Veinticuatro

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La casa de Jake Millar era increíble, aunque decir increíble era quedarse corto

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La casa de Jake Millar era increíble, aunque decir increíble era quedarse corto. Y por mucho. Ésta se encontraba en uno de los barrios ricos de Hellivy, en Blue Ocean, muy cerca de la mansión de Greentown. Era enorme, moderno y lleno de ventanales por donde voltees a ver. Desde fuera se alcanzaba a ver el interior. Un cúmulo de luces giratorias de colores parecían prender el ambiente de la fiesta en su interior, con música en la que destacaba un "boom" que parecía llenar de una extraña vibración mi estómago. Este es el tipo de casa que parecía valer mucho más de lo que ganaré el resto de mi vida.

Debo admitir que le encontré cierto parecido a la casa del excéntrico millonario de hace unas semanas, con la relajante diferencia de que no había estatuas de hombres desnudos por doquier.

Cuando los cuatro ingresamos a la casa, me di cuenta de lo abarrotada que estaba la maldita fiesta. Adolescentes de hormonas alborotadas bailaban al ímpetu y ritmo de la canción, con vasos rojos en la mano. Todos estaban disfrazados y con caras de haber nacido en una cuna de oro.

La maldita élite de Hellivy. No solo mis compañeros del cole estaban aquí, sino también los hijos de políticos que solo serían reconocidos por cualquiera en un pueblo muy pequeño.

Mi hermoso jugador de americano estaba a mi lado derecho, y Mai a mi lado izquierdo. Mai tomó mi brazo derecho con fuerza y me dijo en el oído para hacerse oír por encima de la música:

—¿Ese es Tobias Harrington? —miré hacia la dirección que señalaba mi amiga. Y sí, era él. Tobias. Estudió con Mai en unos cursos de francés hace unos años y la chica quedó perdidamente enamorada de él. Es su crush, más nunca se había atrevido a hablarle.

Pude notar su nerviosismo por el agarre que ejercía en mi brazo.

—Sí, creo que sí —le respondí. El chico era alto, de pelo castaño, como el de Conrad, pero el de él era rizado. Tenía los ojos negros y de piel morena. Era guapo, pero no lo suficiente como mi hombre.

Jake llegó a nosotros con una botella de cerveza oscura en la mano.

—¡Hey! ¡Llegaste! —exclamó el chico dándole un fuerte apretón de manos a Conrad. Sentí el horrible olor a alcohol en mis fosas nasales y me provocó un asco tremendo.

—Parece una fiesta de Halloween —dijo Conrad con una sonrisa.

—Idea de Cindy. Me pareció divertido así que me dije: al carajo —Jake estaba usando también un uniforme de futbol americano, tal y como Conrad. De hecho, noté que varios chicos de esta fiesta usaban el mismo disfraz, pero con un nombre y un número diferente en la espalda. Tal parece que se habían puesto de acuerdo para ello.

Miré por mi alrededor y la verdad era que todo estaba muy bien adornado. Había luces navideñas blancas por doquier, letreros de neón que alababan el sexo, como una flecha que señalaban las escaleras hacia arriba y una frase por debajo que rezaba: "camino a las nubes".

Besos Color Púrpura (En proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora