Treinta y cinco

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¿En qué estaba pensando yo cuando acepté que Conrad me trajera al consultorio? Ellos dos

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¿En qué estaba pensando yo cuando acepté que Conrad me trajera al consultorio? Ellos dos. Juntos, en una misma habitación. No, no podría ser una buena combinación.

La tensión que figuró dentro del consultorio era demasiado palpable al momento en que Conrad y yo entramos. Alex me saludó con un fuerte abrazo y sentí el peso de la mirada de mi novio sobre nosotros con un furor alarmante.

Para romper con ese agobiante ambiente me dispuse a presentarlos, pero Alex se me adelantó antes que yo pudiera expresar palabra alguna.

—Debe ser él, ¿no es así? —exclamó Lex mientras me miraba fijamente, luego posó los ojos en Conrad y le extendió la mano—. Alexander Ludovick, el médico de Harry.

Creí que Conrad iba a rechazar el saludo cuando alzó ambas cejas al escucharlo hablar, pero mi alma suspiró con un dejo de alivio cuando Conrad sujetó la mano de Lex. Ambas manos se apretaron con fuerza. ¿Los dos habían aplicado mucha presión?

—Conrad Hill, el novio de Harry —su voz había sonado más gruesa de lo normal y no pude evitar reírme por lo bajo; Conrad había sonado como si quisiera remarcar que yo le pertenezco a él. Me causó risa, sí, pero también me hizo sentir un poco incómodo.

Ambos se estaban mirando fijamente. Ellos están casi de la misma estatura por lo que yo tenía que inclinar la cabeza un poquito hacia atrás para poder mirarlos al rostro. Miré a Conrad, con una suave sonrisa engreída y luego posé mis ojos en Lex, quien sonreía como si la situación fuese muy divertida.

Incóoomodo.

Y ésta misma crecía más y más, así que tuve que sacarme algo de la manga para hacer que estos dos dejaran de mirarse con tanta intensidad, como si se estuvieran asesinando mutuamente en sus cabezas. Así que carraspeé la garganta. Eso ayudó a que el fuerte apretón de manos desapareciera.

—Bien, mucho gusto Conrad Hill, novio de Harry —soltó Lex mientras se daba media vuelta hacia su escritorio; yo exhalé suavemente, liberando la presión que estaba reteniendo en mi pecho. Alexander comenzó a rebuscar entre los papeles que tenía en el mueble, tenía muchas carpetas ahí, unas encima de otras; un auténtico desastre—. Tomen asiento, por favor. Solo estoy buscando el expediente de Harry, debe estar por aquí en alguna parte.

Conrad echó una de las sillas hacia atrás y la señaló para que yo me sentara. Él jaló la otra silla y la pegó junto a la mía. Justo cuando se estaba sentando, se acercó a mí y me plantó un sonoro beso en la mejilla. Y tan fuerte fue el sonido que el silencio se rompió abruptamente, capturando la atención de Lex.

Nos miró con el ceño fruncido mientras mi rostro comenzaba a quedar completamente rojo. Quería desaparecer. Quiero muchísimo a Conrad y en cualquier momento me hubiese encantado recibir un beso así, pero no aquí, no por la forma en que lo hizo. Parecía seguir queriendo remarcar que yo era suyo.

Besos Color Púrpura (En proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora