Paracetamol 〔Yoonmin〕

21

- Hola, Jimin.

- ¿Hoseok?

Ni siquiera sabía bien el nombre de ese chico y estaba en su casa. Su pulso se aceleró al máximo, lo que sea que estuviera haciendo en su casa no era nada bueno y menos si a su tía se le salía decir que Jimin no era ella, era él.

Medidas desesperadas. Le dijo a su tía que estarían afuera, jaló la sudadera negra que colgaba en la entrada y se llevó consigo al chico.

- ¿Qué haces a-aquí?

El frío de la noche estaba haciendo de las suyas bajo la falda.

- Sólo queríamos asegurarnos que nos dieron bien tu dirección. Siento mucho si te interrumpí en algo, Jimin.

- ¿Queríamos? Eso quiere decir que... ¿vienes solo?

Jimin ni siquiera esperó a que su pregunta fuese respondida, dio media vuelta con intenciones de desaparecer dentro de su casa, hasta que una tercera voz le hizo quedarse congelado en su lugar.

- Hola, mejillitas.

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Y de alguna forma, ahora estaba aquí, sentado en la banca en donde su tía suele pasar la mañana fuera de la casa. Llevaban cinco minutos hundidos en completo silencio, su amigo se había ido en cuanto Jimin quiso entrar a su casa y Yoongi lo detuvo jalando de su brazo.

Jugaba con sus pies o con sus deditos, quería ir a casa a verse el culo a través del espejo.

Esperen, ¿y si Yoongi podía leer mentes?

"¿Yoongi, puedes saber qué es lo que pienso? Tengo pene, Yoongi. Ahora vete"

Jimin volteó para ver algún cambio en el rostro del pálido y al no ser así, perdió las esperanzas de que su confesión mental funcionase.

Una exquisita voz ronca irrumpió sus pensamientos.

- Ya sé por qué me evitas...

El cuerpo entero del menor se tensó y sólo quería salir corriendo de ahí. ¿Yoongi lo había tomado tan tranquilo? ¿Cómo lo supo?

- ¿No... no te molesta?

Yoongi se giró un poco para verlo de frente.

- No me molesta, Jimin. Eres precioso... ¿cómo podría molestarme?

El pálido fue dando fin a la distancia, sus manos se colocaron en sus mejillas favoritas.

- Me gustas mucho, no importa que seas hombre...

Jimin quería tirarse a llorar de la emoción. Se sentía estúpido por tener tanto miedo.

Pero de pronto, ya no era Yoongi frente a él, era su padre.

- Me das asco, Jimin...

Jimin negó con la cabeza, el terror consumiendo su cabeza, quiso levantarse de la banca pero no pudo.

- ¿Jimin? Jimin, ¿qué pasa?

"Jimin, me das asco"

"me das asco"

- ¡Ya!

Y justo cuando un golpe iba directo a su rostro, despertó.

Estaba tirado entre la cama y la pared, seguramente se había caído. Usaba sus jeans de esta mañana.

-Estúpido sueño... 

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