2010년 4월 30일Qué momento más oportuno, amigo Converse, pensé.
Mientras hacía la fila para pedir, observé cómo todo el mundo se sentaba, se iba llenando y apenas ya había sitios libres. Temía tomarme el café de pie, a no ser que compartiese mesa con otras personas, y no estaba en mis planes.
— ¿Qué desea? — me preguntó la joven chica que atendía en el mostrador con una sonrisa.
— Un café macchiato, por favor — le devolví la sonrisa, buscando algún billete con el que pagar.
La joven me entregó mi pedido unos minutos después, y este casi acaba en el suelo por culpa del chico del gorro rojo, aquel al que siempre le apodo como "chico converse" por no saber su nombre.
Caminé detrás de él, seguía con sus auriculares puestos, esperando mientras con sus pies seguía el ritmo de la canción disimuladamente, y de un momento para otro, dio dos pasos para atrás, golpeando con su codo la mano que con la que cargaba el café.
— Chico converse, ten más cuidado, por favor — le solté amablemente, camuflando mi "llegas a tirar mi café y sabrás quién soy" en otras palabras, a lo que este me miró sorprendido y no dijo nada, solo observé cómo sus ojos se abrieron y su ceño se frunció levemente.
Pero yo tenía otra prioridad antes de él: aquella cafetería se iba llenando poco a poco de gente que acudía para tener refugio de la lluvia que caía esta tarde en Seúl, y me negaba a tener que irme fuera por no encontrar un sitio.
Al haber pasado los segundos más largos de mi corta vida recorriendo el acogedor lugar con la mirada, me percaté de una pequeña mesa para dos al final. Aquella fue mi destino, haciendo el trayecto hacia ella lo más rápido posible para que nadie acudiese antes.
Y estaba muy orgullosa de haberlo conseguido, de estar sentada tomando un café esperando a que la lluvia cesara al menos un poco. Pero mi orgullo y tranquilidad duró solo un par de sorbos sabor macchiato.
— ¿Por qué has dicho "chico converse"? — se acercó el susodicho, haciendo que me sobresaltase con su voz sonó grave, e interrumpiendo la tranquilad, de la que él a veces carecía.
— Porque es lo que llevas puesto — dije asumiéndolo, tal y como siempre.
— Hoy no llevo Converse — soltó serio, mirándome fijamente con sus ojos del mismo color que su café americano, aparté mi mirada de estos bajándola a sus pies, dándome cuenta de que no llevaba sus características zapatillas rojas que ya consideraba como su esencia. Hizo una mueca y se sentó en el otro sitio libre. Yo sentí la vergüenza apoderarse de mi cuerpo.
— Si no quedan más sitios no es mi culpa — soné distante, dejando claro que haber conseguido el sitio me había costado.
— Tampoco es la mía, chica cerezos — soltó juguetón sonriendo falsamente — pero tomar café mientras me mojo no es de mis hobbies.
— ¿Chica cerezos? No te molestes por chico converse si también me vas a poner motes — dije intentado parecer seria, pero quería sonreír por aquello, tuve que morder mi labio para no plantarle una sonrisa ahí mismo.
— Bueno, nos estamos apodando con nuestras propias manías, ¿no es así? — no sabía que contestarle, nunca había imaginado ninguna conversación con el chico, aunque hubiese pensado en él, jamás pensé que llegaríamos a entablar una conversación — no me ha molestado que me llamases así — cambió su tono — pero me ha llamado la atención porque hoy no las llevo.
— Igualmente siempre llevas las mismas converses rojas — di un sorbo al café, apartando mi mirada unos segundos. Necesitaba un respiro. Sus ojos oscuros rasgados y su voz grave llegaban a intimidarme. O tal vez solo era el choque que me había producido hablar con él después de haber pensado tanto en él.
— ¿Me conoces de algo? — preguntó curioso.
— No. No te conozco de absolutamente nada — dije sinceramente — pero si quieres algún tipo de explicación, te he visto varias veces ya y siempre las llevabas, por eso, chico Converse. ¿Me conoces tú a mí de algo? — está vez bebió él el café, arqueando más una ceja que la otra. Comenzaba a ponerme nerviosa. Sus rasgos eran aún más bonitos y masculinos cuando estaba cerca.
— No. Yo tampoco te conozco — sonó neutro — pero te veo siempre en Yeouido, supongo que tú no me habrás notado — ¿qué no le había notado? Reí internamente, muchas veces solo venía pensando en él y ni siquiera sabía su nombre
— Sí que te veo a menudo, sé que- — un sonido de un móvil que no precedía del mío me interrumpió, él sacó su teléfono del abrigo y gesticuló una mueca.
— Vaya chica cerezos, me voy. Sé que voy a volver a verte muy pronto, afortunada o desgraciadamente.
Una media sonrisa se formó en su rostro, bebió aquel americano de un trago y tal y como se había sentado, se fue.
Y esas fueron sus últimas palabras antes de hacer un gesto a modo de despedida con la mano y salir por la puerta de la aglomerada cafetería.
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-ˏˋ ⁿᵃᵐʲᵒᵒⁿ | 𝗯𝗹𝗼𝘀𝘀𝗼𝗺𝘀 𝗼𝗳 𝗳𝗮𝘁𝗲 ࿐ྂ
FanfictionA ti, Chico Converse, o Kim NamJoon: ¿Quién imagino alguna vez que realmente te convertirías en la persona más brillante, en esa que siempre quisiste ser? Y cuando pensaba que no volvería a verte, no, no lo hice. Pero tus canciones, ya escritas y...