2010년 4월 26일— ¿Vas a volver a ir al parque Yeouido? — HyeJin me preguntó con un ápice de desesperación en su voz, mi hermano mayor me miraba con preocupación, justo segundos antes de que girase el pomo de la puerta principal.
Sabía que no le gustaba que pasase tanto tiempo en aquel parque lleno de cerezos, sabía que no lo entendía.
— ¡Song HyeRi! — escuché enseguida a mamá gritar desde la cocina — ¿no pretenderás volver a pasar la tarde en un parque? — escuché su voz hacerse más cercana, junto con sus pasos retumbando por el pasillo.
Miré a HyeJin apenada, esperando que se compadeciera de mí, y él dudó unos segundos en los que ambos oímos como los pasos de nuestra madre se acercaban más y más.
— Sal rápido, luego se lo explicamos — reaccionó con rapidez, terminando de girar el pomo de la puerta dándome paso y una sonrisa en la que sabía que podía confiar.
— Gracias — le susurré para correr escaleras abajo los cuatro pisos.
Salir al parque Yeouido era mi única salida, era la única rutina de la que no me cansaba. Saliendo todos los días a la misma hora a aquel parque acogedor, con preciosos árboles de cerezo que dan sombra y tiñen la escena de rosa, era totalmente terapéutico para mí. Me parecía que cuando llevaba mis cascos de música y andaba hasta llegar al mismo árbol de todas las tardes, todo estaba bien, todo iba a estar bien. Era fascinante caminar por aquel lugar, y se convertía en algo mágico cuando llegabas a las profundidades que poca gente conocía.
Llegué felizmente a mi destino, aquel cerezo cuyo tronco se retorcía con gracia, donde me senté por primera vez y desde la cual no cambié de ubicación.
Solté mi mochila de mi hombro, dejando que reposase en el fresco y colorido césped que me invitaba a sentarme cómodamente. No dejé de escuchar música, no presté atención ninguna mi alrededor, mi único fin era sacar de la mochila el libro que estaba por terminar.
Consumía día a día mi tiempo en aquellas páginas, en un libro que encontré en una librería antigua cercana a casa -otro de mis rincones favoritos- , leyendo la poesía y evadiéndome de la realidad al menos unas horas.
"𝚜𝚘𝚖𝚎𝚝𝚒𝚖𝚎𝚜 𝚝𝚑𝚎 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗 𝚢𝚘𝚞 𝚛𝚎𝚊𝚕𝚕𝚢 𝚗𝚎𝚎𝚍 𝚒𝚜 𝚝𝚑𝚎 𝚘𝚗𝚎 𝚢𝚘𝚞 𝚍𝚒𝚍𝚗'𝚝 𝚝𝚑𝚒𝚗𝚔 𝚢𝚘𝚞'𝚍 𝚠𝚊𝚗𝚝"
Leí en la última frase. Cerré el libro con la intención de leer otro que había traído, y al mitad del transcurso de sacarlo de mi mochila un suspiro se escapó de mis labios.
No solía darle muchas vueltas a los versos, solía pasar la página y no prestar tanta atención. Pero no, esta peculiar vez esa última frase rondó por mi cabeza una y otra vez, aunque hubiese pasado la página, aunque hubiese incluso acabado el libro.
Volví a abrirlo y releí aquella frase deteniéndome más en sus palabras, en su significado, en lo que sentí al leerlo.
¿La persona que realmente necesito es la que pienso que no quiero?
Dudosa, cerré el libro de nuevo de un golpe, levantando mi mirada de él y visualizando mi alrededor.
Eso tampoco lo solía hacer, los alrededores, la gente que paseaba al lado o que como yo, se sentaba bajo los cerezos, no me interesaba lo más mínimo.
Por eso cuando leí aquella frase que fue la que me hizo levantar la mirada, solo por lo extrañada que me había quedado, me reí irónicamente.Cuando despegué mi mirada del libro con esa intención de encontrar a aquella persona, que según esta poesía necesito, no había nadie.
¿Era señal de que esa persona no existía?
Me reí, devolviendo mi atención al libro, doblando la esquina superior derecha.
Nunca doblaba esquinas, pero aquel acto fue como un reflejo, un impulso algo estúpido de mi parte y del que me arrepentiría más tarde porque odiaba ver las páginas dobladas.Realmente era estúpida. Volví a hacerlo, con el transcurso del tiempo, seguía levantando mi mirada desesperadamente queriendo encontrar a alguien, a la persona de la que me hablaba el verso.
Mi mirada se dirigió a todos lados, recorrió cada árbol, cada camino, cada esquina.Hasta toparse con un árbol ocupado, con un chico.
Sentado con una postura parecida a la mía, también llevaba el uniforme de algún instituto, un gorro de lana rojo peculiar, escuchaba música y, en vez de gastar su tiempo leyendo, él escribía.
Escribía, pausaba, mordía su bolígrafo, tachaba, cambiaba de hoja.
Era el bucle de aquel chico, parecía algo ido, frustrado.
¿Era la persona que me deparaba la vida?
No podía ser, aquel monomaníaco, que podría haber gastado hojas y hojas escribiendo algunas frases para terminar arrugándolas, y encima llevaba unas Converse rojas altas.
Sentí como me había contagiado aquella frustración en él, era tan vigorosa que me había afectado hasta mí, haciendo que quisiese irme. Guardé en mi mochila el libro lo más rápido que pude, para a continuación levantarme y poner rumbo a mi casa.
Desgraciadamente que pasar al lado del árbol del preocupado chico, porque no había manera de salir de allí sin pasar cerca. No me había equivocado viéndole de lejos, docenas de hojas le acompañaban en su situación desesperada, junto a un vaso de café.
Un chico frustrado, que escribía en un parque, bebía café y llevaba converse y un gorro rojo. ¿Qué tipo de persona era, teniendo en cuenta que podría rondar mi edad?
Y sí, se lo pregunta la misma chica solitaria que lee, escucha música y acude como vía de escape a unos cerezos.
Salí de allí con la cabeza nublada de pensamientos, replantándome qué había hecho mal para que la vida quisiese depararme a alguien así. Subiendo el volumen de mi teléfono con música, queriendo olvidar aquella situación.
Pero poco sabía que olvidar, jamás podría olvidarle.
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-ˏˋ ⁿᵃᵐʲᵒᵒⁿ | 𝗯𝗹𝗼𝘀𝘀𝗼𝗺𝘀 𝗼𝗳 𝗳𝗮𝘁𝗲 ࿐ྂ
FanfictionA ti, Chico Converse, o Kim NamJoon: ¿Quién imagino alguna vez que realmente te convertirías en la persona más brillante, en esa que siempre quisiste ser? Y cuando pensaba que no volvería a verte, no, no lo hice. Pero tus canciones, ya escritas y...