Paracetamol 〔Yoonmin〕

23

Habían pasado dos semanas luego de aquel sueño y Yoongi no dejaba de insistir, pero Jimin tenía más miedo ahora que nunca, porque el rechazo de su sueño le había partido el corazón y definitivamente no quería vivirlo en realidad.

Hoy vendría por él el abogado Park, irían a los juzgados porque el juez quería saber si Jimin estaba feliz y bien instalado con sus tíos y saber si su padre había intentado algo más.

Por eso mismo, se puso lo más bonito que pudo y adornó su cabello con el broche de Yoongi.

Ya estaba en su ultima clase, Jaewon se encontraba medio dormido sobre su hombro, el maestro era tan viejito que no los veía o tal vez después de tantos años, estaba cansado de lidiar con los alumnos flojos.

- ¿Hoy verás a Park?

Habló Jaewon con flojera.

- Sí, hace mucho no lo veo y estoy emocionado.

- No tienes que ver a ese señor, ¿cierto? Tu padre.

- ¡No! El juez sólo quiere saber si estoy bien y evitar situaciones como las de mi padre en casa de mi tío.

- Entonces creo que traje la pistola a la escuela en vano...

- ¡Eres tonto!

Jimin soltó una risa algo fuerte, y el maestro quizá estaba ciego, pero no sordo y ahora estaban fuera del salón caminando sin rumbo.

- Oye, mira Jimin, creo que ya te libraste de Yoongi.

Jaewon golpeó su hombro para que viera frente a ellos. Era Yoongi, no tenía duda, era el estúpido Yoongi recargado en un árbol y una chica bien pegada a su cuerpo mientras se besaban, y no de manera muy dulce.

Y Jimin mentiría si dijera que no le afectó en lo absoluto.

- Creo que llamaré al abogado Park para que venga antes por mí.

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No llores, se decía a si mismo, no lo hagas. Te estás ahorrando mucho dolor, no llores. Además, el abogado Park te verá y pensará que eres feo.

Jimin se tragó el nudo en la garganta y se echó un vistazo en su espejo de bolsillo. Puso un poco de brillo en sus labios. Su vida ahora sería más fácil, no tendría que lidiar con un estúpido chico homofóbico malditamente guapo.

El nudo se volvió a formar en su garganta.

El lujoso auto del abogado se estacionó frente a él y Jimin subió enseguida.

- Buen día, Jimin, ¿tuviste algún problema o sólo te sacaron de clases?

El auto se puso en marcha enseguida que Jimin terminó de ponerse el cinturón.

- Quizá el maestro Lee me dio un par de minutos libres porque soy un gran alumno y no quiere que vea las cosas aburridas que le enseña a los otros chicos menos listos.

El abogado soltó una risa, le habían sacado del salón. Volteó a verlo de reojo, Jimin llevaba puesto el broche que compró para él, se veía tan lindo...

Esperen.

No, él no le había dado aún el regalo a Jimin. Su quijada se tensó.

- Es muy bonito tu broche.

- Gracias, me lo regaló Yoongi...

Casi gruñe. 

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Jimin estaba dentro de la oficina del juez, el abogado se quedó afuera pensando en lo bonito que se veía Jimin con el broche y le enojó que no fuera el que él había comprado. No era que el broche tuviese algo en especial o que fuera de mucho valor monetario, si no que, cuando lo vio pensó en Jimin y en cuanto le gustaría y cuan feliz se pondría.

Pero aquel Yoongi le había robado el placer de ganarse una sonrisa bonita de Jimin.

- Park, Park... No te metas en asuntos de inmaduros, ¿no entendiste con lo que pasó?

Se regañaba a sí mismo. Jimin era menor y si le daba aquel broche, podría pasar como un malentendido terrible. Y era lo que menos necesitaba.

Poco después Jimin salió feliz de la oficina y luego de una serie de despedidas, volvieron al auto en camino a la casa de los tíos de su ex cliente.

- ¿Cómo te fue?

- ¡Excelente! El juez dijo que había conseguido que mi padre pagase por los daños materiales, mi ropa y esas cosas. ¡Me dio un cheque! Ahora podré tener mucha ropa linda nuevamente. No puedo esperar.

- ¿Quieres ir de una vez? Hoy es mi día libre.