA

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Dejando  a Kibum, Yeong y Tamara atrás, Yoogeun emprendió su viaje de vuelta hacia el castillo, el joven cazador que había sido tocado por Jonghyun, se encontró recorriendo un largo camino a pie, mientras atravesaba largos senderos, montañas y caminos que parecían interminables, en una travesía que le tomaría más de un par de semanas.

De alguna manera casi milagrosa, que ni él mismo sabría explicar, y después de más tiempo del que creyó en su inicio, sus pasos lo llevaron de vuelta al pequeño pueblo donde solía habitar.

El lugar se encontraba completamente desolado, como si a nadie le hubiera importado reconstruirlo, el viento estaba ausente, las marcas de las ráfagas de Kibum eran aun visibles y el silencio que reinaba en el lugar era realmente abrumador.

Comenzó a recorrer el camino que solía tomar de la escuela a casa, las solitarias calles inundadas de escombros le dificultaban el paso, el colegio al que solía asistir había sido completamente destruido, y los parques estaban prácticamente sepultados por los escombros de los edificios aledaños.

—¿En serio todos murieron?—. Preguntó como si esperara que alguien respondiera.

Su caminar siguió, entre escombros y polvo de cemento, ni siquiera habían plantas, incluso los árboles habían sido arrancados de raíz, se encontraban completamente secos, las pertenencias personales de algunos yacían esparcidas, pero no había rastro alguno de los propietarios de las mismas.

Continuó vagando por los restos de las construcciones, hasta que llegó a lo que quedaba del cuartel central de los cazadores, aquel lugar que se había convertido en su hogar, con aquellas personas que lo habían acogido, cuando no tenía a donde ir.

—Incluso aquí no queda nada—. dijo al pasar su mano sobre el emblema del clan.

La construcción había desaparecido por completo, las catacumbas se encontraban al descubierto; aquellos túneles bajo tierra, los cuales habían estado siempre prohibidos, estaban al descubierto y enterrados al mismo tiempo.

Incluso, aquella que era la cámara secreta del príncipe vampiro en custodia, se encontraba completamente visible.

Desde luego bajó, las cadenas que delimitaban la estancia del príncipe estaban rotas, y el lugar donde se supone yacía, cubierto por escombros.

—Todos están muertos—. Sentenció paseando su mirada por el lugar—¿En realidad soy el único que queda?

El sonido de unas enormes patas se escucharon detrás de él, de inmediato giró sobre sus pies, y se encontró con un enorme perro, el cual parecía más un lobo, un majestuoso animal de más metro y medio de altura, pelaje gris y brillante, ojos naranja y una mirada aguda.

Caramelo, en su nueva forma después de probar la sangre de Kibum, también había vuelto a casa.

—Eres tú—. Yoogeun dijo al ver como el enorme monstruo se le acercaba, con lo que parecía la pata de un caballo, presa en su hocico.

—¿Qué rayos te estás comiendo?—. Preguntó al tratar de descifrar a que animal pertenecía "eso".

Caramelo dejó caer frente a él, la pata medio masticada del último Helhest que había destazado, la pestilencia de aquello era tan fuerte que Yoogeun, tapó su nariz y boca de inmediato.

—¿Cómo puedes comer esas cosas?—. Su estómago se revolvió al instante.

El enorme Caramelo comenzó a mover su cola, como si fuera un pequeño cachorro, Yoogeun no pudo evitar sonreír, al final estaba feliz de ver un rostro conocido.

—Ya no queda nadie aquí—. dijo al acariciar a Caramelo—Vamos con el joven amo Jinki.

Caramelo respondió al acercarse al jovencito y “restregarse” en su rostro, Yoogeun perdió el equilibrio por el empuje, cayó, y su mano aterrizó en la pata putrefacta del caballo, de inmediato su estómago se retorció debido a la asquerosa consistencia de la misma, y desde luego no ayudó que Caramelo comenzara a masticarla de nuevo.

LUNA ESCARLATA (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora