t r e i n t a y n u e v e

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— ¿Por qué no miras ese? — señalé uno de los estantes en específico, solo lo dije por intentar ayudar a NamJoon a elegir, pero lo cierto es que no quería estar ahí, ni siquiera llevábamos media hora fuera y ya me sentía exhausta

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— ¿Por qué no miras ese? — señalé uno de los estantes en específico, solo lo dije por intentar ayudar a NamJoon a elegir, pero lo cierto es que no quería estar ahí, ni siquiera llevábamos media hora fuera y ya me sentía exhausta.

Sí, ayer me ofrecí a verle y pasar la tarde con él porque en ningún momento llegué a imaginarme que estaría tan mentalmente agotada hoy, no sabía que iba a pasarme el día en mi mundo interior sin pensar en el exterior y ser inconsciente de él, y lo cierto es que, aunque a veces notase silencios entre el chico converse y mis amigos, me alegraba que hubiesen venido, porque si no, sabía NamJoon se hubiese aburrido la tarde entera estando conmigo, y fue otro pensamiento que también me estaba matando por dentro toda la tarde.

El Chico Converse solo quería que le acompañase a por un móvil nuevo y que le ayudase a elegir, tal vez pasar un poco de tiempo juntos después de haber estado encontrándonos por casualidades y de entablar conversaciones desde el teléfono de HoSeok, y me alegraba que por fin pudiese volver a comunicarme con él, pero hoy no era mi día. Intenté dejar de pensarlo, intenté hacer un esfuerzo por los demás, pero hoy era de esos días en los que, simplemente, te costaba aparentar que todo iba bien solo por los demás.

NamJoon acabó decidiéndose en poco tiempo, supuse que ansiaba ya su deseado teléfono desde hace semanas, desde que se le estropeó por completo el día que se nos vino una lluvia tremenda. Al haberle acompañado y ayudado -en verdad, EunJi y JiHyun, porque yo a penas hablé en toda la tarde- se ofreció a invitarnos a una cafetería.

— A HyeRi realmente no hay algo que se le de bien — comenzó EunJi a hablar después de haber hablado sobre sí misma por un tiempo que evidentemente demostró su defecto de ser una persona algo engreída, JiHyun estaba acostumbrado y no le hizo mucho caso, y NamJoon escuchó paciente aunque, conociéndole, sabía lo que estaba pensando y que le aburría aquella conversación. Pensé que había cambiado el tema de conversación y había comenzado a hablar sobre mí ahora porque ella tenía claro que yo no estaba dispuesta a soltar nada esa misma tarde, y además, se habría quedado sin nada que añadir a su perfecto plan de futuro — pero encontrará algo.

— ¿No se está especializando tu hermano en economía? — NamJoon me preguntó mientras sorbía su café americano con hielo, su clásico. Yo asentí a su pregunta, imitando su gesto al beber café, aunque el mío fuese un Macchiato mucho más suave.

— No me atrae absolutamente nada — resoplé y apoyé mi cabeza en mis manos, sin mirar a ninguno de mis acompañantes esa tarde — ¿podemos dejar de hablar de esto? — intenté sugerir, me parecía irónico que sacasen este tema de conversación exactamente el día en el que necesitaba dejar de pensar en ello.

— Pero, HyeRi, ten en cuenta que es algo serio el que no sepas que- — continuó EunJi mirándome con un semblante mucho más serio de lo normal, le pediría que por favor se callase, pero solo pude clavar la mirada en la mesa, sin reacción alguna, porque si llegase a reaccionar, sabía que nada bueno podría suceder.

— EunJi, ¿entonces tú has dicho que querías una escuela de moda en alguna ciudad de Europa? — NamJoon cortó de inmediato la charla que iba a echarme mi amiga, entreteniéndola con el tema sobre el que más le gustaba hablar.

En cuanto subí la mirada solo recibí una mirada de NamJoon que me tranquilizó bastante, es de la gente que con mirarte puede decirte miles de cosas, JiHyun sin duda también se dio cuenta y disimuló su sonrisa bebiendo de su vaso.





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— ¿Tienes idea de dónde están? — busqué con mi mirada a los dos chicos que nos acompañaban por toda la tienda, pero no había ni rastro de ellos.

— No, pero ya aparecerán, a lo mejor han salido fuera, es demasiado grande y no creo que una papelería les guste — me comentó EunJi mientras le restaba importancia, miraba la cantidad de bolígrafos de colores que había en uno de los rincones de la inmensa tienda.

— No creo que se hayan ido, ¿por qué no les va a gustar? — lo cierto es que no hablaba para EunJi, hablaba para mí mientras observaba la cantidad de cuadernos y materiales que podría utilizar NamJoon perfectamente, por lo que dudaba que se hubiese ido tan rápido de este sitio.

— HyeRi, tienes las expectativas tan altas. Esto no les gusta — siguió ensimismada con sus materiales mientras yo continuaba paseando mi mirada por todo el local, no veía todas las zonas, por ejemplo, no veía la zona de pagar, así que tenía la esperanza de que estuviesen por aquí.

EunJi terminó rápido escogiendo todo lo que quería llevarse de la tienda, una cantidad de materiales para hacer sus apuntes tan bonitos como siempre, así que la acompañé a que pagase por su compra, y, afortunadamente, en aquella zona, encontré a los dos que habíamos perdido hace unos minutos. Ambos saludaron con una sonrisa nerviosa, como si ocultasen algo, pero lo pasé por alto completamente.

Sinceramente lo pasé por alto porque estaba demasiado cansada, pensé que si salía me olvidaría de todo un poco pero no había sido así para nada, solo le daba aún más vueltas, y cada vez que veía a NamJoon, me ponía más triste. ¿Por qué no podía ser cómo él? ¿Por qué no podía tener aquella pasión por la que luchar y convertirme en alguien? Carecía de esa valentía, y mirar a NamJoon sólo me hacía recordar lo miserable que era. Él no tenía culpa alguna, todo lo contrario, parecía apoyarme aún sin ser consciente del tema, pero no podía controlar mis sentimientos.

Al irnos, habiendo ya anochecido, volvimos a tomar un autobús, que cómo no, estaba aglomerado. Menos que en el viaje de ida, pero seguía siendo imposible sentarse, incluso era difícil no chocarte con las personas de tu alrededor.

Para mí mala suerte, me encontraba entre la ventana y un hombre de mediana edad que tenía espacio suficiente para separarse de mí, pero, por razones que prefería desconocer, no lo hacía. Llegué a sospechar que a lo mejor intentaría meter la mano en alguno de los bolsillos de mi mochila por si encontraba mi cartera o algo de valor, pero no intentó nada de eso. Solo me miraba con una sonrisa pícara mientras aprovechaba cada bache para pegarse más a mí, y yo no tenía escapatoria ninguna. Nadie me veía, nos habíamos dispersado lo suficiente para tener cada uno un sitio al que agarrarnos, y el corpulento -y repugnante- hombre, me eliminaba del campo de visión de mis amigos.

Pensé en empujarle, ciertamente me lo había replanteado más de una vez, pero también era consciente de que si le apartaba de mí montaría una escena impresionante e intentaría darle la vuelta a la situación, de la que yo desde luego no saldría favorecida. Comenzaba a agobiarme demasiado, quería llorar o simplemente gritar, no había tenido un mal día como para soportar el repulsivo comportamiento de cierto pervertido.

— ¿No decías que tu mochila pesaba mucho? — de pronto escuché su voz y sentí como se colocaba entre mi cuerpo y el de aquel hombre, que quedó sorprendido, pero a la vez, fulminó con la mirada a NamJoon, como si le hubiese quitado su deseo — mejor dámela.

Simplemente no reaccioné, dejé que deslizase la mochila de mi espalda y se la colocase en el pecho, dejándole cargar tanto con la suya, como con la mía. Quise agradecérselo, de verdad que quise, pero ni siquiera me salían las palabras en esa situación. Solo notaba lágrimas que saltarían de pronto de mis ojos, por lo que me giré, quedado de cara a la ventana y de espaldas al Chico Converse. Dejé de sentir el cuerpo corpulento del repelente hombre y ahora solo sentía a NamJoon detrás de mí. Aún así estaba muy pegado, no le quedaba otra si quería acabar con la situación en la que estaba antes, y yo, aunque no me gustase ese contacto físico, prefería mil veces el cuerpo de NamJoon y su olor peculiarmente agradable a aquel monstruoso ser. Y probablemente lo preferiría antes que cualquier otra cosa.

-ˏˋ ⁿᵃᵐʲᵒᵒⁿ | 𝗯𝗹𝗼𝘀𝘀𝗼𝗺𝘀 𝗼𝗳 𝗳𝗮𝘁𝗲 ࿐ྂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora