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Jimin.

Terminé de bañarme, ahora mi cabello huele rico, a fresas. Me pongo una pijama calientita y antes de cerrar las ventanas de mi habitación, me doy el lujo de contemplar el cielo.

El cielo aquí es bonito, está despejado, no hay nada que lo cubra, no hay edificios, no hay nubes, eso sólo el cielo y su belleza eterna.

Una belleza que seguiremos contemplando por años, por siglos, milenios. Pero que, conforme va pasando el tiempo, olvidamos ver. Olvidamos todo lo hermoso que existe con sólo mirar hacia arriba.

Podemos hundirnos y nadar entre la belleza oscura del mismo, delinear la luz de luna con nuestros dedos, luego mirar a la primer estrella que salga y pedir un deseo. Uno de corazón.

Un deseo pedido a gritos desde tu silencio, el silencio de tu alma que necesita salir de la burbuja en la que todos vivimos actualmente. Preguntarte si realmente has vivido como querías vivir, y si no es así, tranquilo, nunca hay tiempo perdido, todo tiene una enseñanza.

Entonces, con fe, podrás ver a las ballenas interestelares navegando en las profundas aguas de tus pensamientos, creando una tormenta en tu mente. Y pensarás que no eres suficiente, pero lo eres.

Existes y eso es lo importante.

No importa todo lo que no tengas, ni tampoco lo que tengas, porque lo que de verdad importa: es poder ver hacia arriba, admirar un cielo despejado y saber que existes entre toda esta inmensidad.

Cepillo mi cabello, porque a veces se hace nudos, ojalá pudiera cepillar mis pensamientos.

Paracetamol 〔Yoonmin〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora