c u a r e n t a y u n o (i)

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2011년  01월  14일

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2011 01 14

Hoy hacía ya tres días continuos escribiendo en el cuaderno que encontré en mi mochila.
No me enteré de que estaba ahí hasta el día siguiente, cuando saqué los libros en clase y me percaté de que había una bolsa que no me sonaba para nada, grata sorpresa que dentro había un cuaderno y un par de bolígrafos que enseguida me recordaron a alguien, y corroboré mi teoría cuando también encontré un pequeño papel escrito con una letra que, de nuevo, me sonaba demasiado como para no saber de quién se trataba.

"Hay ocasiones en las que no puedes explicar lo que sientes a las personas, y eso está bien, pero en esas ocasiones puedes apoyarte en el papel y en la tinta para desahogarte. Con cariño, CC"

Y eso hice, llené las primeras páginas de textos, algún párrafo y palabras sin sentido alguno. Sacaba lo que sentía y a veces, debido a aquello, terminaba llorando, o a veces me sentía mejor, o simplemente más libre. El caso es que funcionaba, a mí me funcionaba el llenar las vacías páginas del cuaderno, es como si me gritasen "estamos vacías, para que tú vacíes tu cabeza" y en esos momentos entendí porqué conocí a un Chico Converse que parecía obsesionado con sus miles de hojas esparcidas a su alrededor.

Mi propia situación me recordó a la suya cuando le conocí, al principio no entendí qué tipo de persona maníaca podía escribir con ese ímpetu y rellenar tantas páginas olvidándose del resto del mundo, solo me parecía que estaba algo obsesionado, sin embargo, ahora podía entenderlo a la perfección. Me veía exactamente en su situación, solo que yo estaba encerrada en mi habitación, sin atender al teléfono, había desorganizado mi ciclo de sueño, y en clase tampoco me podía concentrar fácilmente, pero suerte para mí que podría pasar un fin de semana entero escribiendo.

— HyeRi — entró mi madre arreglada perfectamente, lo que me extrañó siendo sábado por la mañana. Pasó a mi habitación de pronto, mirando por encima de mi hombro el cuaderno por el que ya me había preguntado varias veces, y mi único reflejo fue cerrarlo de golpe — papá y yo vamos a tener que irnos a Daedeok para visitar a los abuelos — me comentó con una sonrisa y unas gafas de sol en sus manos — ¿te apetece venir?

— No, creo que me quedo — dije después de pensar si sería buena idea el alejarme de casa unos días, casi acepto aquella invitación pero salir de casa no estaba en mis planes, por lo que terminé rechazándola.

— Está bien, te quedas con HyeJin, supongo que vendrán sus amigos, ¿de verdad que te quieres quedar? — pareció dudar de mi respuesta por el simple hecho de tener que aguantar sus encuentros con algún que otro amigo en casa. Pero no me molestaba, al fin y al cabo ya me había acostumbrado y no me era tan raro ver a sus amigos más cercanos por casa de vez en cuando.

— No tengo porqué estar con ellos, estaré en mi habitación, no pasa nada — forcé una sonrisa que ni siquiera pareció natural, como había estado haciendo los últimos días. Mi intención fue despreocuparla pero provoqué la reacción contraria en ella, me abrazó por unos segundos y luego me obligó a salir de mi habitación para despedir tanto a ella como a mi padre.

Nos repitieron como tres veces que tuviésemos cuidado, que no rompiésemos nada, que pidiésemos la cena en algún sitio para llevar y que por favor no cocinásemos -porque no sería la primera vez, ni la última, que hubiese algún incidente al intentar cocinar cuando estábamos solos en casa-, y que HyeJin no invitase tampoco a mucha gente.

Instrucciones que, realmente, seguimos a la perfección. Yo lo tenía más fácil porque porque solo pensaba salir de mi habitación para lo esencial, y HyeJin era demasiado bueno como para no hacer caso a sus queridísimos padres. Aunque sí era cierto que aprovechó la oportunidad de tener a sus padres fuera de casa para llamar a sus amigos e invitarles a pasar la tarde-noche.

Empecé a escuchar algo de bullicio cuando la tarde se puso, yo solo intenté ignorarlo y evité el salón, de donde provenían aquellas voces y risas graves. En la entrada había cerca de cinco pares de zapatos, pensé que no conocería a nadie hasta que mis ojos se percataron de unas zapatillas rojas que, además, ni siquiera estaban decentemente colocadas como otras, sino que estaban ahí: una boca arriba y otra boca abajo, puestas con el mayor descuido del mundo. Encajaba demasiado con su personalidad como para no ser él.

En cuanto me asomé a la sala común con intención de preguntar si les gustaría que pidiésemos comida a domicilio, dos chicos cuyos nombres no conocía me saludaron, les había visto más veces con HyeJin pero seguía sin aprenderme sus nombres, nunca fui buena para acordarme. El hermano mayor de JiHyun se sentaba al lado de mi hermano y me saludó con una sonrisa que provocó que sus ojos se cerrasen, gesto de familia que reconocí enseguida.
Me contó que hubiese invitado a JiHyun para que estuviese conmigo esa tarde, pero que ya tenía planes, aún así, le agradecí el detalle e insistí en que no pasaba nada, que agradecía la intención. También me encontré con una de las personas más sonrientes que había visto en mi vida, HoSeok, pero no había rastro del chico pálido al que solía ver cada vez que me encontraba con él.
Aunque NamJoon sí que estaba. Tampoco reaccionó mucho a mi presencia, solo le saludé como había hecho con todos y parecía confuso, y a todo esto, sentía la mirada de HoSeok pasear entre nosotros dos, como si nos analizase por completo.

Nos pusimos de acuerdo en pedir la cena a un restaurante que se encontraba a unas solas calles de casa, se ofrecieron a llamar y pedir que la trajesen a casa, pero les sugerí que podía ir yo. Al fin y al cabo necesitaba algo de aire y era la excusa perfecta para salir a pasear. Me costó convencer sobre todo a HyeJin, que se negaba porque decía que era tarde y tampoco había necesidad de ir cuando podían traer la comida a domicilio, NamJoon tampoco parecía convencido, pero no dijo absolutamente nada.

Al final, Song HyeRi siempre gana -HyeJin lo sabía de sobra-, y dos minutos después estaba colocándome mi calzado y poniéndome el abrigo que más me protegiese del frío de enero. En cuanto salí coloqué mis auriculares en mis oídos, haciendo que me sintiese menos sola, la gélida brisa en seguida azotó mi piel suavemente y supe que había sido buena idea salir a tomar el aire un tiempo.

Habían sido días de sumergirme en mis propios pensamientos, en expresar sentimientos con palabras, en desvelarme hasta la madrugada. Puede que no hubiese sonreído muy a menudo últimamente, pero, irónicamente, me había sentido más viva que nunca antes, nunca me había sentido tan puramente yo.

Creo que, estaba tan despistada viendo cómo mis zapatos blancos avanzaban por el asfalto tenuemente teñido de la luz amarillenta de las farolas, que me sobresalté por completo cuando sentí un toque en mi hombro.

— Veo que no te gusta obedecer a nadie — escuché cuando quité los auriculares de mis oídos de un tirón, sobresaltada por su aparición — ¿te he asustado? — abrió sus ojos y se llevó una de sus manos a su cara, a lo que yo sentí — ¡perdona! — se carcajeó dándome unas toquecitos amistosos en el hombro.

-ˏˋ ⁿᵃᵐʲᵒᵒⁿ | 𝗯𝗹𝗼𝘀𝘀𝗼𝗺𝘀 𝗼𝗳 𝗳𝗮𝘁𝗲 ࿐ྂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora