Creo que esta mañana estoy peor. Esto comienza a preocuparme demasiado, el dolor crece, como veneno en las venas; recuerdo claramente las palabras de la doctora, me ha dicho que esto no debe agravarse. Pero intuyo que lo está haciendo.
Si hay algo a lo que de verdad le tengo miedo, es a terminar usando un par de muletas con el tiempo.
A veces, las noches pueden ser un poco pesadas, el dolor en mi pierna es mayor durante las mañanas y estoy seguro que eso se debe al fresco y la humedad que hace por las noches. Sin embargo, cuando me levanto de la cama y comienzo a caminar por mi habitación noto que aun así puedo disimular bastante bien el cojeo de mi pierna izquierda.
Decido espantar mis preocupaciones.
Me dispongo a vestirme para poder irme a la escuela; gracias al cielo que en este Instituto no hay uso de uniformes, así que puedo vestir tal y como acostumbro: Una playera negra sin estampado con el color un poco desgastado por los constantes lavados, un pants y tenis deportivos. Sí, demasiado soso, pero juro que me siento bastante cómodo con este tipo de vestimenta.
Se siente una calma por las mañanas, pero todo acaba cuando mi hermano menor despierta.
Escucho su grito a la lejanía y sonrío. Oigo sus pasitos a lejanía acercándose como en una película de terror y un pequeño soldadito irrumpe en mi habitación con un arma de juguete en las manos.
—¡Treinta y cinco más, comandante Harry! —me espeta enérgicamente—. ¡La barricada Este ha caído, necesito treinta y cinco más!
—¡General Michael! —exclamo en un tono teatral tomando una postura firme, espalda recta y sonrisa nula—. Las municiones escasean, así que sugiero tener más prudencia a la hora de atacar al enemigo.
—¡Sí, comandante Harry!
Entro a mi ropero y extraigo una caja donde guardo unas canicas viejas que en la antigüedad pertenecieron a mi hermano mayor. Nunca jugué con ellas desde que me las regalaron hace varios años atrás así que no me duele desprenderme de ellas.
—Aquí tiene, General. Éxito en su encomienda.
—¡Señor, sí señor! —el pequeño toma la cajita entre las manos y hace un saludo de general. Sale disparado de la habitación y en eso asoma mi padre quien es casi derribado por Mike cuando pasó a su lado.
—¡Michael Jensen, hazme el favor de empezar a vestirte! ¡Las clases comienzan en media hora! —grita mi padre al ver que mi hermanito seguía con su pijama. Él es un señor alto con una ligera calva coronando la punta de su cabeza. Al verme, suelta un bufido—. Vamos, Harry, ¿no te has vestido? No he terminado con el desayuno y necesito que me ayudes con este monstruo.
—Ya estoy vestido —le digo encogiéndome de hombros—. Además, el comandante Michael requería municiones.
—¡Ya te he dicho que no lo alientes! No me gusta mucho ese juego de guerras que acostumbra jugar —noto en mi padre un ligero pesar en su semblante; hay ojeras debajo de los ojos, figurando un cansancio demasiado palpable—. Y vístete. Te llevaré hoy a clases.
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Besos Color Púrpura (En proceso de corrección)
Teen FictionMagia, amor, paletas de uva y besos dulces. "Mi sueño es dar mi primer beso en las estrellas". Portada creada por: @theravensroom #83 RANKING escolar [12/11/2019] #62 RANKING escolar [25/01/2020] #52 RANKING escolar [29/01/2020] #483 RANKING gayboy...