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En lo que restó del paseo, Jimin y Taehyung no se volvieron a hablar. En sí, Jimin sólo estuvo con el abogado, y cuando este insistió en preparar la cena, Jimin estuvo con Gray.

Charlaron un poco sobre sus gustos, sus estudios y que debían volver a verse de nuevo, Gray prometió ir a Daegu de visita un par de días.

Llegaron a la playa justo cuando la fiesta de la noche se celebraba. Habían puesto antorchas y una barra improvisada. Como siempre Jay llamaba la atención de todos, y ahora más, pues lucía su cuerpo sin vergüenza alguna. La noche estaba cálida.

Sin tener a donde ir, ya que era el lugar en donde se hospedaban y no irían a encerrarse tan temprano, se quedaron en la fiesta. Bueno, Jimin los miraba desde el restaurante, el primer lugar al que corrió cuando pudo escapar. Frente a él un helado de chicle, lo comía tan lento, como si pasara un siglo entre cada cucharada.

Cuando iba por el segundo plato, vio a Yoongi entrar al hotel, con una chica diferente a la noche anterior.

Jimin se sintió ansioso, sus piernas parecían tener mente propia, quería ir, quería ir y decirle que no mintió con respecto a sus sentimientos.

Necesitaba ir.

No importa lo que le diga.

Sólo... lo necesita.

Se levantó antes de que el elevador abriera sus puertas para la pareja frente a él, caminó decidido, sabía que Yoongi lo había visto de reojo, pero lo ignoró dándole la espalda, cosa que hizo enojar a Jimin.

El elevador llegó, las puertas se abrieron y dejaron ver al abogado Park.

Jimin se quedó estático en su lugar, Yoongi adoptó una posición altanera y atrajo más a la chica a su cuerpo. El abogado sonrío orgulloso.

– Hey, Yoongi ¿cierto? No esperaba verte aquí.

– Claro, ni yo. Con permiso.

Yoongi y su acompañante entraron al elevador, la chica presionó el botón de su piso. Jimin se dio la media vuelta para no tener que pasar por un momento incómodo.

– Jimin – Jay coloco la mano sobre el censor del elevador – te estaba buscando.

– Iba a mi habitación...

– Vamos entonces, te acompaño.

Jay jaló a Jimin dentro de la caja metálica, las puertas se cerraron y el menor de todos pensó que el elevador caería debido al peso del ambiente tan duro.

Jimin notó que Yoongi bajaría luego de ellos. Jay miraba por el reflejo de las puertas la cara dolida de Jimin, pasó los brazos abrazando los hombros del menor y depositó un beso en su frente. Jimin no evitó pegarse un poco al cuerpo del mayor. Por detrás podía escuchar los chasquidos de los besos de Yoongi y su conquista, cosa que al abogado le estaba calentando la sangre, y más cada que veía los golpes manchando la hermosa cara de Jimin.

El elevador sonó, salieron, Jimin como si se hubiese estando asfixiando.

Siguió a Jimin hasta su habitación, y al entrar, el pequeño no tardó en derrumbarse entre sus brazos. Jay lo apretó contra su cuerpo, sus manos se encargaban de mimar su cabellera o acariciarle la espalda.

– Va a pasar, te prometo que va a pasar pronto, Jimin.

๑๑๑๑๑๑๑

Otro día dio inicio. Taehyung llegó pasada medianoche, Jimin ya dormía así que el abogado pudo irse.

Durmió muy poco, su cuerpo estaba acostumbrado al horario del trabajo, y prefirió ir a caminar un poco por la playa, hoy llevaría a Jimin a casa.

Aprovechó la poca gente de la playa. Retiró las prendas que cubrían su traje de baño y se dispuso a disfrutar el mar tranquilo. Nadó un poco, relajándose. Un par de chicas de la escuela de Jimin se acercaron para invitarlo a jugar, pero se negó las tres veces que insistieron.

Cuando tuvo suficiente, salió del mar, era bastante consciente de su efecto de las chicas, y chicos. Se tiró sobre una silla y buscó su móvil entre sus pertenencias para hacer una llamada. Cosa que no pudo hacer, pues un chico pálido llegó de la nada plantándose frente a él.

– No tengo todo el tiempo del mundo Yoongi, y dudo que vinieras para hacerme compañía.

Escuchó una risa burlona de parte del menor.

– Veo que tiene gustos peculiares, abogado. No sólo es marica, también un poco aprovechado, ¿no?

Punto débil. Yoongi había tocado su jodido punto débil.

Y aunque, sabía que se refería a Jimin, y no era aquello, era un punto con recuerdos que nadie debía tocar. Jimin tenía 20 años y él 26. Una situación parecida a la que ya había estado antes.

El abogado se levantó de su silla para encarar al pálido.

– ¿Tanto te ha molestado que esté cerca de Jimin?

La quijada del pálido se tensó y sus puños se apretaron.

– ¿Tanto le preocupa su puta?

Un golpe, un solo golpe con fuerza y certero contra el pómulo derecho de Min. Yoongi iba a regresar el golpe, la adrenalina corría por sus venas, pero Park fue más rápido y repartió otro golpe, ahora en la boca. Este hizo que Yoongi se tambaleara hacia atrás, limpió la sangre con su el torso de su mano y le dedicó una mirada amenazante al mayor.

– No quiero que se me vuelva a acercar, no quiero verlo o saber de él, y usted se va a encargar de eso.


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Gray y el abogado. u u

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esqueyomemuero

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Paracetamol 〔Yoonmin〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora